Tras la Guerra Civil, y con la llegada del turismo a partir de los años 50, la cerveza se instaura definitivamente como una de las bebidas típicas en Cataluña. Es en esta época cuando una de las conocidas marcas cerveceras ligadas a Barcelona, San Miguel, se establece en la capital catalana, a raíz de su separación de la compañía madre, originaria de Filipinas. Desde la pasada década está unida a otra compañía cervecera, Mahou, tras la salida de Danone del accionariado de estas dos, pero no ha perdido su identidad típicamente barcelonesa y catalana.
La instalación en Cataluña de cercezas San Miguel, desde Filipinas, se debió a las gestiones de Pere Cortina i Mauri, natural de la Pobla de Segur. Fue diplomático durante el franquismo y el último Minsitro de Asuntos Exteriores franquista. Consoguió que San Miguel instalara una de sus fábricas en Lérida.
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