Antes de extrema derecha que extremadamente tonto


Axel Seib

Me permitirán quienes lean este artículo, hacer un pequeño repaso por ideas que la izquierda posmoderna ha convertido en susceptibles de ser tratadas como ideas de peligrosos sujetos radicales de extrema derecha. Bien es cierto que en esa lista podría caber cualquier cosa porque si algo define a la izquierda posmoderna, es su oscilación de posturas. Es lo malo de no tener ideología. Ni ideas. Es más bien una condena consustancial a estar formado por un agregado de intereses circunstanciales y vicios de grupos de autoayuda dirigidos por millonarios con convicciones mesiánicas. Y ésta última referencia va por un personajillo concreto al que no voy a citar porque, aunque me traten de supersticioso, es posible que diciendo su nombre tres veces, aparezca y te robe la cartera, llene mi barrio de «nenes sin cigarro» o hunda la libra esterlina. No me genera confianza, lo reconozco. Cuando un millonario se cree Jesucristo, me genera mucha más confianza el original. Por lo menos era carpintero y nació en un establo, lo que a nivel marxista es impecable.

Pero si me centro en la cuestión de la que quería tratar, debo volver a nuestra izquierda posmoderna. Ese batiburrillo de grupos fetichistas enfrentados unos a otros pero unidos en una causa común contra la gente corriente y las naciones. Una argamasa de rentistas, lobbies, trabajadores públicos y personajes de dudosa moralidad y estabilidad mental, que pretenden que les mantengamos mientras invierten el día en difamarnos y hacernos sentir mal. Una especie de sindicato de pulgas con afición al reproche hacia el cuerpo que les alimenta.  Pero, además, sin coherencia. Y para muestra, una serie de convicciones personales que, al parecer, les suponen un problema de radicalidad, fascismo, extrema derecha y blablablá. Comienzo.

No sabía que querer mejorar las condiciones laborales y económicas de la clase trabajadora era de extrema derecha. Tampoco sabía que proteger los sectores productivos clave y contribuir a una reindustrialización era de extrema derecha. Menos me imaginaba que querer un sector primario boyante que ofrezca los mejores productos de proximidad y a buen precio era puro fascismo. Me costaba imaginar que querer seguridad en nuestras calles era fascismo. No consideraba radical permitir a la gente disponer de la mayor parte de su salario y no sangrarles para mantener a miles de charos y a sus gatos. Me parecía que ofrecer facilidades a la natalidad era progresista. No sabía que la defensa de la propia identidad cultural fuese propio de la derecha extrema, pensaba que era lo que nos unía todos. No tenía conciencia de que mi aprecio por la familia era una actitud fascista. O que priorizar  un techo y unas condiciones de vida dignas para los jóvenes era neoliberalismo. Incluso me repugnaba la idea de que una ministra dijera que «los hijos no son de sus padres». Veía criminal que una ministra afirmase que menores prepúberes pueden «elegir» tener relaciones con adultos. Pero era ganar derechos.  Menos pensé que pasar frío en invierno fuese progreso social. O que el currela de la Citroen Berlingo al que sangran cada mes fuese el principal enemigo del clima. Ni que el asesor de algún ayuntamiento con dos Tesla hechos en México al que le perdonan el impuesto de circulación fuese el nuevo héroe ecologista. Estaba muy equivocado. Afortunadamente llegó la clarividencia de la nueva izquierda. O la de sus dueños.

Yo jamás me habría definido como liberal. Aunque tampoco habría llamado fascista a un liberal. Tampoco siento una imperiosa necesidad de seguir los dictados de un personajillo altivo que nos quiere a todos en fila india. Más bien habría llamado totalitario a quien quiere decidir mis valores, regular mi conducta en el área privada, penar mis palabras, capar mi pensamiento, decidir la educación de unos hijos que no quiere que tenga, prohibirme tener coche, ponerme difícil tener un hogar o tener que tramitar un permiso de onanismo si quiero ver un tobillo en la red. El mismo que quiere que cierren la fábrica y dependa de ayudas. El mismo holgazán mental que quiere más ayudas para la dependencia haciéndonos a todos dependientes del estado. Vamos, soplar y sorber. Pero resulta que eso es progreso social y auténtica visión de izquierda. Lo dicen todos aquellos que viven de nuestro sudor. Y también los grandes financieros que sostienen sus correas.

Debería reconocer que tienen razón. Pero hay algo que me lo pone más difícil que ser de extrema derecha. Y es tener dignidad. Así que lo lamento por ellos. Y por quiénes les ríen las gracias. No pienso ser parte del problema para evitar una etiqueta roñosa sostenida por gente con menos enjundia que un globo mal inflado. Porque hay algo peor que ser de extrema derecha. Y es ser extremadamente tonto.



Categorías:BREVIARIO, OPINIÓN, TRIBUNA

7 respuestas

  1. «Detenida una edil del PP de Santa Susanna (Barcelona), dos policías y un mosso d’esquadra, en una trama de inmigración».

    Para quienes siguen votando al PP, ya que es lo que han votado siempre desde 1989, que se dejen de tonterías de que si es el «voto útil» o el «voto inútil». Ahora mismo es el voto inútil. Desde el 2013, el voto útil solamente es Vox. A ver si queda claro de una puñetera vez.

    Si la gente empieza a decir que Vox no es el voto útil, con la excusa de que «la mayoría de los españoles suelen votar al PP o al PSOE», pues, entonces, Vox jamás gobernará España. Vox no es un partido político minoritario.

