La reciente Premio Nacional de las Letras Españolas, Carme Riera, en un artículo en ‘La Vanguardia’ sobre liderazgo político, afirma que «saber escuchar a los demás, no sólo los de tu propio partido, sino los ciudadanos de a pie es fundamental y son líderes aquellos que saben prestar oído a la gente sin caer en el populismo «y que» el fracaso del presidente Mas empieza, en mi opinión, el día que cambia los fundamentos de su federación -Convergència y Unión- por los de la Asamblea Nacional Catalana de la señora Forcadell, militante de ERC, hoy convertida en presidenta del Parlamento, y se cree ungido por Dios, un nuevo Moisés, a quien el Señor en el Sinaí le ha entregado las tablas de unas particulares leyes catalanas «.

«Basta con recordar -añade- los carteles de la campaña electoral del 2012, en el que, a imitación de Charlton Heston en la película ‘Los diez mandamientos’, aparecía de espaldas al pueblo, conduciéndolo. Hoy sabemos que no lo llevó hacia la tierra prometida, sino al desastre de la pretendida gloria, en la que nos encontramos «.

En su opinión «Mas no era un líder carismático, aunque en algún momento podía parecer, puesto que, en efecto, generar ilusión en los que creían en su proyecto. Era y es un ególatra enorme tan aferrado al poder que ha preferido dinamitar su partido, romper con Unión e ir a las elecciones en las listas de Juntos el Sí, con el número 4, protegiéndose, porque las minas, en caso de que los hubiera, estallaran bajo los pies de los primeros de la fila, dejándolo a él incólume «.

«Por este motivo -acaba- no participó en los debates ni dio la cara. Por ahora, perdido el timón y el rumbo al que tanto le gustaba aludir, ni siquiera es capaz de ceder el lugar y retirarse, como habría hecho un verdadero líder carismático. Qué lástima! «.

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