Rafael María Molina

Hace tres años se cumplió el 60 aniversario de una horrible efemérides que todos tienen interés en olvidar.
El 5 de julio de 1962 las hordas islamistas exterminaron a parte de la población europea de Orán, la segunda ciudad de Argelia, a apenas 200 kms al este de Melilla. La gran mayoría de los asesinados fueron franceses de origen español. El 80 por ciento de los habitantes de Orán, que siglos atrás había pertenecido a España, eran de origen español.

El contexto de la matanza fue el catastrófico final de la Argelia francesa después de siete años de durísima guerra. El entonces presidente francés, el general Charles De Gaulle, había regresado al poder en 1958 en un golpe de Estado militar apenas encubierto organizado por los soldados franceses de Argelia que luchaban desde 1955 contra los rebeldes separatistas terroristas e islamistas (aunque en teoría defendieran un nacionalismo argelino laico) del llamado FLN. En Argelia, que no era una colonia sino parte integrante de Francia, había un millón de franceses europeos.

Sin embargo en 1959 el general De Gaulle traicionando a los que le habían llevado al poder y todas sus propias promesas anteriores, anunció su voluntad de abandonar Argelia aunque esta quedase en manos del FLN y todos los franceses tuvieran que irse. Y ello a pesar de que el FLN estaba prácticamente derrotado militarmente en esos momentos.

Esto provocó la indignación de los franceses de Argelia y de buena parte del ejército francés puesto que ya habían muerto más de 40.000 franceses en esa guerra. En abril de 1961 se produjo un intento de golpe de estado militar fallido en Francia contra De Gaulle a cargo de parte del ejército francés de Argelia. Ante lo que consideraban traición de De Gaulle ese mismo año surgió la llamada OAS, una organización armada de los franceses de Argelia (los llamados «pied noirs») y a la que se unieron parte de los militares franceses de Argelia en abierta rebelión contra De Gaulle. La OAS (formada en buena parte por franceses de origen español) llevó a cabo una guerra enloquecida y total contra los argelinos del FLN y contra los propios soldados franceses y policías fieles a De Gaulle.

Ante la situación caótica y de guerra total en Argelia, De Gaulle analizando fríamente que la mayoría de los franceses metropolitanos estaban hartos de aquella guerra decidió acelerar la entrega de Argelia al FLN aunque ello supusiera abandonar a los franceses que vivían allá. El 3 de julio de 1962 anunció que reconocía una Argelia independiente y el ejército francés se retiraba del país, y eso a pesar de que el FLN no cesaba su acoso a los franceses europeos y estaba asesinando y secuestrando a miles en esos días. Esto provocó una desastrosa huida en masa de la mayoría de los franceses europeos hacia Francia abandonados por sus propios soldados y perdiéndolo todo.

En este contexto de retirada francesa de Argelia el 5 de julio de 1962 se iba a efectuar la entrega de poderes de las autoridades francesas en Orán a una delegación árabe mientras los argelinos del FLN celebraban una fiesta en la ciudad que en principio iba a ser totalmente pacífica. Además aún quedaban 18.000 soldados franceses cerca de la ciudad antes de la retirada definitiva.

Pero sucedió lo impensable. En un determinado momento parece que a causa de la confusión por unos disparos al aire típicos de las celebraciones musulmanas los árabes empezaron a gritar que les estaban disparando. En ese momento llenos de odio se lanzaron a a atacar a todos los europeos que vieron por las calles ametrallándoles, y también con cuchillos y hachas.

Se desató un escenario de infierno donde musulmanes con hachas y armas de fuego entraron en bares, tiendas y al final en muchos bloques de viviendas yendo piso por piso, matando a los europeos, violando a las mujeres y secuestrando a cientos. Decenas de muchachas francesas europeas de un instituto escolar de la ciudad fueron secuestradas y destinadas a los prostíbulos del FLN o vendidas a los traficantes de mujeres de Marruecos. Nunca más se supo de ellas. A otras cientos o miles de mujeres francesas europeas les pasó lo mismo en esas apocalípticas últimas semanas del dominio francés en Argelia.

Por increíble que parezca los soldados franceses de las inmediaciones de Orán no intervinieron. El general Joseph Katz, amigo personal de De Gaulle, comandante en jefe de las fuerzas francesas de Orán, estaba comiendo en una cercana base militar y se negó a autorizar la intervención de sus hombres pese a las angustiadas llamadas de sus oficiales que veían lo que le estaba ocurriendo a sus compatriotas. Según él, todo era culpa de algunos franceses que estaban «provocando a los árabes». La verdadera causa de su criminal inactividad fue que prefirió permitir la matanza de sus compatriotas, antes que poner en peligro el proceso de paz entre el gobierno francés y el FLN. Durante 5 horribles horas se consumó impunemente la masacre.

