HISPANIDAD: La historia de cómo Estados Unidos destruyó la cultura española en Filipinas


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Filipinos muertos en el primer día de la guerra.

 

Ocurre a veces -las más-, que los humanos pretendemos evadirnos de la realidad común por ser esta insoportable. Esto ocurre sencillamente porque no solo somos prisioneros de cuerpos mortales sino que, además, nuestra alma no tiene una configuración muy sólida y detectable, al tiempo que sus esperanzas son muy escasas en lo tocante a la felicidad, tabla de salvación utópica pero indispensable para conjurar tanto sufrimiento para el cual no hay muchas respuestas ni conjuros.

A lo largo de la historia, el número de genocidios practicados por los seres humanos contra sus semejantes, ha sido incontable. Siempre nos viene a la mente las atrocidades infligidas por los nazis tras su ascenso al poder, curiosamente de manera democrática, en el año 1933 y con la aquiescencia, connivencia, silencio o sumisión ante el terror puro y duro de las dos terceras partes del pueblo alemán, que no quisieron o no pudieron enfrentarse a un monstruo escapado del Leviatán.

EEUU, de la noche a la mañana, declaró en el congreso que los filipinos no estaban preparados para gobernarse, por lo que había que educarlos

Ese terror intangible pero perceptible a la vez, estaba presente en lo cotidiano de tal manera que para huir de aquella atroz verdad, el número de conversos al nuevo orden, tenían crecimientos exponenciales. Toda la nación finalmente por cobardía, fue pasto del infierno más brutal que la historia ha padecido hasta donde sabemos. Por ello, volverse loco es una manera de escapar a veces ante un dolor insoportable sopena que este te devore en medio de una coalición de abrumadores despropósitos.

Los “malos” hacen peores a los buenos

Durante la guerra de Filipinas, en aquel desgraciado año de 1898, los norteamericanos de Estados Unidos -no es una redundancia- pidieron ayuda a los nativos para poder echar a los “invasores” españoles de aquellos predios en los que llevábamos cuatro siglos. Como resultado de aquellas promesas de independencia a los autóctonos, estos se pusieron muy contentos pero, la realidad vendría con las rebajas posteriores.

Las tropas del teniente coronel Tecsón en Baler en Filipinas. (Wikipedia)

Las tropas del teniente coronel Tecsón en Baler en Filipinas. (Wikipedia)

El pueblo filipino en los cuatro años que van desde 1898 hasta 1902 perdería en una durísima represión a más de millón y medio de los suyos en la creencia de que Mc Kinley, a la sazón presidente de Estados Unidos, cumpliría sus promesas. Pero este conspicuo presidente que no tuvo valor para frenar a la prensa amarilla de Hearst y Pulitzer en los prolegómenos de la guerra de Cuba, era un fiel seguidor de la doctrina del Destino Manifiesto de Monroe que allá por 1823 dijo que América era para los americanos. Aquel majadero metido a político, que en principio pensaba o transmitía algo obvio, lo que quería decir en realidad era que todo el continente americano -y todo lo que pillaran de paso- era para los americanos. Esta doctrina tardó en ser comprendida por el resto de los terrícolas, pero hoy es evidente que todo el mundo la entiende sin reservas.

Más de millón y medio de filipinos murieron y la cultura española fue erradicada por los estadounidenses en tan solo cuatro años

Total, que a Mc Kinley se le olvidaron sus promesas hacia el pueblo filipino y, de la noche a la mañana, declaró en el congreso y senado que los filipinos no estaban preparados para gobernarse y que en consecuencia había que educarlos y “cristianizarlos”: religión en la que ya estaban embarcados desde hacía siglos los aborígenes locales. Entonces fue cuando el monstruo evidenció sus intenciones. El pueblo filipino se levantó y fue fagocitado por creer en la honestidad de aquellos políticos que en su breve historia solo han sabido usar la ley del palo, y que por cierto -ojo al dato-, en 244 años de presencia en este vagabundo planeta, no han tenido ni un solo día de paz, algo que es irrefutable y perfectamente verificable.

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magen de prensa mostrando la infame orden dada por el general Smith «MATAD A LOS MAYORES DE DIEZ (años)» New York Journal, 5 de mayo de 1902

Pero la cosa no acaba ahí

Un uniformado con categoría de general (la categoría a la que me refiero se la daba el uniforme no la conducta), un tal Jacob Smith, emitió una orden por la cual se debía de fusilar sin más preámbulos a cualquier sujeto que tuviera más de 10 años; así, tal cual.

Pero los símbolos tradicionales de unidad del pueblo filipino, el idioma español y la cultura hispánica, si es que quedaba algo de ellos, fueron vapuleados con una intensidad brutal en 1945 en el intento de desalojo de la guarnición japonesa en las postrimerías de la II Guerra Mundial. La ciudad de Manila conocida como la Perla de Oriente quedo arrasada en un inmisericorde bombardeo de alfombra que se llevó por delante a más de 100.000 víctimas y al antiquísimo barrio español poblado de pequeñas iglesias católicas.

