En realidad las personas, sean fieles a sus religiones o no, ateos, o las personas en general, saben perfectamente distinguir las críticas a algo con ésto otro : el ataque.
Ataque porque el supuesto individuo que cree tener — patente de corso — en sus manos la verdad absoluta intentará, constantemente, imponer su ideal idea de algo, y en ello, muchos utilizarán ¨ malas artes ¨ y todo tipo de maneras para llamar la atención que le brinda Occidente, o mejor dicho el Cristianismo. Sin embargo, sabemos que eso no ocurre de igual manera en otras zonas del planeta, sobretodo allí donde impera la ley anti-democrática, como es el sistema jurídico religioso del Libro.
Creen algunos sujetos, que ésto es sinónimo para elevar ruidos de martillos y otras herramientas para clavar más daño al sabio, y quizás para arar el campo intelectual, abrupto, y sin inteligencia, de esas masas inermes y transportadas, comparando éstos con el verdadero espíritu del ser.
Es necesario, en épocas convulsas y tiempos anómalos, mirar con lupa la llamada a la expresión, máxime cuando se hace política en el arte ; para conseguir notoriedad porque, cualesquiera que fueren, les han sido negadas en buena lid. En entonces que la respuesta del mayor poder existente como es el pueblo sabio acompañado de la Historia, y no menos de la ley democrática se eleva aún más, y aparece la marginada situación inversamente proporcional a su efecto inicial provocado en esas matemáticas conocidas y sus principios. Luego, aparecen otros sentimientos, obligados, y, encontrados casi siempre, del que profiere tales, al verse acorralado apelando a otro sentimiento más desesperado ; el victimismo.
Y, es que, algunos que dicen ser maestros, profesores, e incluso poetas en éste caso, nos recuerdan dichos y refranes populares del rico idioma español : ¨ Cada maestrillo tiene su librillo ¨ y, que, añadiríamos eso de : sí, pero con menos hojas, algunas tachadas y otras arrancadas como aquel poeta, malo, y renegado, de su inventiva necesaria.
El perdón y las disculpas no están reñidas en un mismo pensamiento de Occidente, pero la ley está por encima de éstas.
He aquí la prueba, donde la clave es, sin duda, demoledora.
En realidad las personas, sean fieles a sus religiones o no, ateos, o las personas en general, saben perfectamente distinguir las críticas a algo con ésto otro : el ataque.
Ataque porque el supuesto individuo que cree tener — patente de corso — en sus manos la verdad absoluta intentará, constantemente, imponer su ideal idea de algo, y en ello, muchos utilizarán ¨ malas artes ¨ y todo tipo de maneras para llamar la atención que le brinda Occidente, o mejor dicho el Cristianismo. Sin embargo, sabemos que eso no ocurre de igual manera en otras zonas del planeta, sobretodo allí donde impera la ley anti-democrática, como es el sistema jurídico religioso del Libro.
Creen algunos sujetos, que ésto es sinónimo para elevar ruidos de martillos y otras herramientas para clavar más daño al sabio, y quizás para arar el campo intelectual, abrupto, y sin inteligencia, de esas masas inermes y transportadas, comparando éstos con el verdadero espíritu del ser.
Es necesario, en épocas convulsas y tiempos anómalos, mirar con lupa la llamada a la expresión, máxime cuando se hace política en el arte ; para conseguir notoriedad porque, cualesquiera que fueren, les han sido negadas en buena lid. En entonces que la respuesta del mayor poder existente como es el pueblo sabio acompañado de la Historia, y no menos de la ley democrática se eleva aún más, y aparece la marginada situación inversamente proporcional a su efecto inicial provocado en esas matemáticas conocidas y sus principios. Luego, aparecen otros sentimientos, obligados, y, encontrados casi siempre, del que profiere tales, al verse acorralado apelando a otro sentimiento más desesperado ; el victimismo.
Y, es que, algunos que dicen ser maestros, profesores, e incluso poetas en éste caso, nos recuerdan dichos y refranes populares del rico idioma español : ¨ Cada maestrillo tiene su librillo ¨ y, que, añadiríamos eso de : sí, pero con menos hojas, algunas tachadas y otras arrancadas como aquel poeta, malo, y renegado, de su inventiva necesaria.
El perdón y las disculpas no están reñidas en un mismo pensamiento de Occidente, pero la ley está por encima de éstas.
He aquí la prueba, donde la clave es, sin duda, demoledora.
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Joooooder ¡que diarrea mental! la he intentado leer pero algo tan mal escrito es dificil de leer.
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Pero que les ha hecho Jesus, a estos inquietos, para tener tanto oido perdon odio.
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