Fotos comprometidas: un Pascual Maragall vestido de falangista


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En la foto de la derecha, el en centro, Pascual Maragall, vestido impecablemente de falangista, en un acto de los Caídos por Dios y Por España

Pascual Maragall, siempre se las dio de resistente antifranquista. Recordando la muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975,  confieba: “Tenía 34 años, militaba en Convergència Socialista de Catalunya y trabajaba en el Gabinete Técnico del Ayuntamiento de Barcelona. Ese día recuerdo la percepción de un ayuntamiento dividido entre los que mostraban su tristeza y los que debíamos contener una emoción inmensa. Bajamos a celebrarlo a la Plaza de Sant Miquel”.

Tan sobria celebración de una “emoción inmensa” únicamente se comprende al saber del asedio, persecución y hasta tortura que padeciera Pasqual Maragall a manos de los sicarios del dictador. Eso, a pesar de que el natural discreto de nuestro President preferiría ahorrarnos a los catalanes los pormenores del calvario al que fue sometido por Franco durante la tiranía. De ahí que pocos hayan acusado recibo de que el alcalde Porcioles, la mano derecha del Caudillo en Barcelona, humilló a Maragall obligándolo a integrarse en la elite de la elite de su equipo de asesores personales –el sanedrín de veinte validos designados a dedo que respondía por Gabinete Técnico–. Aunque aquella afrenta de los totalitarios apenas supuso el principio de su dramático vía crucis. Porque, poco después, en el colmo del sadismo, Maragall fue forzado por los fascistas a continuar cobrando su sueldo mensual íntegro durante los dos años de excedencia que llenaría reflexionando en Nueva Yok, entre 1971 y 1973.

Y a tal extremo llegó la ira inquisitorial del fascio contra el joven luchador socialista que Franco hubo de violar sus propias leyes para lograr que el dinero le llegase puntualmente a Manhattan cada primero de mes. Ocurre que sacar de España tales sumas hubiera supuesto incurrir en un delito de fuga de capitales para quien lo intentase. Razón de que los verdugos del sátrapa ferrolano ordenaran a más de media docena de altos cargos del régimen en Barcelona remitir de forma individual giros periódicos de divisas al expatriado, hasta completar entre todos los haberes de su nómina sin violar la Ley de Cambios franquista. Ese fue el cruel modo elegido por el autócrata para perseguir y atormentar al sufrido militante clandestino, incluso al otro lado del Atlántico

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El joven Pascual Maragall de Falagista.

 



Categorías:HISTORIA

4 respuestas

  1. Es posible que se «hayan preocupado» de borrar todo testimonio gráfico del Maragall falangista. No lo sé, pero si fuera así no me extrañaría :S

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  2. Ese es Juan Antonio Samaranch, no Maragall.

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  3. Todo el mundo tiene un pasado y cambiar de ideas es legítimo siempre que se haga honestamente y no por intereses económicos o de poder (el chaquetero de toda la vida vamos). Pero que no nos vendan más motos los heroicos resistentes antifascistas por favor.

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