«Españoles, somos hermanos. No os llaméis sino españoles». El manifiesto de Vizcaya en 1808


Rafael María Molina

Se atribuye al político de la entonces AP vasca en los años 80, Julen Guimon, la frase «En el País Vasco lo importante no es lo que pueda suceder en el futuro sino lo que pueda ocurrir en el pasado»

Se refería a la manipulación, ocultación y tergiversación de la historia, tan habitual en Vascongadas como en Cataluña. En 1980 se produjo el robo del documento original de la famosa proclama de la Junta de Vizcaya en 1808, manifiesto que llamaba a la insurrección popular contra los ocupantes napoleónicos, en términos de un absoluto patriotismo español. El documento se guardaba en los archivos de la Diputación Foral de Vizcaya.

Nunca más apareció y presumiblemente fue destruido por quienes odiaban lo que éste decía. Evidentemente existían copias de lo allí escrito y no se perdió el contenido pero el robo en cuestión fue profundamente simbólico del devenir de una región, las Vascongadas, en la que a finales del siglo XX parte de sus habitantes parecían dispuestos a romper y renegar de su historia y de la trayectoria de sus propios antepasados.

En julio de 1808 una serie de personalidades de la zona de Bilbao se reunieron y organizaron una nueva Diputación de gobierno local, en rebelión contra el gobierno del rey intruso José Bonaparte, quién negociaba con su hermano Napoleón, para entregar las provincias vascas a Francia.

Así se constituyó una Junta de Gobierno de Vizcaya, similar a las Juntas que surgían en ese momento en toda España, tras la sublevación popular del 2 de mayo en Madrid, juntas que poco después se unirían en una Junta Central, luego llamada Junta Suprema, para hacer frente al gobierno afrancesado de José Bonaparte yal ejército francés ocupante.

Todas estas Juntas locales hicieron llamamientos de encendido patriotismo para animar a los españoles a alzarse contra la ocupación francesa. (Vale la pena leer estos llamamientos, recopilados por Sabino Delgado en el libro » Guerra de la Independencia Proclamas Bandos y Combatientes», Editora Nacional, 1979)

Una de las proclamas más enardecidas, en ese sentido, fue la que emitió la Junta de Vizcaya, con el título de «Llamamiento de los Vascongados a los demás Españoles». Es un largo texto con pasajes realmente interesantes y significativos:

«Españoles, somos hermanos: un mismo espíritu nos anima a todos, arden nuestros corazones, como los vuestros, en deseos de venganza. Aragoneses, Valencianos, Andaluces, Gallegos, Leoneses, Castellanos y compañía, todos nombres preciosos y de dulce recuerdo para España, olvidad por un momento estos mismos nombres de eterna memoria y no os llaméis sino españoles, no os dejéis persuadir de las funestas sugestiones del enemigo, que viéndonos invencibles en masa, maquina nuestra ruina dividiéndonos, pero no, no lo logrará».

Los autores del manifiesto querían también tranquilizar a quien en el resto de España pudiese albergar dudas de que los sectores afrancesados de Vascongadas pudiesen conseguir, dada la proximidad geográfica de la región a Francia, que los vascos se volviesen contra el resto de los españoles:

«Ni los deseos del enemigo, ni sus halagos, ni amenazas serán capaces de hacernos tomar partido contra vosotros. Un esfuerzo más de vuestra parte, valerosos españoles, y volaremos juntos al campo del honor. Mientras tanto recibid como prueba incontrastable del espíritu que nos anima, los holocaustos que ofrecen a la libertad española los Eguías, los Mendizábales, los Echevarrías y otros infinitos vascongados que derraman su sangre en vuestros batallones y son el terror del enemigo».

La Junta de Vizcaya organizó una milicia al mando del coronel Tomás Salcedo, pero esta fue dispersada por los napoleónicos, que llevaron cabo, como en toda España, una fuerte represión. En Vizcaya surgieron entonces, igual que en el resto de España (incluida por supuesto Cataluña) guerrillas patrióticas que se lanzaron a hostilizar a las tropas napoleónicas. Destacaron especialmente las guerrillas de Mariano Renovales y especialmente la de Francisco Tomás de Anchía y Urquiza, conocido como «Longa», un joven herrero, natural de Mallavia, Vizcaya, que resultó ser un magnífico guerrillero y un líder natural. La Junta Suprema, desde Cádiz, le nombró coronel en atención a sus méritos. Su fuerza guerrillera, conocida como
«División Iberia», compuesta por jóvenes vascos y castellanos causó más de 900 muertos al ejército francés en tierras de Vizcaya, Álava, Burgos, Navarra y Cantabria. Más tarde Longa sería Capitán General de Castilla la Vieja y luego de Valencia.

