“El hombre andaluz no es un hombre coherente, es un hombre anárquico. Es un hombre destruido (…) es, generalmente, un hombre poco hecho, un hombre que hace cientos de años que pasa hambre y vive en un estado de ignorancia y de miseria cultural, mental y espiritual. Es un hombre desarraigado, incapaz de tener un sentido poco amplio de comunidad. A menudo da pruebas de una excelente madera humana, pero de entrada constituye la muestra de menor valor social y espiritual de España. Ya lo he dicho antes: es un hombre destruido y anárquico. Si por la fuerza del número llegase a dominar, sin haber superado su propia perplejidad, destruiría Cataluña. E introduciría su mentalidad anárquica y pobrísima, es decir, su falta de mentalidad. “

Jordi Pujol. La inmigración, problema y esperanza de Cataluña, 1958.

Resulta paradójico que la izquierda anticapitalista y criptocomunista, esto es, los jóvenes y jóvenas de la CUP, golpistas en la intimidad y claca de esa parte de la alta burguesía abonada al separatismo aranceralio, por un lado justifiquen, alienten y promuevan la sustitución poblacional con la política de puertas abiertas a la inmigración masiva, mientras sin rubor, levantan muros de metraquilato entre los pueblos y las tierras de las Españas. Porque España ya sabemos que nos roba y con la indepedencia tendremos más funcionarios, ejército y aeropuerto propio para llamarlo, como no, también Lluís Companys.

Tengo curiosidad en saber qué pensarán los abuelos de David Fernández al descubrir que su nieto, luchador infatigable por la justicia social de toda la Galaxia, quiere doblar las pensiones de los catalanes en la futura Catadisney pero no a los jubilados de Valladolid, todos ellos unos mesetarios y españolazos de tomo y lomo que no merecen la más mínima empatía, escuela u hospital. 

De cinco amigas íntimas de l’escola, todas muy progres y solidarias, que no se pierden un Primavera Sound por nada del mundo, que ya no hacen el vermut sino brunch, que no van al gym sino a yoga, ninguna viviría en el barrio del Raval porque “hay mucho moro” y se sentirían inseguras. Eso si, ayer cuatro de ellas asistieron a la manifestación en Barcelona con sus arrejuntamientos hispters para exigir la llegada de asilados y contra el cierre de fronteras. Se me olvidaba: todas ellas son super-feministas pero el burka les parece estupendo también en la playa y en pleno agosto.

CONCLUSIÓN: los catalanes desaparecerán en cinco generaciones. TV3 lo hará antes, superada por la cadena Al Yazira y la MTV. Cosas de la globalización imparable y los caballos de Troya en el pensamiento posmoderno de nuestros días. 

Dos datos para la reflexión: índice de natalidad en Cataluña en 1970, 2,86; en 2015, 1,41. Ninguna de mis amigas tiene hijos. Tres tienen perros con pedigrí y este invierno les han comprado chubasqueros color burdeos para las tardes de lluvia.

Tot per Catalunya! Alea jacta est.

Sandra Ventura

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