Para el Butifarrendum del 9-N de 2014 (ya han pasado dos años y medio, caray), el gobierno de Artur Mas y su Departamento de Gobernación encargaron al Centro de Iniciativas para la Reinserción (CIRE) de la cárcel de Ponent, en Lérida, y a los presos que trabajan en él la elaboración de las papeletas, las hojas de censos y las propias urnas que se colocaron en los puntos de votación.

La entonces consejera Joana Ortega llegó a presentar en público las urnas: elaboradas con cartón (y mucho más baratas que las que se suelen utilizar en las elecciones).

Dos años después de esa consulta, y cuando la Generalitat de Cataluña plantea otro (Buti)“referéndum”, alquien ha empezado a preguntarse dónde quedaron aquellas urnas. Estamos con un govern progre y recilador, así que no estamos para gastos inútiles.

Pero ahora resulta que en la «Gene» nadie sabe dónde están las históricas urnas. Las urnas no están guardadas y almacenadas en ningún local o dependencia del Departamento de Gobernación, que fue el encargado de la organización del 9-N.

Parece ser que las urnas de cartón de la consulta independentista del 9 de noviembre se quedaron en los colegios y otros edificios que sirvieron de puntos de votación. La Generalitat de Cataluña no las recogió a posteriori, por lo que ya no queda nada de ellas.

Los presos de Lérida se pondrán contentos, podrás volver a ser explotados fabricando urnaitas de cartón. Por cierto, sería interesante investigar quién controla el CIRE.

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