El diario El mundo ha filtrado que, mientras sigue imputado, Jordi Pujol Jr. ha estado pergeñando infinidad de proyectos económicos del mismo alcance por el que ha sido imputado. La lista de negocios en
Entre los negocios más desconocidos de la familia Pujol hasta la fecha se encuentra a su vez la construcción de aparcamientos en los colegios escolapios de Cataluña.
Jordi Pujol Jr. albergaba en sus oficinas un «acuerdo de confidencialidad y exclusividad para posibles trabajos con los escolapios» que data del 7 de noviembre de 2008 y en el que había participado como socio la empresa Isolux.
Al igual que ocurría en Andorra, el hijo mayor del ex presidente catalán guardaba un complejo estudio de mercado sobre este asunto. Así, disponía de «una relación de escuelas susceptibles de tener parking en Cataluña» y «una relación de las escuelas pías de Cataluña con su correspondiente dirección», entre otros elementos.
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Fácil: se ha dado cuenta que ciertos colegios tienen campos de juego que son lo suficientemente grandes como para convertirse en aparcamientos subterráneos
(una vez terminados, el techo es el campo de deportes; encima el tarmac de las pistas de deportes son un aislante de humedad para el aparcamiento)
Estos colegios, que hace 100 años estaban en las afueras (por eso son tan grandes), hoy están en pleno centro de la ciudad al crecer ésta.
Lo que este señor aporta es que se otorgue el cambio de uso del solar (a través de su influencia en el Ayuntamiento-Generalitat), y la licencia de obras, sin los cuales, es imposible hacer nada.
Hay que decir, que debido a la política anticatólica que los progresistas han establecido en España hace 40 años, la tendencia es forzar a los colegios católicos a cerrar (ej negándoles la concertación). Los escolapios saben mucho de ésto.
El negocio es redondo para el que tenga mano en ésto.
Nótese que no hace falta ser constructor ni tener idea alguna de aparcamientos subterráneos.
Naturalmente, la clave está en crear escasez o monopolio (no dejar construir), porque la idea se le puede ocurrir a otras personas
(de hecho, no es la primera vez que los escolapios hacen ésto; y ellos mismos pueden fomentar soluciones que favorecen que sus activos den dinero, tan necesario; sobre todo cuando por la secularización, ya no tienen clérigos que trabajen gratis: ahora hay que pagar lo que dice el convenio, más la seguridad social y la jubilación; y la orden tiene gastos, como cualquier otra institución; el concierto no lo cubre)
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