Aquel 13 de julio de 1980…


Somatemps

Se han cumplido 45 años. El 13 de julio de 1980 los guardias civiles Antonio Gómez Ramos y Aurelio Navío morían asesinados por la banda terrorista ETA en una emboscada criminal cerca de Orio (Guipúzcoa). También murieron dos etarras. El Guardia Aurelio Navío Navío nacido en 1946 era natural de Tordelloso (Guadalajara) pero residía en Vic, antes de ser destinado al País Vasco. Estaba destinado en Vich desde 1973 e iba a casarse con una joven catalana de la localidad. Fue enterrado en Barcelona.

El 13 de julio de 1980 alrededor de las 14 horas un convoy formado por tres vehículos de la Guardia Civil fue objeto de un atentado terrorista en una carretera rural cerca de la villa pesquera de Orio. En los vehículos viajaban varios agentes que venían de ser relevados por otro grupo de agentes de un servicio de vigilancia en el polvorín de la empresa Explosivos Río Tinto en Aya (Guipúzcoa). Se dirigían al cuartel de la Guardia Civil en Orio cuando cerca ya del pueblo fueron atacados por varios terroristas (de cinco a ocho) que abrieron fuego cruzado (con fusiles de asalto, metralletas y escopetas de posta) desde dos posiciones distintas separadas por 50 metros desde los dos lados de la carretera. Casi al mismo tiempo arrojaron granadas contra los vehículos de la Guardia Civil.

Uno de los agentes, el conductor del primer vehículo el guardia Antonio Gómez Ramos (natural de Orense), de 22 años, fue alcanzado gravemente por la explosión de una granada y salió del vehículo tambaleándose y caminando unos metros antes de caer muerto, si bien antes de morir, disparó hacia uno de los puntos desde donde procedía el fuego terrorista. Los agentes de los otros dos vehículos salieron de los mismos y repelieron la agresión con sus armas pero los terroristas lanzaron otra granada que provocó la muerte al agente Aurelio Navío.

Los agentes Francisco Villoria, Ramiro Cerviño y Jesús Diaz Blasco quedaron heridos de gravedad (pudieron recuperarse, aunque con algunas secuelas físicas). A continuación dos terroristas cruzaron la carretera para rematar a los agentes heridos pero en ese momento las cosas empezaron a torcerse para los etarras.

Y es que los terroristas se vieron sorprendidos por la intensidad de la respuesta del resto de agentes, que abrieron fuego para apoyar a sus compañeros. Destacó especialmente la reacción heroica de uno de los miembros de la Guardia Civil, que sorprendió al etarra Carlos Lucio Fernández mientras cruzaba la carretera con un fusil CETME para rematar a los heridos y lo mató de un certero disparo de pistola. A continuación con un subfusil o metralleta dio muerte a otro terrorista, el llamado Ignacio María Gabirondo Agote.

El resto de terroristas huyeron rápidamente en un SEAT 131 tipo ranchera, abandonando a sus compañeros moribundos. Entre ellos estaba el sanguinario Miguel Ángel Apalategui “Apala” que pudo escapar. Los etarras muertos llevaban chalecos antibala pero de nada les sirvieron. El abandonar rápidamente a sus propios compañeros heridos cuando había enfrentamientos o tiroteos, siempre fue algo habitual en los etarras. En ellos la cobardía siempre se imponía al final a la supuesta amistad o compañerismo entre ellos.

Los etarras habían intentado repetir la secuencia del atentado de Ispáster, localidad vizcaína próxima a Lequeitio, en el mes de febrero anterior donde en una emboscada terrorista similar, con explosivos y fuego cruzado consigiuieron matar a 6 agentes de la Guardia Civil (aunque con muerte también de dos etarras) pero esta vez la meritoria reacción de los agentes de la Guardia Civil frustró los planes etarras. Los agentes habían extraído algunas lecciones de aquel atentado, sobretodo la de no intentar repeler la agresión desde dentro de los coches sino por el contrario salir de los vehículos inmediatamente y disparar a los terroristas desde fuera.

Al día siguiente una amplia batida de la zona a cargo de la Guardia Civil, con helicópteros y perros hizo posible encontrar un pequeño depósito de armas en una zona boscosa cercana. El despliegue de una unidad de élite de la Guardia Civil, los GAR (Grupos Antiterroristas Rurales), en las zonas rurales vascas a partir de 1981 contribuiría en buena medida a acabar con estas emboscadas terroristas contra las FSE en las carreteras locales vascas que hasta entonces habían sido frecuentes.

Los funerales de los agentes fallecidos en este atentado fueron presididos por el General Sáenz de Santamaría, delegado del Gobierno en la Comunidad vasca y por el general Aramburu Topete, a la sazón Director General de la Guardia Civil.



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1 respuesta

  1. Honor y recuerdo siempre, para todos los Héroes asesinados por la banda criminal ETA.

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