
El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, recibió el viernes al castellano de primera (Se ve que incluso hay castellanos buenos y castellanos malos) Pablo Iglesias.
Tras una hora y media de reunión, Iglesias realizó ante los medios ese tipo de declaraciones que necesitas la máquina «Enigma» para descifrarlos: afirmó que, aunque es contrario a la independencia, quiere el reconocimiento de Cataluña como nación dentro de España, «país de naciones». También admitió que durante la reunión no se ha entrado a fondo en aspectos concretos de un eventual referéndum como el diseño de la pregunta. «Eso ya formaría parte de una negociación», ha dicho.
No hay nada más fastidioso que el que venga un «botifler» jacobino a Cataluña a decirnos qué tiene que ser Cataluña.
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