Entre las medidas adoptadas por la elevación del nivel de alerta antiterrorista se encuentran, para todos los cuerpos policiales de España, la instrucción a los agentes de que aumenten la autoprotección y la vigilancia personal para intentar evitar eventuales ataques.
La preocupación que se ha instalado entre los Mossos d’Esquadra se ha traducido en un creciente interés de muchos agentes de la policía autonómica de Cataluña por adquirir una segunda arma corta.
Desde el Sindicato Autónoma de Policía-UGT aseguran que han recibido numerosas consultas de mossos que no contaban con una pistola propia, más allá de la de dotación, y que con la mayor percepción de peligro por la amenza yihadista se han planteado comprar una segunda arma.
Lo que buscan cada vez más agentes es poder llevar un pistola propia fuera de servicio, al irse a su casa y en su vida cotidiana, como medida de autoprotección ante un eventual ataque. El miedo de algunos agentes es que los terroristas no les ataquen sólo cuando estén patrullando, con su uniforme, chaleco y arma reglamentaria, sino que los identifiquen fuera del trabajo.
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No me gusta el verbo ‘acollona’ en este contexto. El sentimiento de miedo que deben sufrir merece respeto y comprensión.
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