En Ponferrada aparecieron las figuras del Belén, en la calle más céntrica, descabezadas, desparecidas o tiradas por el suelo.
En Castellón quitaron el Niño Jesús y colocaron en su lugar un lazo amarillo independentista.
En Tordesillas el Niño Jesús decapitado, es la imagen que podemos ver arriba.
Naturalmente los medios abducidos por el NOM y la corrección política dirán que son casos aislados llevados a cabo por incontrolados, sin embargo desde aquí nos tememos que hay algo más y que el odio que ha estado madurando durante 40 años ya está a punto de desprenderse del árbol.

Fuente: Carlistas de Aragón
No se trata, ni mucho menos, de “casos aislados”. Ya hace tiempo que se viene, desde algunos sectores, clamando por la abolición de éstas y otras manifestaciones tradicionales en España porque, sencillamente, no las aceptan toda vez que ellos claman “tolerancia”. Aquí vemos lo “tolerantes” que son esos sectores de población hacia lo que es tradicional en nuestra tierra. O sea, tolerancia cero. Y, a la vista de los hechos, consideran que si pueden hacer daño, tanro mejor para ellos porque, desgraciadamente, su modus operandi es, sencillamente, la intolerancia y la destrucción de lo ajeno. Estas actitudes son sencillamente dignas de toda nuestra condena.
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‘Non irridetur Deus’; en caso contrario ya se tendrán que ir ateniendo a las consecuencias.
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