Organizadores enseñando el permiso a la prensa

A las tres de la tarde, la empresa encargada de la colocación de la pantalla recibe la orden de la Guardia Urbana de desmontar el dispositivo audio-visual por decisión del equipo municipal de Ada Colau. Cuando faltaban escasos minutos para en inicio del partido, los operarios han regresado para volverla a colocar por segunda vez.

Hasta la media parte no se ha podido ver el partido con normalidad. Mientras tanto, los miles de aficionados que llenaban la Plaza Cataluña culpaban al consistorio por la falta de democracia para una parte de la ciudadanía -que sí paga impuestos- y que únicamente pretendía poder ver a la Selección en Barcelona.

Los cánticos contra una decisión política y arbitraria no se hicieron esperar: «Colau canalla, devuelve la pantalla», «Pisarello huevón, esta es mi selección» o «Rufián no nos engaña, Cataluña es España», fueron coreados durante la tensa espera provocada por la intolerancia municipal, que no tiene reparo en pagar la factura de la luz de las fiestas de okupas, pero que niega poder ver el fútbol a miles de aficionados catalanes.

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