Algunos soldados franceses heroicos desobedeciendo a su general consiguieron salvar a algunos de sus compatriotas pero casi 3.000 civiles franceses (en su mayoría de origen español) fueron asesinados o secuestrados y nunca aparecieron, entre ellos muchos niños que fueron vendidos en Marruecos y esclavizados hasta la muerte. 700 franceses europeos de Orán fueron asesinados ese día y más de 2.000 secuestrados sin que se volviese a saber de ellos.

El infame general Katz sería conocido desde entonces por muchos franceses como «el carnicero de Orán». Algunos de sus propios subordinados entonces le calificaron posteriormente como un «personaje repugnante», que «hubiera merecido el fusilamiento». Sin embargo el presidente De Gaulle le felicitó y le condecoró. El auténtico responsable era él.

Tuvo especial mérito la actuación del gobierno español que hoy nadie recuerda. Consciente Franco de que la política de De Gaulle de retrasar la evacuación de los civiles franceses, a los que intentó convencer incluso de que permanecieran en la nueva Argelia, ponía en grave riesgo a los civiles europeos, envió dos transbordadores, el «Virgen de África» y el «Victoria» escoltados por buques de la Armada española para evacuar al mayor número posible de españoles, aunque inicialmente las autoridades francesas no lo permitían.

Finalmente fueron evacuados a Alicante 2.200 ciudadanos españoles entre el 27 y el 29 de junio justo a tiempo antes de la matanza que fue el 5 de julio. Algunos de ellos eran antiguos exiliados republicanos, que aún así prefirieron ir a España con tal de huir de los terroristas musulmanes. Pero naturalmente los barcos españoles no podían evacuar a ciudadanos franceses que no tenían la nacionalidad española (aunque muchos de ellos fuesen de origen español. Aún así entre diez ciudadanos españoles y veinte al menos (algunas fuentes hablaron de cincuenta) murieron en la masacre, entre ellos el teniente coronel republicano exiliado Atiliano Sierra Suárez. Casi un millón de franceses de Argelia volvieron a Francia. 25.000 de ellos como mínimo, prefirieron volver e instalarse en España

Si fue terrible el destino de muchos europeos en Argelia aún fue peor el de los llamados «harkis», musulmanes argelinos que habían luchado en las filas francesas. 150.000 de ellos al menos fueron asesinados por las nuevas autoridades argelinas, ante la indiferencia del gobierno francés. Si París abandonó a miles de sus ciudadanos franceses europeos menos aún le interesaban aquellos musulmanes aunque hubiesen luchado heroicamente por Francia. De hecho muchos musulmanes habían colaborado con la OAS, por miedo a sus compatriotas del FLN.

El entonces mariscal del ejército francés Alphonse Juin, ya retirado, afirmó en esos días: «El hecho de que Francia haya sido expulsada de una parte del país como era Argelia, que los franceses hayan sido masacrados y más aún que los propios soldados franceses hayan colaborado al final en la matanza de franceses queda como una vergüenza eterna para la historia de Francia. Francia está en pecado mortal y algún día lo pagará». Cuando el general De Gaulle, antiguo amigo de Juin, le amenazó con retirarle la condición de mariscal por decir esto, Juin le contestó literalmente: «puedes meterte mi bastón de mariscal por el c…»

Tal vez hoy, sesenta años después haya llegado el momento que profetizó Juin. Actualmente hay una presencia musulmana radical en Francia y en toda Europa muy importante. La retirada francesa de Argelia en su momento no impidió ese fenómeno, incluso lo aceleró. Ciertamente la dantesca suerte de los ciudadanos de Orán que se vieron asesinados o secuestrados en masa incluso en sus propias viviendas a manos del terror islamista ante la pasividad de su propia policía y de su ejército, porque no tenían órdenes de intervenir de su gobierno «democrático», da mucho que pensar sobre lo que podría ocurrir en nuestro días en Europa en cualquier de nuestras grandes ciudades.

Si a alguien le interesa este tema es muy adecuado el excelente libro del historiador Erik Norling, «OAS, Soldados de una causa perdida» publicado por ediciones Fides.

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