Un bombardeo en Manila se llevó por delante a más de 100.000 víctimas y al antiquísimo barrio español poblado de pequeñas iglesias católicas

El chabacano (un idioma criollo) y el tagalo, dos lenguajes mixtos con mezcla española en su confección de síntesis ya fuera oral o gramatical, fueron considerados acreedores del mismo rango de castigo que los nipoparlantes, pues igual daba que fueran de Osaka, Tokio o Manila; tenían los ojos oblicuos y a la vista de la ceguera que esgrimían, todos eran iguales de enemigos. Estados Unidos acabaría imponiendo el inglés como lengua común obligatoria al igual que la prensa y cualquier medio de comunicación.

Los últimos de Filipinas (Wikipedia)

Los últimos de Filipinas (Wikipedia)

Actualmente, desde las escuelas primarias y el entero tramo que lleva hasta la universidad, el español puntúa todavía menos que el árabe. Hoy, cerca de un millón de filipinos (105.000.000 son los habitantes de esta miríada de islas) todavía hablan español además de un número similar de población criolla en las zonas de Cavite y Zamboanga. La Agencia española de Cooperación Internacional y el Instituto Cervantes han dado pasos para revertir los efectos de aquella maquiavélica programación para desprogramar al pueblo filipino de sus raíces. Confiemos en que haya suerte en esta honorable apuesta para recuperar la memoria histórica de una hermosa relación que fue.

Álvaro Van Den Brule

Fuente: El confidencial



Categorías:HISPANIDAD, HISTORIA

4 respuestas

  1. Hubo una campaña de eliminar lo hispano: ahí está arrasar Manila, que era la típica capital de provincia española (era una capital de provincia española), pero también Cebu, aunque en este caso no era echar a los japoneses en retirada, sino para «modernizar».

    Hoy, naturalmente, los filipinos se tiran de los pelos, porque han destruido algo auténtico y propio para dejar los típicos bungalows de madera de cualquier país tropical y del Sur de Estados Unidos, que además envejece muy mal (parecen chozas)

    La típica casa hispano-filipina (bahai ha bato) es la típica española o Iberoamérica que tenía balcones corridos con una característica propia:

    Probablemente de origen japonés, las ventanas de estos eran correderas; y en vez de cristales, se cubrían con lajas cuadradas de chapiz (una concha), lo que daba una luz interior muy característica (no olvidemos que Filipinas es un país tropical con un sol muy fuerte). Naturalmente estaba adaptada al calor y a la alta humedad.

    Algunas calles tenían soportales, como los típicos de las ciudades castellanas; así la calle principal de Cebu, destruida aposta por los americanos para «modernizar» nada.

    Las iglesias eran más bajas de lo normal por los terremotos (recuerdan a las de Guatemala), aunque alguna tiene decoración especual, como sacada de un plato chino.

    Una característica propia de estas Iglesias es que la torre es de planta ochavada.

    Esto se considera que es de influencia china (la típica lagoda); aunque es probable que tenga que ver también con la resistencia a los terremotos.

    Por mucho que los norteamericanos y los masones se empeñen, Filipinas y los filipinos resisten.

    Por cierto, los filipinos no olvidan que su Universidad (de Santo Tomás) es más antigua que la de Harvard; y que se imprimieron libros antes allí que en las 7 colonias que luego formaron los Estados Unidos.

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  2. Aún sonaban tiros en Baler que ya estaban las guerrillas filipinas apiolando yankys,se percataron antes de lo que se cuenta de que lo único que habían conseguido,era cambiar de colono,y encima,cambiar a peor.

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    • Desde el minuto 1, los filipinos se dieron cuenta de que habían sido engañados como chinos; y pasaron a la acción.

      La insurrección filipina (como la cubana) la hacen las élites, a través de la masonería, pensando echar a los españoles, gobernar ellos y robar las propiedades de la Iglesia para enriquecerse con la excusa del «progreso», como había hecho la masonería antes en todas partes.

      Pero la masonería, como en la América española tiene otros planes: crear una colonia comercial estadounidense.

      De ahí que, una vez rendida la colonia, los americanos se quitan las caretas: ya no necesitan «indios» que liberar.

      (la excusa de «liberar» Cuba y Filipinas de España era por las quejas constantes de los masones locales. Esto era un debate público en EEUU antes de la explosión del Maine. No sólo hubo debates en el Congreso y el Senado: hubo una verdadera campaña periodística (principalmente del magnate de la prensa Hearst ) y hubo conferencias públicas por todo EEUU; por ejemplo el novelista, entonces ya famoso, Mark Twain hizo campaña a favor de España y de que no se sustituyera el español por el inglés.

      La respuesta de los norteamericanos fue una guerra de genocidio liberador.

