La Generalitat ha provocado un “incendio” en la cúpula uniformada de los Mossos d’Esquadra con la sustitución, por sorpresa, de Miquel Esquius por Eduard Sallent como comisario jefe. Fuentes del cuerpo califican el relevo de “político”.

El puesto de comisario jefe de los Mossos suele ser de largo recorrido. Sin embargo, en poco más de un año y medio han desfilado cuatro agentes por este cargo: Josep Lluís Trapero, cesado a raíz de la aplicación del artículo 155 y pendiente de juicio por su actuación en el referéndum del 1 de octubre de 2017; Ferran López, que dimitió en junio del pasado año; Miquel Esquius, cesado este lunes; y Eduard Sallent.

Todos coinciden en que el consejero Buch ha cambiado de nuevo al jefe de los Mossos para seguir usándolos como si fuesen una policía política. Sallent antes de entrar en los Mossos, fue secretario general de la Federació Nacional d’Estudiants de Catalunya, un sindicato universitario de corte independentista.

Aunque nadie quiera reconocerlo, Esquius ha sido fulminado porque se oponía a la creación de la llamada “guardia pretoriana” del presidente Quim Torra que se situaba fuera de la estructura de los Mossos.

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