Lo que se ha encontrado Junqueras en la Consejería: el caos


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Junqueras ha conocido la verdad de la Consejería de Economía y el legado de  Antoni Castells y Andreu Mas-Colell: doce años que han desertizado la Consejería, hasta convertirla en una diputación de capital de comarca.

No es que no haya dinero es que simplemente el FLA (Fondo de Liquidez Autonómico) del que han vivido los independentistas está mal gestionado. La Agencia Tributaria Catalana es un pozo de ineficiencias, amiguismos e incluso delitos.

Por ejemplo, en la consejería hay un archivo de un millón de expedientes abiertos a posibles defraudadores de cuantías menores, entre 2006 y 2008. A la Generalitat no le interesaba el alto coste político que soportaría la inspección tributaria a cambio de una baja recaudación.

Los (pocos) inspectores de la Agencia estatal traspasados a la Generalitat shan intentado dilucidar cómo estaba estructurada la tributación catalana.

La Conselleria d’Economia, a la que Mas-Colell añadió la coletilla de Coneixement imprimiéndole un brillante e inaplicable peso académico, ha sido durante tres décadas el centro de la lucha en pro de la corresponsabilidad fiscal. Solo que, en el momento de aplicarla, la comodidad ha podido más que la doctrina. Hacer pagar impuestos no gusta.

Y mucho menos hacerlos pagar con recargo como se ha visto en el hundimiento de Tributs de Catalunya, avanzadilla frustrada de la desobediencia fiscal. Tributs no recaudaba; solo recogía los impresos de los registradores de la propiedad que cobraban Transmisiones Patrimoniales y Actos Documentados a cambio de un módico alquiler de 35 millones anuales.

Nos referimos al singular inmueble fue vendido a los Agnelli (los dueños de Fiat y famosos masones) por Renta Corporación en un pase estelar a precio de baratillo. Mas-Culell se fundió también, por ejemplo, la sede de Bolsa Barcelona por una venta irrisoria.

 La Agencia Tributaria

En la Agencia Tributaria, la opinión es unánime: “a la Generalitat nunca le ha interesado la inspección tributaria, como lo demuestra el hecho de que, desde 1984, se han convocado dos o tres veces oposiciones y no llegan a una decena los inspectores que se han incorporado a la Dirección General de Tributos de la Generalitat”.

Las bajas y caídas entre los agentes tributarios estatales, recaudados por la Generalitat, son muchas. La última, el cese de Joan Iglesias, constructor de la Agencia Catalana y autor del libro Una Hisenda catalana (Angle Ed), prologado por Artur Mas. Iglesias ha sido invitado a salir por Junqueras y ahora el inspector estrella ocupa un despacho cutre en la oficina técnica de la Agencia Estatal (en Plaza Letamendi).

Las funciones de armazón tributario vacío de contenidos tienen más que ver con la arquitectura figurativa que con la funcional: “tenemos una Agencia, pero no la utilizamos”.



Categorías:POLÍTICA

1 respuesta

  1. Ese hombre, el de la foto, ha recibido una señal de Dios.

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