      (fueron asesinados uno de cada 10 filipinos, por la represión; no fue en una guerra abierta)

      Hay que resaltar que la masonería, esto es, el enemigo en el interior, lleva en España desde poco antes de la invasión francesa una campaña anti Gobierno y anti Iglesia constante a los que se les hecha la culpa del «atraso» de España

      (en la práctica, lo que están diciendo es: «si gobiernan ellos (la monarquía absoluta secreta) y no el Gobierno, y si se impide a la Iglesia difundir su religión de atrasados y se impone la religión masónica, íbamos a progresar, a ser más libres y más «ilustrados» «.

      Naturalmente esto es ridículo -es la economía la que trae el progreso, la libertad y la ilustración; nunca ideologías (que serían buenísimos irrealizables y peligrosos) y mucho menos guerras civiles (desestabilizar la economía y empobrecen).

      Además las políticas económicas que la masonería quieren imponer (basadas en la agricultura) son totalmente equivocadas y contrarias a la industrialización, que es lo que realmente ha traído progreso y modernidad a los países

      (la industria permite añadir valor al producto, la agricultura, no)

      Este cáncer interior que en España nos trae 3 guerras civiles (y de la reacción sale el carlismo y luego los nacionalismos) + 2 Repúblicas Bananeras y la guerra del 36, es la misma que trae las «liberaciones» de los virreinatos (romper el Imperio en beneficio de Inglaterra, que por su política industrial necesita mercados cautivos donde comprar materia prima barata y vender sus productos industriales caros)

      Es la masonería interior la que crea la ilusión de que ser colonia española impide prosperar.

      (si que hay un interés especial de los grandes productores de caña azucarera de ser colonia de Estados Unidos, que les compra el 90% de su producción)

      De aquí sale la histeria que anima las independencias de Cuba y Filipinas, que aún así es minoritaria.

      Cuando el ejército «liberador» estadounidense ocupa la isla por derecho de conquista y de compra ( se la acaban comprando a España, como pasó con Florida, para evitar reclamaciones futuras), los engañados filipinos se dan cuenta del engaño y se rebelan con una cruel guerra de liberación que dura hasta la ocupación japonesa en 1945.

      El caos de la expulsión japonesa, que desestabiliza completamente la sociedad filipina, especialmente de Manila que es hispana, y la larga dictadura de Marcos, un pelele norteamericano, aseguran y aceleran el colonianismo norteamericano, que ahora sí que necesita bases militares para asegurar el patio trasero de casa, como se demostró en la 2 Guerra Mundial.

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  3. La cultura hispana, que no española, no ha sido erradicada de Filipinas.
    Muy al contrario.

    Si la vemos diferente es porque España no es un país tropical; y Filipinas, si.

    Lo que sí que ha cambiado ha sido la lengua oficial, que la de la República Filipinas era el español; y la de la Colonia estadounidense es el americano.

    Esto fue una decisión tomada por la masonería en parte para descatolizar Filipinas (la lengua de instrucción era el español y estaba muy ligada a la enseñanza de religiosos)_ de ahí esa declaración del Presidente de Estados Unidos de «cristianizar» Filipinas.cristiana..

    …y en parte para afianzar la dependencia de la nueva colonia de Estados Unidos, que además buscaba desde mucho antes de la guerra hispanoamericana una base comercial (con China) y hoy bases militares con que controlar el mar de China y ser la primera línea de combate antes de que llegue a la Costa Oeste y Hawai, como pasó en la Segunda Guerra Mundial con Japon.

    La política de defensa del idioma español ha sido caótica e inefectiva.
    Y no puede echar la culpa a no saber o a tener que improvisar:

    Hay una importante política cultural francesa (sacan réditos de la influencia francesa), italiana, británica…, por lo que no hay excusa.

    (curiosamente hay 5 colegios chinos, uno italiano, el Liceo francés… pero ninguno español. y estos educan a las élites de mañana, que serán chinofilas, italianofilas, francofilas…pero ninguna hispanofila)

    No ha funcionado nada, como no ha funcionado nada en España desde 1978: la economía, el mercado de trabajo, las Cajas de Ahorro, la industria, la educación, las universidades, la Seguridad Social… Donde estos corruptos y analfabetos políticos han puesto el ojo, han puesto la bala.

    Naturalmente, con el patán Zapatero, todo ha ido peor (¡qué sorpresa!, ¿ no?)

    Nosotros no hemos querido aprovechar lo que ya hay: la población de Cavite y Zamboanga, que habla un idioma mestizo (no son criollos; hay criollos, muy pocos que todavía hablan español); zonas con fuerte presencia hispana, como Intramuros en Manila o Vigan, zonas antitagalas (Cebu, Macabebes…)

    Habría que cerrar la embajada y el Instituto Cervantes, que no valen para nada salvo para tirar dinero y enchufar funcionarios.

    Y que luego no digan que la venta del idioma y la cultura española no vale para nada:

    Adivinen quien es el primer importador de brandy español…

    ¡Filipinas!

    Y, aunque los analfabetos y zafios políticos y sus amos masones piensen otra cosa, eso no es ninguna casualidad.

    El idioma vende.

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