
Manuel Valls ha cerrado la campaña electoral declarando su intención de ser “el alcalde de todos los barceloneses”, porque “no hay fronteras, ni trincheras, ni enemigos, ni buenos, ni malos catalanes, como dicen los supremacistas”. (Estas palabras estarían bien en boca de quien ha vivido los últimos 30 años en Cataluña)
Considera “las elecciones municipales más importantes desde 1979”, y que la coudad “vuelvaa ser una Barcelona segura, bien gestionada y abierta al resto de España y Europa, que hable a todo el mundo” (unas palabras que casi nos hacen llorar).
El exprimer ministro francés se ha mostrado confiado en “dar la sorpresa” cuando cierren los colegios electorales el próximo domingo (Aquest xicot no toca de peus a Terra – Este tío no toca con los pies en el suelo).
Se admiten apuestas, tras su más que previsible fracaso electoral, ¿cuánto tiempo tardará en dejar su cargo electo e iniciar nuevas aventuras?
Categorías:POLÍTICA
Pues ya sería patético que un masón francés se quedara con Barcelona… sería una brutal evidencia de idiocia colectiva…
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