Todo esto es una demostración más de la absoluta españolidad de los vascos, y de que, pese a todo, los intentos del nacionalismo separatista por intentar separar a las Provincias Vascongadas de España están condenados al fracaso.



Categorías:CULTURA, HISPANIDAD, HISTORIA

1 respuesta

  1. El problema con el País Vasco fue:

    1) asumir la leyenda negra y el anticatolicismo de los liberales (que realmente era una excusa para robar las tierras de la Iglesia).

    2) darles un régimen fiscal propio.

    3) volvérselo a dar tras la muerte de Franco.

    Hay cosas que pasan, como la revolución francesa, la invasión napoleónica…etc; no se eligen y hay que lidiar con ello.

    El problema es que lo que se ha hecho se ha hecho mal.

    Partiendo del robo de las desamortizaciones, que deslegitima por impío al régimen de Madrid y que provocará 3 guerras civiles una detrás de otra.

    El régimen fiscal propio, que se otorga para poder terminar de una vez con las guerras carlistas, no arregla el problema, porque el problema no es ese, y será a su vez la munición para crear el lobby de De La Sota, el PNV, porque favorece el privilegio de las élites locales.

    En vez de haber creado un centro económico fuerte, se ha favorecido centros regionales (Bilbao y Barcelona) que dependen de la protección arancelaria para sobrevivir y que fuerzan a sus élites a chantajear al Estado para mantenerlas (contra el interés de otras zonas españolas, principalmente las agrícolas y ganaderas)

    Los problemas de Alfonso XIII, sus errores y la actividad de las fuerzas de la época (movimiento obrero, masonería, regionalismo catalán…) le acaban quitando el reino y el nuevo régimen acaba en guerra civil. Franco gana la guerra y pacífica España y el País Vasco.

    Con la «democracia» algún gilipoyas (jesuitas) pensó que era mejor volver a la situación de 1936 preguerra civil en aras de la «reconciliación entre hermanos» y olvidarse del franquismo y la legitimidad de lo que vino después (Juan Carlos). No funcionó.

    Y una cosa que ya estaba olvidada se vuelve a crear como si no hubiera pasado nada (alimentado por intereses partidistas en busca de poder). Aunque es cierto que hay que recordar la actividad de ETA (y su protección por Francia), que sirve de chantaje perpetuo.

    Conclusión: nosotros mismos hemos creado un sistema que premia el ser antiespañol. Recogemos lo sembrado.

    Tampoco la «democracia» ha servido para legitimar el gobierno ni se ha creado paz social con el Estado del Bienestar.

    Y eso que ya se sabe científicamente que no existe raza vasca, que los vascos son mestizos de 2 poblaciones prehistóricas, genes que también tienen el resto de los españoles; que el vascuence, a pesar de ser una lengua prerromana, como el irlandés, el chino y el bantú, ha evolucionado como cualquier otra lengua y no es la lengua que hablaban los «neardentales» ni mucho menos el hijo de Noé. etc. Naturalmente la economía vasca está totalmente integrada en la española, de la que depende.

    Todo está mal porque todo se ha hecho mal desde 1975 (con excepción de la ley de reforma política que cambia el franquismo «de la Ley a la Ley»). El neo problema vasco no es una excepción.

    Lo que estamos sufriendo nosotros hoy es justamente la evolución de un sistema que, pudiendo funcionar, no ha funcionado nunca y que ha destruido la industrialización franquista, que es lo que ha creado las clases medias y paga el Estado del Bienestar, creando de paso 17 reinos de taifas extractivas.

    (los jesuitas, a parte de destruir su orden el intentar destruir la Iglesia, intentaron reconciliar el pueblo vasco, muy católico, con sus obispos, porque Franco consiguió del Vaticano una especie de modificación del derecho real de presentación de obispos, con la consecuencia de que eran franquistas. Se acabará reconvirtiendo el regionalismo y el tradicionalismo vascos en nacionalistas vascos)

    (Juan Carlos intentó reconciliarse con los partidos de la república para conservar su trono. Eso sólo hizo resucitarles y darles una fuerza social que no tenían. Tampoco ha funcionado )

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