
Nadie se lo esperaba, un 25 de julio de 2014, que Jordi Pujol hiciera la siguiente confesión que empezaba así: «Mi padre Florenci Pujol i Brugat dispuso como última voluntad específica que un dinero ubicado en el extranjero -diferente al comprometido en su testamento-, … que no se encontraba regularizado en el momento de su muerte en septiembre de 1980, fuese destinado a mis siete hijos y mi esposa».
Pujol pretendía hacer creer que en los 34 años que habían pasado entonces desde el cobro de la herencia no había tenido tiempo de regularizar ese dinero. Y que 140 millones de pesetas de 1980 se habían trasformado en una fortuna incalculable. Evidentemente, la UDEF no dio el menor crédito a las explicaciones del colega.
Un lustro después de aquella maniobra autoinculpatoria, la causa contra el clan Pujol está prácticamente estancada. La investigación apenas ha avanzado desde 2017 y nadie en el tribunal de la calle Génova se atreve a vaticinar cuando se acabará la instrucción, y mucho menos, cuando se celebrará el juicio.
Nosotros apostamos en que hay un pacto de estado para que Jordi Pujol, Marta Ferrusola y el mayor número posible de vástagos, nunca pisen la cárcel. ¿Apuestan?
Categorías:POLÍTICA
Jajaja jajaja jajaja indignante, como nos has tomado el pelo a todos los Catalanes…
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Efectivamente. Terminara la instrucción cuando haya prescrito el delito o cuando el capo di capi se haya muerto. Debe ser a lo que están esperando. Más que nada para que no hable y se caigan todos los nidos. como él decía.
El cabezón sinvergüenza y ladrón.
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La instrucción terminará cuando el crimen haya prescrito.
De algo tenía que valer tener una farsa de democracia de chichinabo.
Y luego criticamos la Venezuela de Maduro.
Será para despistar y que no nos demos cuenta que somos la 3 República Bananera.
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