El que suscribe no ha sido nunca franquista, más bien siempre puso objeciones al Régimen, pero visto lo visto, el antifranquismo de segunda o tercera generación me parece algo profundamente patético.

Por un lado un argentino, Pisarello, que no sabe ni qué es España le da por humillar al franquismo con una estatua decapitada del general. Todo ello para ilustrar una exposición en el Borne.

Pero como el Borne, se ha convertido en propiedad privada del nacionalismo y su 1714 dichoso, no quieren que se utilicen para nada más.

Así, entre idiotas y cortos mentales, se ha liado. Los independentistas se han cargado una escultura ecuestre degollada que era para humillar al franquismo. Quien lo entienda que lo compre.

Lo más triste es la incapacidad de la sociedad catalana de reflexionar sobre lo que está pasando. En este caso la exposición y el franquismo es la excusa para ver quién se queda con el Borne: o los nacionalistas o los podemitas. La historia les importa tres pimientos.

Tampoco nadie quiere acordarse por qué franco fue recibido masivamente en Barcelona y en Cataluña cada vez que se acercaba por estas tierras.

Tampoco se acuerdan de los casi 9000 asesinados en Cataluña durante el gobierno de Companys, dos centenares de miles que huyeron, las hambrunas, terror, .. y sin contar los miles de catalanistas que se pasaron al franquismo (en este blog basta poner en el buscado «catalanista» y «franquista») y encontrará unos cuantos).

Lo dicho, nunca he sido franquista, pero me repugna el antifranquismo de pose, postureo, facilón. Lo que es peor, que buena parte de la elite catalanista y socialista catalana esconda sus orígenes familiares franquistas.

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