«Cómo Puigdemont logró huir metido en un maletero» por Salvador Sostres


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El día 1 de octubre el independentismo creyó haber derrotado al Estado, y aunque efectivamente quedó claro que la capacidad operativa del Estado en Cataluña era escasa, débil y muy torpe, el independentismo empezó a condenarse no sólo legalmente sino también en las formas, en su institucionalidad. Cuando el entonces presidente Puigdemont se cambió de chaqueta y de coche en un túnel de Gerona, creyó burlar a la Guardia Civil y a la Policía Nacional, pero simplemente renunció a su dignidad actuando como un forajido y un MacGyver en lugar de hacerlo como correspondía a su cargo y a su representatividad.

Fue el primer coche de Puigdemont. Prefirió un truco de prestidigitación en lugar de acudir a «votar» con su dignidad presidencial aunque se lo prohibieran, y hacerla valer como una banda de honor por encima de todas las cosas. El 10 de octubre, en la misma medida, y por los mismos prejuicios, en lugar de proclamar lo que tantas veces anunció que proclamaría en las fechas previas, hizo el simulacro de semi declarar la independencia para cancelarla justo a continuación, creando desconcierto y desazón en sus propias filas y abriéndole al Estado una vía franca y gratuita para actuar.

Como continuación de esta dinámica, se desautorizó ante los suyos cuando filtró que estaba dispuesto a convocar elecciones anticipadas, estrictamente autonómicas, y perdió cualquier credibilidad ante el mundo entero cuando, haciendo caso de las presiones de Twitter, declaró una independencia que ni él mismo se creyó y para la que no tenía absolutamente nada preparado. Casa con la frivolidad del cambio de coche en un túnel, la improvisación de declarar algo parecido a la independencia de Cataluña -porque nadie sabe hoy si fue realmente proclamada, o no-, para irse a continuación de fin de semana sin que ninguna implementación de la supuesta República tuviera lugar.

El segundo coche de Puigdemont llegó justo a continuación. En Asuntos Internos de los Mossos lo tienen claro: en la huida del presidente depuesto, desde su casa de Gerona, su mujer Marcela fue clave. Salió en su coche desde la urbanización, pero en los asientos traseros, los agentes de la Policía autonómica que custodiaban la casa no vieron a nadie, y así lo comunicaron a sus superiores. Por lo tanto, Puigdemont salió escondido en el maletero del coche de su esposa, que le transportó algunos kilómetros como quien traslada un bulto, hasta el vehículo donde aguardaba un «mosso» amigo, hicieron el cambiazo, y huyeron hacia Francia en otro coche sin papeles. Lo que no queda claro es si, al cruzar la frontera, Puigdemont se agachó o volvió al maletero, pues en las cámaras del paso fronterizo tampoco consta el rostro del expresident cruzándolo.

El bis de la historia es el taxi en que un hombre desposeído de cualquier dignidad institucional -desposeído por sí mismo, sin que España lo haya podido mejorar- circula por Bruselas en concreto y por Bélgica en general para dar sus cada vez más grotescos espectáculos mediáticos. Uno de los más relevantes dirigentes del PDECat afirma que «esto de Puigdemont apareciendo en los mítines por Skype, el primer día hace gracia. El segundo, ya no tanta. Y el tercero, da pena. El otro día en Gerona, preguntando durante un minuto “¿Se me oye bien?”, y diciendo “hace mucho frío aquí en Bruselas”, fue patético. Al final parecerá un abuelo contando “contes a la vora del foc” a sus nietos vía Skype».

La retirada de la orden internacional de búsqueda y captura en su contra, deja a Puigdemont desnudo ante sus debilidades, ante todas la humillaciones que él mismo se ha causado, sin ninguna necesidad de que interviniera el Estado. Él renunció a su autoridad presidencial el día más importante de su vida, que fue el 1 de octubre, escondiéndose en un túnel como un «clochard»; y también él, y sólo él, renunció a dar validez a su propio referendo, por ilegal que fuera, el día 10 de octubre, para finalmente declarar una independencia «tuitera» de la que vergonzosamente huyó al día siguiente. Nunca nadie conspiró tanto contra su propósito, ni puso tan fácil a los demás que le entraran hasta la cocina, por haberse pisoteado, previamente y sin que nadie le obligara, su más elemental dignidad.



Categorías:OPINIÓN, REVISTA DE PRENSA

7 respuestas

  1. Este desgraciado imbécil ha llegado por la gran debilidad de los Gobiernos de España, miserables gobiernos de dos chulos como Felipe González que se ha convertido en defensor de golpistas y quería que el golpista Tejero estuviera toda la eternidad y ahora no quiere este chulo a ningún golpista en la cárcel so tonto del too la siempre, no para un rato.Chulo que te manipuló Jorge Pujol al revés y al derecho.

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  2. Puigdemont está ido, para meterlo en el frenopático más cercano. Sí es tan anti español por qué se ha ido a Bélgica a aprender flamenco?.
    En serio, a este tipo le faltan unos cuantos tornillos.

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  3. Anacleto agente secreto.

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  4. estos sectarios dictadores solo son unos mandados de la mayoria de lis catalanes.
    Votaron a Artur Mas y nos escupio en la cara. pero luego han venido estos detras que son los mismos.
    ahora, en las proximas elecciones volveis a votarlos, y ya se os cagan encima. A ver esos catalanes, que no se quejen de que se han quedado en paro ni de la que se ha formado.
    teneis lo que habeis pedido. Que os jodan

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  5. Este ha visto demasiadas películas de espías y ha acabado confundiendo la ficción con la realidad.

    El que le puso a dedo de Presidente tenía buen ojo.

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  6. Así de bajo ha caído Cataluña.

    Solo ha necesitado 37 años de pujolismo.

    ¡Menuda Dinamarca del Mediterráneo!

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