
La Escuela Nacional de Administración (ENA) es una institución central en Francia desde el final de la Segunda Guerra Mundial. En ella se han educado las elites administrativas de Francia desde el final de la Segunda Guerra Mundial. A estos hombres preparados especialmente para dirigir al Estado les han llamado “príncipes de la República”.
Los enarcas—el nombre de los alumnos y exalumnos de la ENA— se saben especiales. Ocupan los cargos con más poder en la administración pública y también en algunas de las grandes empresas. Cuatro de los últimos seis presidentes han sido enarcas. Hoy lo es, además del presidente, su primer ministro, Édouard Philippe.

Su exalumno más ilustre, el presidente Emmanuel Macron, ha anunciado el deseo de suprimirla. Es verdad que de la ENA sale una casta burocrática. Pero sin ella, Francia caería en manos de otras castas más lejanas y potentes: las europeízas y las mundialistas.
Para Macron (peón del mundialismo): «Para hacer la reforma [de la alta función pública] que quiero hacer, hay que suprimir, entre otras cosas, la ENA”. Macron lo justifica como una de las medidas en respuesta a la crisis de los chalecos amarillos y el ‘gran debate nacional’, que, durante tres meses, permitió a decenas de miles de franceses plantear sus quejas y reclamaciones. Y eso que la ENA no aparecía en ninguna de las protestas.
Algo se mueve a nivel mundial, quién no quiera verlo allá él o ella o elles.
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¡ Qué foto y qué gesto más elocuente… ! Y que la gente, la masa de gente no se dé cuenta de cómo nos están llevando a la NADA en todos los aspectos de nuestra existencia… Están buscando uina regresión de la masa humana, para su mejor control.
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