De la Navidad a «Las Fiestas»


Axel Seib

Se acerca la Navidad y con ella, una plaga digna de avispero de vespa velutina. Me refiero al progre con ínfulas. El Grinch con olor a canuto y aficionado al Lexatin que intentará sabotear la Navidad. El espécimen que intentará por todos los medios relativizar, minimizar y ridiculizar la Natividad para sentirse superior ante su grupo. Una especie de banda en la que sus nuevos miembros  buscan robar un bolso para demostrar su valía ante otros criminales. Pero en éste caso se debe mostrar inquina y mediocridad. Ésos sujetos que al llegar la Navidad ya comienzan a arrugar la nariz y a poner cara de bebé que se ha cagado. Los que saldrán a tocar las narices con que «son unas fiestas comerciales», «es el solsticio de invierno», «no hay cosa que odie más que verme obligado a cenar con mi familia» y mucho blablablá. Los mismos que se pasan el año hablando de responsabilidad afectiva, aferrados a ansiolíticos y comprando compulsivamente la última chorrada en plataformas chinas para que poder sentir el calor de que alguien les envíe algo por correo o mensajería. Pero no serán postales, será el ultimo invento manufacturado en China para occidentales con carencias afectivas. Pero realmente, a esa gente se le reconoce más por el cansino «felices fiestas» que les sale por la boca cada año.

Y reconozco que en algunas ocasiones lo de decir «felices fiestas» es puro hábito y no tiene maldad, más allá de demostrar que hay contacto con gente de dudosa estabilidad mental.

Pero seamos claros, hay muchos que utilizan lo de «felices fiestas» como el botarate que el día de tu cumpleaños te dice «feliz día». Sabes que es lerdo y pasivo-agresivo. Sabes que te odia y te quiere negar la alegría. Pero como también es un flojo, se ve obligado a felicitarte, pero a desgana. Pues eso es el «felices fiestas, el ataque contra la Navidad de un mezquino con flojera. También conocido como síntoma de merma invernal. En otras estaciones, los afectados por ésta dolencia muestran síntomas distintos. Por ejemplo, el que felicita el Ramadán con todas las letras. Que al no tener fecha fija, es síntoma de merma variable. Aunque hay casos aún peores que el de «felices fiestas», que es el mentecato que te suelta «feliz solsticio» y se queda sonriente y esperando el pin. Gente infame que justifica el retorno a la pedagogía más clásica de «niño, compórtate o capón». A éstas alturas deberían vestir capirote de tanto chichón. Y por melones.

Creo que ya sabéis a quién me refiero con tanta explicación. Al pesado que se pasa el día dando por saco con las comidas de familia y «el cuñado facha», pero que no engaña a nadie porque ningún cuñado querría interactuar con gente así. El que se pasa las fiestas malmetiendo por todos los frentes. Sea en su propia familia, entre colegas, con los pobres niños o siendo la rémora moral de internet.

Sólo puedo recomendaros una táctica ante ellos. Deseadles feliz Navidad. Incluso gente como esa merece ser felicitada. Y si colapsan, mala suerte.



Categorías:BREVIARIO, CULTURA, GLOBALIZACIÓN, RELIGIÓN

1 respuesta

  1. Para el 40.º aniversario, en diciembre del 2018, «El Toro TV» ofrecía un estuche, edición coleccionista, con las siete constituciones españolas. Desde 1812 hasta 1978.

    En varias ocasiones, tirado en medio de una acera, me he encontrado un ejemplar del Estatuto de Autonomía de Cataluña del 2006. Es decir, más de una persona considera que es pura basura. En cambio, nunca me he encontrado un ejemplar de la Constitución española de 1978 tirado por la calle.

    En opinión, antes del 6 de diciembre de 1978, en España se vivía muchísimo mejor. Algunos ya habíamos nacido. Otros todavía no.

    Tras el 23F (23 de febrero de 1981), inmediatamente, ese mismo año se editaron cintas de casete, de chistes y de canciones graciosas. Un golpe de Estado no tiene nada de gracioso.

    La pandemia de la COVID-19 no tenía ni pizca de gracia. Sin embargo, entre abril y mayo del 2020, «La 1» de RTVE emitió «Diarios de la cuarentena» (comedia). Porque, como todo el mundo sabe, morirse a causa de una pandemia mundial es supergracioso. Nótese la ironía.

    ¡Feliz Navidad!

    Hombre, mejor decir «Feliz Navidad» que «Feliz 2025, por el c* te la hinco».

    «Por el c* te la hinco» se usa en broma como rima para responder cuando alguien dice el número cinco u otros números acabados con ese sonido (veinticinco, treinta y cinco, etc.). Ámbito: España. Uso: vulgar, jocoso. (Fuente: Wikcionario).

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