Cuba 1898: el Vapor Montserrat y su heroico capitán


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D. Manuel Deschamps y Martínez fue el mas hábil de los burladores del bloqueo yankee a la isla de Cuba durante la guerra del 98. Por tres veces, con astucia, decisión y arte marinero, burlo y esquivo unidades militares de mas velocidad y potencia que nada pudieron hacer para atrapar a este valeroso gallego.

El 28 de abril de 1898 se le concede la cruz roja del Mérito Naval pensionada al comandante del vapor Montserrat, Sr. Deschamps, como reconocimiento a su pericia y valor al burlar hasta en tres ocasiones el bloqueo norteamericano de las costas de Cuba.

Primera gesta de Deschamps a bordo del Montserrat. Por J.Cervera:

[…] La Marina Mercante española y sus hombres más destacados fueron eficaces colaboradores en las peripecias de la contienda, suministrando material de guerra, víveres, correos y noticias, forzando bloqueos con extraordinaria pericia, e incluso coadyuvando muy directamente en situaciones críticas, como el caso del capitán del vapor Alicante, de la Compañía Trasatlántica, Antonio Genis, que surto en el puerto de Fort de France, en la Martinica francesa, no sólo proporcionó noticias directas de la situación al jefe de la flotilla de contratorpedos, Fernando Villamil, comisionado por el almirante Cervera, sino que le ayudó a escapar de aquel puerto contraviniendo la prohibición del gobernador, facilitándole luces desde sus propios botes. El gesto de Genis, asumiendo riesgos y la expectativa de quedar internado en Fort de France, fue muy valorado, aunque no sea sino uno de los muchos exponentes de la meritoria actuación de la Marina Mercante española en el conflicto del 98.

a2Pero son quizás las hazañas del capitán del vapor Montserrat, de la Compañía Trasatlántica, Manuel Deschamps Martínez, las que más hondas huellas ha dejado en los anales de la contienda, hasta el extremo de estarse tramitando el expediente de traslado de sus restos al Panteón de Marinos Ilustres de San Fernando, en un más que justo homenaje a la figura de «aquel hombre fuerte, de mirada penetrante y expresión enérgica, que se descubría entre los hilos de su barba larga y suave y su bigote espeso», tal y como ha sido descrito, y tal como fue conocido y admirado a través de las viejas litografías de la Ilustración Española y Americana. El capitán de la Marina Mercante Manuel Deschamps Martínez nació en La Coruña en 1853 y murió en Canet de Mar (Barcelona) en 1923, tras una dilatada hoja de servicios a bordo de los más famosos buques de la época. Poco antes de la declaración de guerra entre Estados Unidos y España, Manuel Deschamps, al mando del vapor Montserrat, salió de Cádiz el 10 de abril de 1898 (dos días más tarde de la salida de Cervera con los cruceros Infanta María TeresaCristóbal Colón, con material de guerra, carga general, pasaje y correspondencia con destino inicial a las islas Canarias, para proseguir viaje a Cuba. Llevaba también a bordo 500 soldados y numeroso jefes y oficiales.

a3A pocos se le ocultaba lo arriesgado de aquel viaje, iniciado en vísperas de la guerra y cuando era esperado de un momento a otro la ruptura de hostilidades, por lo que a la llegada a Canarias no pudo conocer nada concreto sobre la actitud de Estados Unidos y se hizo a la mar rumbo a la Martinica. Su misión, por tanto era muy delicada y sus responsabilidades inmensas. La captura del Montserratpor la escuadra norteamericana no hubiese constituido un vulgar apresamiento o un acto de piratería, sino que hubiese significado una pérdida muy importante en los prolegómenos de una guerra que respondía esencialmente a la suma y sigue de los desaciertos políticos. El 22 de abril llegó el Montserrat a la Martinica y allí fue informado Deschamps de la declaración de guerra, por lo que aquella misma tarde salió para Cienfuegos, navegando con tal pericia que burló la línea de bloqueo impuesta por los americanos. Fondeó en Cienfuegos el 26 de abril y a los pocos momentos abrieron fuego sobre la plaza dos cañoneras yanquis, con el fin de impedir el desembarque del material del Montserrat. Deschamps había salvado todos los obstáculos, recorriendo la costa occidental de la isla de Cuba, pasando por frente de Mariel y Bahía Honda y continuando por el norte de la provincia de Pinar del Río, hasta dar la vuelta al cabo de San Antonio, y siguiendo inverso camino por la parte sur de la gran Antilla, dio el ancla en la bahía de Jagua, en la ciudad de Cienfuegos.

