Alejandro Lerroux afronta el desafío de la Generalidad 1934


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Entre 1919 y 1923 la realidad de Barcelona estuvo marcada por el terrible conflicto social y terrorista en el que murieron cientos de personas en atentados: patrono, obreros, policías. La lucha entre el anarquista Sindicato Único, dominado por la CNT por un lado y las fuerzas de Seguridad apoyadas por el Sindicato Libre, de origen carlista por otro fue muy sangrienta. Fue una de las causas del golpe de Estado del general Primo de Rivera, Capitán General de Cataluña, en septiembre de 1923 (golpe apoyado y fomentado por la burguesía representada por la Lliga).

El golpe fue apoyado por la mayoría de los sectores sociales y políticos del país incluida la izquierda y el PSOE (aunque hoy se oculte), ya que el descrédito de los políticos del sistema era máximo. Lerroux también lo apoyó al principio pero luego a finales de los 20 como el resto de la izquierda se enfrentó al Régimen. Lo cual le valió un tercer exilio en París.

Lerroux y el Partido Radical participaron en el Pacto de San Sebastián, preludio de la proclamación de la II República en abril de 1931. En el nuevo régimen republicano el Partido Radical se convirtió en una de las principales fuerzas políticas, representando ya una opción republicana centrista. Para millones de españoles que rechazaban la Monarquía, pero tampoco querían el sectarismo antirreligioso y antiderechista de la izquierda, era una opción atractiva. Precisamente el mantener la idea de una República moderada, acabó enfrentando a Lerroux con los partidos de izquierda.

En las elecciones municipales de abril de 1933, el Partido Radical fue por primera vez, la fuerza más votada en España con 1940 concejales. En las elecciones generales a finales de ese año fue la segunda fuerza tras la derechista y católica CEDA de José María Gil Robles. Pero el Presidente de la República, Alcalá Zamora, hostil a la derecha, decidió entregar el Gobierno a Alejandro Lerroux y al Partido Radical, en lugar de a Gil Robles.

carcelLerroux llegó así a la cumbre de su carrera. Fue presidente del Gobierno casi un año y medio en 2 periodos entre 1933 y 1935, apoyado por la CEDA en las Cortes. Su mayor desafío fue la insurrección revolucionaria de octubre de 1934,desencadenada por la izquierda al incluir Lerroux en el Gobierno a 4 ministros de la CEDA (la fuerza más votada).Aunque la rebelión fue en todo el país, Asturias y Cataluña fueron los focos principales. Lerroux a quien muchos creían viejo y débil afrontó la situación con decisión y eficacia. Encargó al general Franco sofocar la revuelta minera asturiana para lo que se necesitaron duros combates.

Su otro desafío nos suena muy familiar. En Cataluña, Companys había proclamado el “Estat Catalá”. A través de un moderno sistema de teletipo, Lerroux ordenó al Capitán General Batet, vacilante al principio, que utilizara a sus soldados y a la Guardia Civil para detener al Govern y ocupar la Generalidad lo que ocurrió en pocas horas. Después no suprimió la Generalidad (como dice falsamente el mito) pero sí recuperó para el Estado sus competencias en Seguridad, económicas y sobre los funcionarios.

A finales de 1935, Lerroux, que entonces era ministro de Asuntos Exteriores en el Gobierno de Joaquín Chapaprieta, se vio implicado en un caso de corrupción, el caso Strauss Perl, relacionado con adjudicaciones irregulares de licencias para casinos. Aunque fue declarado inocente en las Cortes tras una apretada votación, su imagen política nunca se recuperó, (si bien era un caso de corrupción casi ridículo comparado con los que vemos hoy en el Régimen constitucional de 1978.)

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Diputados lerrouxistas asesinados por los republicanos

La polarización política en el país hizo el resto y el Partido Radical fracasó en las elecciones de febrero de 1936. Lerroux, parece que avisado por los militares, pudo huir de Madrid a Portugal justo a tiempo el 17 de julio de 1936. Si se hubiera quedado hubiera sido con toda probabilidad detenido y asesinado por las fuerzas del Frente Popular como ocurrió con otros dirigentes de su partido.

Exiliado en Portugal, apoyó públicamente el Alzamiento del 18 de Julio, animando a sus seguidores a colaborar en él. Pero aún así, su pasado anticlerical, republicano y masón pesaba mucho y tras la Guerra, no se le permitió el regreso a España. Exiliado, se dedicó a escribir varios libros de memorias.

Finalmente en 1947, el General Franco autorizó su regreso. Sus últimos 2 años los empleó en seguir escribiendo. Murió en su casa de Madrid, el 27 de junio de 1949. “En sus últimos momentos, pidió y obtuvo los auxilios espirituales. Al margen de sus ideas políticas, el señor Lerroux fue siempre un gran patriota”, dijo la prensa. Fue el final de una de las figuras más importantes de la política catalana y española de la primera mitad del siglo XX.

Rafael María Molina Sánchez. Historiador.



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1 respuesta

  1. Para tener una España fuerte necesitamos que la izquierda española sea patriota, no como hasta ahora que son antipatriotas.

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