Por activa y por pasiva, una de las críticas que más han arreciado contra el franquismo fue la de intentar imponer la autarquía, sobre todo durante los primeros años del Régimen. El caso es que la idea viene de un antiguo catalanista, Rafael Gay de Montellá, nacido en Vic en 1882, y militante de las juventudes de la Lliga. Durante la Guerra Civil se pasó al bando nacional y se afilió a la Falange. Hasta entonces había ocupado cargos en la Academia de Jurisprudencia y Legislación de Cataluña y en el Colegio de abogados.
Una parte importante de la Guerra se la pasó en Italia estudiando el sistema corporativo propugnado por el fascismo. En 1940 escribió una obra titulada Autarquía, en la que preconizaba una nueva forma de organizar el Estado. El libro está repleto de buenas intenciones, la mayoría inaplicables, que tenían como intención crear una economía autónoma evitando la dependencia de materias primas del extranjero. También escribió Valoración hispánica del Mediterráneo (1952) y Girona 1900 (1966), una novela en catalán. FUe familiar del actual presidente de la Patronal catalana.
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