En Cataluña, hoy en día, envueltos en la bandera estelada de la inconcreción y las ocurrencias a granel como modo de funcionamiento político, su renta por habitante ha caído por debajo de la media de la Unión Europea con 26.277 euros.
Lejos de los 30.755 de la Comunidad de Madrid, que capitanea una mejoría económica en España que tardará más en llegar a Cataluña con el peligro, incluso, de evaporarse por el camino si el contexto presente y futuro sigue en las manos de unos señores que, en base a la inoperancia del independentismo y la ambición individual, están proyectando una imagen paupérrima de la que, por extensión, recursos y población, debería de ser una de las grandes comunidades de España.
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