Gran pregunta que nos hacemos todos. Se cumplen dos meses de la sentencia del tribunal Suprema para con los «préssecs» polítics. Antes del próximo jueves deberán estar clasificados en en grado penitenciario determinado. De ello se encarga la Junta de Tratamiento de la prisión, dependiente del Departamento de Justicia de la Generalitat de Cataluña.

Lo «normal» (y aquí no hay nada normal) es que fuesen clasificados en segundo grado, esto es que estuvieran cumpliendo su condena en la cárcel y con ciertos permisivos breves. Pero la legislación prevé también que se les pueda clasificar directamente en tercer grado, aunque esos casos se aplican en circunstancias muy excepcionales (y claro, este es un caso más que excepcional).

Hay muchas vías de saltarse estar en prisión. Por ejemplo, el artículo 100.2 del Reglamento Penitenciario establece que «el equipo técnico podrá proponer a la Junta de Tratamiento que, respecto de cada penado, se adopte un modelo de ejecución en el que puedan combinarse aspectos característicos de cada uno de los grados –segundo y tercero–, siempre y cuando dicha medida se fundamente en un programa específico de tratamiento que, de otra forma, no pueda ser ejecutado».

Con esta vía, que es la misma que se aplicó a Oriol Pujol, podrían salir a diario de prisión y regresar solo para pernoctar, además de tener permisos los fines de semana.

Es una forma de saltare la intención de la condena, pues si se les clasifica en tercer grado, el recurso estaría en manos del Tribunal Supremo, que fue el tribunal sentenciador y quien en la sentencia, donde se rechazó la petición de la Fiscalía de que no pudiesen acceder al régimen abierto hasta haber cumplido la mitad de la pena, ya señalaba que resolvería los hipotéticos recursos contra las clasificaciones en grado. Y la resolución del Supremo sería firme, pues no se podría interponer ningún otro recurso.

Em piezas las porras. ¿quién veremos salir primero? Todos los puntos apuntan a los Jordis, que en enero ya habrán cumplido la parte legal de la condena que les permite recurrir al tercer grado sin petición expresa al supremo.

A esto se le llama justicia y condena rápida.

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