Arran ha atacado la comisaría de la Policía Nacional de Terrassa (Barcelona) por cuarta vez en menos de un año. Los cachorros de la CUP han lanzado pintura contra la sede policial dos días después de señalar el domicilio del juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena en el municipio barcelonés de Sant Cugat del Vallès. Esta vez y también de madrugada, los radicales enmascarados se han cebado contra unos de los edificios oficiales más amenazados de Cataluña.
Los antisistema han justificado su envite contra el Cuerpo Nacional de Policía (CNP) alegando que «si tocáis a los compañeros, atacaremos las comisarías», lema acompañado de una imagen con fuego. Los radicales se referían así a la detención de tres miembros del grupo juvenil, a la sazón activistas de los autodenominados comités de defensa de la república (CDR), que fueron arrestados por la Policía Nacional por las agresiones durante la manifestación de Jusapol en Barcelona el pasado 29 de septiembre.
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Pregunten a Aznar como acabó con los gamberros filoterroristas de la Kaleborroka en las provincias vascongadas.
Está todo inventado.
Pero hay que querer.
Gentuza.
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