    Leo en «Libertad Digital»:

    «El líder de Vox, Santiago Abascal, ha aprovechado su intervención de este miércoles en la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) en Buenos Aires (Argentina), a la que asiste Javier Milei, para arremeter contra el presidente, Pedro Sánchez, cuya mujer, hermano y ex ‘número dos’ están imputados y que ha llegado al poder mediante «mentiras perversas».»

    ¡Perfecto! ¡Viva Santiago Abascal!

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  2. Yo siempre había pensado que los abortos solamente se practicaban en clínicas privadas. Y la «mamá asesina» (sic) paga miles de euros a la clínica privada por el «asesinato» (sic).

    ¿Que el niño o la niña va a nacer con síndrome de Down? ¡Qué más da! ¡Mejor! Así podrás presumir de ser una madre ejemplar y con valores cristianos.

    Perdonad mi ignorancia, pero yo no sabía que «CatSalut», mediante la Seguridad Social, cubría el aborto. Me he enterado hoy. ¡Con el dinero de todos!

    Yo tampoco quiero que el dinero de todos, mediante impuestos, se destine a curar a enfermos de cáncer de pulmón. ¡De fumadores! Si son fumadores pasivos, me parece bien. Pero si son fumadores activos, que no hubieran fumado.

    Los adictos a la «+ turbación» no van por la calle practicando alegremente su adicción. A menos que sean unos asquerosos exhibicionistas (ante menores de edad es claramente un delito). Hacen sus «cositas» en el lavabo de la oficina o en el cuarto de baño de casa. Pero encerrados. No en la calle.

    Los adictos a la nicotina deberían hacer exactamente lo mismo. Encerrarse en un cuarto oscuro lleno de ratas mientras fuman todo lo que quieran. Por la calle, los fumadores ensucian el aire que respiramos todos y, encima, los no fumadores tenemos que intoxicarnos y enfermarnos.

    La «Genestapo» no debería destinar ni un solo céntimo de euro al aborto ni a la eutanasia. Hay muchas cosas que mejorar. Por ejemplo, las listas de espera para hacerte una prueba médica. En los CAP, en ventanilla siempre hay una «Charo» catalanohablante, con muy malas pulgas, superenfadada, con aliento de fumadora y con más arrugas que el gato Xherdan.

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  3. Jordi Pujol es el mismísimo Yoda.

    Otros personajes famosos -todavía vivos- le superan en edad:

    Mariano Ozores, 5 de octubre de 1926.

    Alejandro Jodorowsky, 17 de febrero de 1929.

    Emilio Laguna, 13 de mayo de 1930.

    Jordi Pujol, 9 de junio de 1930.

    «No em fotis!» >>> ¡No me «Yoda-s»! xD

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  4. ¿Seguir viviendo en España es de ser extremadamente tonto?

    Yo creo que sí.

    Todo se ha encarecido. En el restaurante más caro del mundo, que me parece que está en Barcelona (España), el menú degustación consiste en un plato de humo de tabaco a las finas hierbas. Tal cual. Agua, vino, pan, café y postre, aparte, por supuesto.

    Ya no existen los restaurantes de comidas caseras. Un plato gigantesco de cocido madrileño o de fabada asturiana. Primero, segundo, agua, pan y postre. Por solo 500 pesetas. Ni siquiera existe ya la «cuina catalana». Ahora todo es asiático. Pero, eso sí, medio grano de arroz integral, medio guisante, medio granito de quinoa… Lo que está de moda son las tapas y las «burgers». Todo muy moderno.

    Bienvenidos a Qatarlunya. Cortesía de la Chingaralitat de Qatarlunya.

    Disfruten lo votado.

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    • Te equivocas. El restaurante más caro del mundo está ubicado en Ibiza. El menú cuesta 1.800 euros. Es decir, no puedes pagar con dinero en efectivo, pues supera los 1.000 euros.

      Y, sí, la gente se ha malacostumbrado a comer poco, pero a pagar muchísimo por ello. Es decir, pagas para pasar hambre. Media croqueta, medio guisante, etc. Normalmente es gente de ideología «zurda». Gente seguidora del estúpido lema «somos lo que comemos». Pues no. El lema debería ser «somos extremadamente tontos porque seguimos votando al PSOE».

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  5. Todos los votantes del PSOE son infinitamente tontos.

    Vox crece en sondeos:

    https://www.youtube.com/watch?v=kQ30vDlvQ5Y

    Por favor, a partir de ahora, viajad a Portugal o a Italia. Desde el pasado lunes, en España (y solo en España), si alquilas un coche o te quedas a dormir en un hotel, te van a preguntar de qué color son los calzoncillos que llevas puestos.

    Yo, por suerte, no tengo carné de conducir. Y la última vez que fui a un hotel fue en agosto del 2008. Soy de poco viajar.

    https://www.youtube.com/watch?v=UB1upBgd47w

    En 2018, Serrat interrumpió un concierto mientras cantaba, en español, canciones de su disco «Mediterráneo» (1971). Un disco que contiene 10 canciones en español. Y un lazi ignorante del público gritó: «¡Canta en catalán, que estamos en Barcelona!»

    https://www.youtube.com/watch?v=IVtWMEh4ztM

    Quienes todavía no se hayan enterado de que España es un país comunista, les sugiero que -voluntariamente- ingresen en un manicomio. Porque hay que estar extremadamente loco para no haberse dado cuenta aún.

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  6. Yo cada día más desafecto no sólo a la Izquierda y a la Progredumbre en general, sino cada vez más desafecto al R.78.

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