Cuarenta y cinco años del histórico 20 N de 1980


Madrid, 22 de noviembre de 1980

Somatemps

El 20 de noviembre de 1980 (realmente fue el sábado 22 de noviembre) cerca de un millón de personas (800.000 personas según la Policía municipal del entonces alcalde socialista Enrique Tierno Galván) se congregaron en la madrileña Plaza de Oriente para exigir la dimisión del Gobierno de Adolfo Suárez, reclamar medidas urgentes contra el terrorismo etarra (casi 100 asesinatos ese año) y exigir además una urgente rectificación del desastroso rumbo que llevaba la democracia. La manifestación conmemoraba también el fallecimiento de Franco, cinco años antes.

Fue la mayor manifestación del periodo de la llamada Transición, aunque hoy se trate de ocultar y nos hablen de otras manifestaciones de la época como multitudinarias. La más multitudinaria realmente fue esta.

Apenas un lustro después de la muerte del general Franco, la situación de España se degradaba rápidamente, y el deterioro del país era más ostensible día a día. Se vivía en medio de una avalancha terrorista etarra, con una Constitución cuyo capítulo autonómico ya estaba desbordando sus límites, apenas empezada su vigencia y con la economía en recesión y el paro creciendo rápidamente. El malestar era patente en todo el país.

Ante este panorama, la coalición Fuerza Nueva. (formada por Unión Nacional y la CTC carlista, entre otros grupos) liderada entonces por el diputado Blas Piñar convocó una gran manifestación el 20 de noviembre en Madrid, que acabó desbordando todas las expectativas y siendo auténticamente multitudinaria. Cerca de un millón de personas provenientes de toda España se congregaron con miles de banderas rojigualdas inundando todo el centro de la capital española.

Hubo incluso delegaciones internacionales con representantes de grupos como el Frente Nacional francés de Jean Marie Le Pen y el MSI italiano.

La manifestación de aquel día fue realmente histórica. Alguien podría pensar visto en perspectiva, que sólo fue un «intento desesperado» de la «ultraderecha» por frenar un proceso de democratización irreversible. Sin embargo, no fue así. Aquella masiva manifestación acabó teniendo consecuencias políticas muy importantes. El Gobierno de Adolfo Suárez se encontraba en una difícil situación durante 1980, con un proyecto político agotado y el partido gubernamental, la UCD, dividida internamente, en buena medida debido a la incapacidad de Suárez para frenar el terrorismo y la deriva disgregadora de las recién instauradas autonomías.

En este contexto, la gigantesca manifestación de la plaza de Oriente demostró que una parte muy importante de los españoles no estaba dispuesta a seguir tolerando aquella insostenible situación. Quedó claro que aquella movilización iba mucho más allá de los votantes estrictos de Blas Piñar (unos 300.000) y era ampliamente representativa de al menos todo el segmento sociológico de la derecha y en buena medida también del «centro». Aquel día Adolfo Suárez tuvo claro que había perdido el apoyo incluso de la mayor parte de sus propios votantes.

Apenas dos meses más tarde, Suárez (en el poder desde 1976) presentó su dimisión (23 de enero de 1981). En esas circunstancias no resulta nada descabellado afirmar que la impresionante manifestación del 20 N anterior dio la puntilla a Suárez y en buena medida contribuyó poderosamente a su dimisión. Un mes después, el 23 de febrero tuvo lugar el famoso intento de golpe de Estado militar, que a pesar de su fracaso evidenció de nuevo claramente que el descontento con el Gobierno era muy grande en toda España. Se formó un nuevo Gobierno de UCD presidido por Leopoldo Calvo Sotelo que tendría una breve vida de poco más de un año y medio . Calvo Sotelo intentó cambiar el rumbo de su antecesor en diversas materias clave, aunque su éxito fue muy limitado.

En cualquier caso había quedado claro que cinco años después de muerto Franco, los sectores patriotas seguían teniendo una capacidad de movilización que podía ser masiva. En la manifestación, que tuvo una importante presencia juvenil, como demuestran las fotos de la época, hubo una considerable representación catalana (Fuerza Joven de Barcelona acudió casi en pleno. Fuerza Joven era la rama juvenil de Fuerza Nueva) y vasca, lo que era especialmente meritorio en las circunstancias de la época.

El diario El Alcázar incluso publicó en los días posteriores a la manifestación un libro gráfico sobre ella con abundantes fotografías en color, con el título: «La manifestación más grande jamás contada».
En definitiva fue un día histórico aquel 22 de noviembre de 1980.



Categorías:HISTORIA, TRIBUNA

2 respuestas

  1. Ha llegado el momento de echarse a la calle otra vez.

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  2. Libro publicado por Dyrsa. Dos años después Blas Piñar se, acojonó literalmente y dio la estampida. Ahí se acabó todo. Lo del siglo XXI es otra cosa.

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