«La mayor parte de esta literatura ha girado en tomo a este interrogante: ¿Qué es una nación (o la nación)? Porque la característica principal de esta forma de clasificar a los grupos de seres humanos es que, a pesar de que los que pertenecen a ella dicen que en cierto modo es básica y fundamental para la existencia social de sus miembros, o incluso para su identificación individual, no es posible descubrir ningún criterio satisfactorio que permita decidir cuál de las numerosas colectividades humanas debería etiquetar-se de esta manera.
Esto no es sorprendente en sí mismo, porque si consideramos «la nación» como una novedad muy reciente en la historia humana, así como fruto de coyunturas históricas concretas, e inevitablemente localizadas o regionales, sería de esperar que apareciese inicialmente, por así decirlo, en unas cuantas colonias de asentamiento en vez de en una población distribuida de forma general por el territorio del mundo. Pero el problema es que no hay forma de decirle al observador cómo se distingue una nación de otras entidades a priori, del mismo modo que podemos decirle cómo se reconoce un pájaro o cómo se distingue un ratón de un lagarto. Observar naciones resultaría sencillo si pudiera ser como observar a los pájaros.» (Eric Hobsbawm, Naciones y Nacionalismo desde 1870).
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Existe una confusión muy enraizada, yo diría que interesadamente, entre el concepto nación y el concepto patria. No hace mucho en un programa de tv aparecían personas que habían dejado su tierra natal para ir a vivir a otras partes de España. Unos de ellos eran una familia de Asturianos que se afincaron en Andalucía y montaron un restaurante de comida típica Asturiana. En el restaurante, decorado con enseres propios de Asturias e intentando dar un ambiente de cálida casa Asturiana, hablan sobre los acaecimientos del cambio y nueva situación tanto personal, familiar o profesional. Para terminar la entrevista entra un grupo de gaiteros vestidos a la usanza típica Asturiana e interpretando música de aquella tierra. Al hombre le cambió la cara, perdió la redondez, se le marcaron huesos y músculos mientras de los ojos manaban lagrimas. Eso es amor patrio.
Las diferencias entre patria y nación son las que hay entre un sentimiento que nace del corazón y una idea que nace de la mente.
Esos recuerdos de la infancia, esa gente, esos sonidos, esa luz, esos paisajes … están hay, en nuestro interior, cocinados hasta convertirse en un sentimiento, el sentimiento patrio. Pero los sentimientos no son excluyentes. De pequeños amamos a los padres pero ¿no amamos también a los hermanos?. Con el tiempo aparece un personaje que durante un tiempo absorbe todo nuestro corazón y nubla nuestra mente, estamos enamorados. ¿Hemos dejado de amar a nuestros padres, a nuestros hermanos?. No. Y con el tiempo vienen los críos y eso ya es un orgasmo de amor. Pero ¿hemos dejado de amar a los demás?. No.
Nacionalismo, nación son ideas nacen de la mente. Aunque al principio si puedan tener algo de sentimiento patrio pronto queda difuminado entre pensamientos, ideas, dogmas, fines, intereses, doctrinas . . . Se convierten en verdades absolutas. Los pensamientos, las ideas una vez convertidos en dogmas son por definición excluyentes. ¿Alguien se imagina a un Comunista convencido compartiendo ideas con un Liberal o viceversa? No, sus ideas una vez convertidas en dogmas son inamovibles y excluyentes del contrario. Cuantas veces hemos conversado con otro con ideas distintas a las nuestras y uno de los dos o los dos, con voz dura, afirmativa y levantando el volumen intenta defender sus ideas. En realidad lo que está diciendo: “¡es así, por que es así, por que es así . . . ¡” Son las razones del que no tiene argumentos o no puede aceptar los del contrario, porque no son argumentos, son dogmas.
Hitler declaraba en un acto de sinceridad que el era nacionalista, no patriota. Los sentimientos no eran propios de la raza superior.
Aunque el que escribe deja muchas cosas en el tintero, no se extiende mas por aquello de no aburrir al personal.
Solo afirmar que si tuviéramos claro lo que llevamos en el corazón, si dejáramos fluir los sentimientos la situación que vivimos en Cataluña no existiría.
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