Llamado a La Habana por el capitán general Ramón Blanco, Deschamps recibió órdenes de regresar a la Península, conduciendo pliegos de importancia para el gobierno, y de nuevo consiguió con habilidad burlar el bloqueo norteamericano. A última hora de la tarde del 6 de mayo salió el buque rumbo sur. Pasó entre los Caimanes y bancos del sur de Jamaica, desde donde se dirigió para pasar entre Guadalupe y Montserrat, poniendo rumbo a La Coruña, donde arribó el 20 de mayo. Por estas meritorias acciones el capitán Deschamps fue condecorado con la Cruz Roja del Mérito Naval, siéndole regalada la condecoración por la Reina Regente, Doña María Cristina, e imponiéndosela con toda solemnidad, en el ministerio de Marina, el jefe del Estado Mayor de la Armada, vicealmirante Butler. Toda la prensa española se hizo también eco de la recompensa marinera. (José Cervera Pery)



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3 respuestas

  1. Por búsqueda de ascendientes, he localizado que Vicente FURIÓ.
    Viajó en el MONSERRAT, y llegó a la HABANA el 3 de Diciembre del 1.920.
    Se puede hacer consulta de ARCHIVO de ese VIAJE….?

    SALUDOS.

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  2. Esa guerra inesperada, e insólita, fue ante todo una traición de las buenas relaciones que España sostuvo con Estados Unidos, ya con un importante foco de judeo-masones ( de forma documentada ). Tal era la situación, que los barcos españoles militares eran casi todos destinados al transporte de personal y mercancías de ayuda al Nuevo Mundo. Ante una desarmada nación española que era hostigada para la venta de Cuba ( y Puerto Rico ) y el fomento de los insurrectos nativos y criollos ( descendientes de españoles de la isla, rebeldes ) pronto descubrieron las verdaderas intenciones del Imperio Yanki.

    Fue tal atropello, y crimen contra el derecho internacional, que el inicio de la Guerra, fue por de pronto, un acto de falsa bandera, hundiendo ellos mismos, los yankies, un barco fondeado en la bahía de Cuba, en uno de sus puertos, con cientos de testigos, y con la orden de retirar el barco desde hace semanas, a la cual los yanquis se negaron con el motivo de reparar un motor de la nave.

    Fue tan dañina la acción norteamericana, y de sus facinerosos políticos judeo-masones en el poder de Estados Unidos, que al final de la contienda España hubiera perdido las posesiones de ultramar que aún mantenía, y que otras eran respetadas ( unas pequeñas islas cerca de Filipinas con nombre original portugués. Véase el investigador de Mena, Jose María con sus obras de investigación recientes con el nombre de : Los reinos olvidados de España ) pero que no podían acceder España ; porque entre otros motivos estaban bloqueadas sus accesos por navíos norteamericanos que impedían socorrer a éstas, y fueron finalmente abandonadas de forma oficial por España.

    Pronto los insurrectos padecieron las políticas imperialistas norteamericanas, se llegaron a deportar a numerosas personas ( miles ) a otros rincones del planeta, y todo tipo de agresiones. Apareció el anhelo de los nativos a España, que sabían ahora, lo que significaba ser español. Al mismo tiempo, en la España peninsular ya se aprecia un gran número de políticos masones en el poder de las instituciones, por lo que no tardaría ( al igual que ocurrió en otras épocas parecidas ) el olvido del sentimiento promocionado del Cristianismo ; que sería excusa para algunas respuestas de ideas impuestas en política con la II República Española, y la persecución de los cristianos en España.

    Pero éstas cosas han sido olvidadas para el aprendizaje de la Historia, de forma general, porque no interesa promoverlo, en países implicados, excepto en la época del Libertador de España.

    Cuba estaba habitada por una gran colonia ( o comunidades ) catalanas y de la región de Galicia, donde la Isla era un ejemplo de riqueza no solo comercial sino también cultural, prueba de ello fueron los periódicos y revistas ya anteriores del fomento de la literatura y la cultura de forma general.

    Muy bien Somatemps, esas personas catalanas eran verdaderamente gente que sabían apreciar el significado de España, y los peligros que había.

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