Ante la reciente suspensión del pleno del Parlament que, supuestamente,  tenía que haber vuelto a investir a Carles Puigdemont  como President de la Generalitat, y ante el intercambio de mensajes entre este último y el exconseller Toni Comín sacados a la luz por Tele5 (en los cuales se reflejaban las tensiones internas en el seno del independentismo), han surgido, entre las filas de quienes nos oponemos a la independencia,  algunos editoriales y comentarios a mi entender muy erróneos por la desmesura de su euforia. Se llega así a hablar de la derrota definitiva del “prusés” o, en otras palabras, de la “victoria” final de sus oponentes.

Ante estos comentarios, me gustaría formular dos breves reflexiones de fondo.

1ª: El «prusés» no está muerto, ni mucho menos. Millones de «creyentes» en el mismo siguen firmes en sus “fe” y, por las causas que todos conocemos,  se tardará mucho, pero que mucho tiempo,  en que cambien dichas convicciones  tan profundamente arraigadas en tanta gente (si es que no lo hacen para peor en muchos casos).

En tal sentido, cantar «victoria» en estos momentos se me antoja  algo absolutamente irreal. Una auténtica irresponsabilidad.

2ª…y principal:  Pero es que, además de lo anterior y en todo caso,…¿De qué «victoria» estaríamos hablando?

 ¿De volver a la situación previa a la quiebra de la legalidad -nefasta legalidad que nos ha traído hasta donde estamos, conviene no olvidarlo- producida el pasado mes de Octubre? ¿De seguir años y más años bajo el yugo del secesionismo, con la anuencia cómplice del dúo Gobierno de la Nación (no importa el color del mismo) – Jefatura del Estado?

¿Es verdadera y simplemente eso con lo que algunos se  conforman? ¿Con otros 40 años de dominio absoluto (político, social, ideológico, lingüístico, económico, etc.) del secesionismo en Cataluña, con tal de que dicho dominio lo sea –lo siga siendo, como lo ha sido hasta ahora- bajo el paraguas de la fórmula constitucional  y autonómica?

¿Es eso en realidad una «victoria»?…Pues, si para algunos lo es, detengan por favor por un instante ese tren de los vencedores…que yo me bajo.

Prefiero mil veces seguir siendo, por el momento, un “derrotado”…Pero un “derrotado”  con conciencia clara de cómo debería ser la victoria de verdad (sin necesidad de tener que entrecomillar dicho sustantivo)…Una victoria por la que, sin duda alguna, habrá que seguir luchando por largo tiempo. Frente a nuestros naturales adversarios secesionistas…pero también frente a los conformistas “victoriosos”.

Fernando López del Amo

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