
La placa de la sede central de Òmnium Cultural en Barcelona ha vuelto a suicidarse. No es la primera vez que se autodestruye. Una de las lonas de la fachada, se ve que también se quería largar, pero se ha quedado medio enganchada.
El vicepresidente de Òmnium, Marcel Mauri, ha explicado que no entiende este afán de autodestrucción. Sólo le han pedido que la placa tenga el nivel C de catalán, no hable en castellano y no se haga del Español Club de Fútbol. A cambio le pagan el salario mínimo interprofesional.
Toda una ganga. Inexplicable actitud de la placa.
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