La Cosa Nostra Catalana sigue haciendo de las suyas. Vidal,cual gánster de serie B, reconociendo públicamente que obra fuera de la ley.

En esta España liberal, y empalagosamente permisiva con casi todo, ciertos delitos que son objetivamente muy graves se convierten en papel mojado en las aguas de la indiferencia. Los separatistas lo saben y apuran al límite la provocación sin cruzar la línea roja del Estado, esperando que por desgaste o aburrimiento esa línea roja se vaya difuminando.

El fiscal general del Estado ha ordenado a la Fiscalía de Cataluña que investigue las declaraciones del ex juez y senador Santiago Vidal. Así lo comunicó el pasado viernes la Fiscalía General del Estado, precisando que sus palabras, «de ser ciertas, supondrían una grave vulneración de los derechos de los ciudadanos».

La conclusión a esta noticia es preguntar: ¿Cuando le han interesado algo al Estado los catalanes que se sienten españoles? La respuesta es bien sencilla: NUNCA.

En un economista como yo, con básicos conocimientos de derecho, no es difícil imaginar la posible sentencia que le puede caer a este bufón del separatismo, a cuyo movimiento, se le tiene un respeto reverencial y poco varonil desde el Estado español.

Los ilustres juristas, como viene siendo norma de la casa, pasarán de puntillas por este tema y todo quedará en una sanción muy blanda.

El problema es que no sabremos hasta más adelante sobre este peligrosísimo asunto, el cual constituiría un auténtico golpe de estado de irreparables consecuencias y muy difícil de solucionar si no se emplea la contundencia necesaria.

Son las rebajas de Enero. Los golpes de Estado y desacatos salen tirados de precio, aprovechen. El bazar del Poder Judicial está abierto las 24 horas. Eso sí no defiendan la unidad de España, que eso crea odio y división. Romper España es algo pacífico y democrático. Están son las reglas de la democracia, si no le gustan los resultados de las urnas tenemos otras: las trampas y la violencia.

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