La introducción del Islam y otras religiones en las escuelas españolas deriva de una ley de 2006 (Zapatero) que desarrolla a su vez otra de 1992 (Felipe) y que ha sido mantenida con pocas modificaciones en la nueva ley de educación de 2013 (Rajoy). Pero ahora el BOE anuncia que el gobierno ha concretado ya un acuerdo definitivo para que la enseñanza del Islam sea impartida por profesores designados por las Comunidades pertenecientes a la Comisión Islámica de España.

¿Cuál es el problema?

Como señala Susana Arguedas, en un interesante artículo de El Manifiesto: «La Comisión Islámica de España (CIE) quiere que arraigue en los niños la fe en Al-lah (sic); que lean, reciten y memoricen fragmentos del Corán, conozcan al Profeta, aprendan normas de conducta tomando su vida como ejemplo, conozcan y practiquen el islam y utilicen sus “valores y actitudes” como medio para acercarse a las distintas culturas, religiones y sociedades, resolver pacíficamente los conflictos y lograr una mejor convivencia. Aprenderán a apreciar los “valores básicos que rigen la vida y la convivencia humana, desde la perspectiva islámica” … (y sigue la autora) A primera vista, parece que la CIE quiere formar musulmanes tolerantes y pacíficos, apoyándose en el multiculturalismo para articular la doctrina islámica con las leyes españolas. Habla de las “culturas presentes en nuestra sociedad multicultural” y evita cuidadosamente el término pluralismo, que sustituye por “pluralidad”.

Toda esta retórica ya la conocemos. También sabemos de que los defensores de la multiculturalidad arguyen por qué entonces la Iglesia puede designar sus profesores de religión y la conferencia islámica no. En fin, entraríamos en una discusión inútil. El que no quiera ver que Europa se está suicidando de forma controlada por sus elites políticas, pues que no lo vea. Cuando quiera darse cuenta ya será tarde.

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