
El muy descarado el doble juego de la CUP con Artur Mas. Del apoyo incondicional, con palmas y ramos de olivo, del domingo y lunes de pasión al crucifícalo de hoy. Abiertamente quieren que se deje de mariconadas y reconozca que desobedeció a sabiendas, que se declare descaradamente en rebeldía, que se ponga aún más chulo de lo que es per se.
La CUP se siente muy cómoda con el término desobediencia civil, tan usado por sus amiguitos del alma de ETA. En una lección magistral de cinismo, quieren que Arturo vaya a la cruz, pero con la diferencia de que saben que ya no puede resucitar. Nunca nadie consiguió tanto poder con 10 escaños. Gobiernan en minoría absoluta.
Según el cupero Albert Botran, Mas debería haber asumido esa desobediencia ante una «prohibición injusta» del TC de celebrar el proceso participativo. Botran lamenta que en lugar de esta desobediencia Mas, Ortega y Rigau se hayan acogido a una «grieta legal». Para la CUP, Mas debería haber explicitado que sí, que hubo desacato a la justicia española.
Es muy bonito pedir que se inmole tu rival estrellándose contra las torres gemelas del Estado, esperando sacar ganancia en el río de sus escombros. Mientras se fuman un puro cubano contemplando el espectáculo en su plasma de alta definición. Hay que seguir la tradición de las izquierdas de ver la tele en horario de trabajo.
Categorías:POLÍTICA
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