
La locura sigue paralela al «prucés». En la simpática población de Bàscara (Alt Empordà) el grupo «Desobediència Civil» ha proclamado que la villa es independiente de España y que son una República. La contaminación de los microplásticos daña el cereblo.
Ayer por la mañana -para demostrar que se lo creen- instalaron «pasos fronterizos» en las entradas del municipio y en los vehículos que pasan les daban un bando municipal del ayuntamiento republicano y un pasaporte catalán.
Todo era divertido e ilusionante. Hasta que llegaron los Mossos y les dijeron que se largaran a casa que ya estaba bien de hacer de niñatos. El caso es que los entusiastas de la independencia han acuñado una moneda, el cat (super original y «diver» como el monopoly), y han colgado carteles en la fachada de la casa de la villa que que rezan: “Esta bandera ondea por imperativo legal. La respetamos, pero no es la nuestra.” Dos de los activistas, además, han salido al balcón de la casa de la villa y han proclamado a Bàscara «territorio liberado».
Ha vuelto a sonreír la primavera … en Báscara.

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Me troncho. Pobres paletos cebolludos.
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El mundo entero mirando a Ucrania, mientras la verdadera lucha y resistencia está en Báscara.
Los libertadores son muy feos, huelen que apestan y no paran de hacer el tonto, es cierto, pero eso no impide reconocerles su heroísmo y sacrificio en pos de la humanidad a través de la Republiqueta de Cuchufleta.
Y la ONU en Babia.
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Los servicios sociales de esos paletos los pagan las contribuciones y los impuestos de los barceloneses y su área metropolitana.
Así que «libres» no son.
Son parásitos sociales de los barneses.
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