Trump, el ultraliberal


Axel Seib

Lunes 20 de Enero por la mañana. Ya puedo ver la campaña contra Trump que han comenzado los medios españoles. Digo españoles, pero es una cuestión meramente geográfica, emiten en España, pero sus intereses están muy lejos de España. Como sus dueños.

El caso es que ante la inminente presidencia de Donald Trump, ya corren a calificar a Trump. Una forma como otra de pretender insultar y difamar. Aunque únicamente insultan a la inteligencia.

La jugada es de psiquiátrico. Yo mismo recuerdo todos los titulares, comentaristas y artículos del pasado llamando a Trump cosas como «enemigo del libre comercio», «intervencionista», «quiere unos EEUU encerrados en sí mismos». Recordemos que Trump dejó en suspenso el TTIP con la UE. Y gente como Juncker y la camarilla de Bruselas ya se encargaron de tratarlo de «proteccionista». Podemos recordar, incluso, que Trump impuso aranceles al aceite de oliva español.

Con éstos mimbres y con una UE que se ha cargado su industria automovilística con regulaciones absurdas e irreales, mientras es incapaz de protegerse de los automóviles chinos, los medios salen al rescate de quienes sostienen sus correas. Y no hay mejor defensa de la inutilidad y mediocridad de nuestras élites que malmeter contra Trump.

Y así, por arte de birlibirloque, ahora Trump es ultraliberal. O neoliberal. O cualquier chorrada que les venga bien. Donald Trump podría ser perfectamente el Tío Camuñas. Pero ahora mismo les viene bien alguna etiqueta que insinúe recortes, menos política social y ser amigo de «los magnates». Curioso que utilicen a Elon Musk para eso. El único nombre de «magnate» que pueden decir que apoya a Trump es, precisamente, el único multimillonario que le apoya. No hay más. El batiburrillo de millonetis yanquis es fiel donante de la causa del Partido Demócrata. Sea para guerras, para expoliar al contribuyente americano y aumentar el comercio de armamento, apoyar a las grandes farmacéuticas o para conseguir que hayan multimillonarios terratenientes que quieren que coman carne sintética. Pero queda mal decir eso. Los jefes se enfadan. Así que señalan a Trump con etiquetas absurdas.

Trump no es liberal. Bajar impuestos y quitar regulaciones absurdas no es acabar con el estado. Es dar un respiro a trabajadores y empresas. Es darles la oportunidad de competir ante predadores industriales y comerciales de otros países. Y si es necesario que para «hacer América grande otra vez»,  se tenga que poner más aranceles a China, se hará. Y si se tiene que cerrar el comercio con México, se hará. Nos puede parecer bien o mal, pero Trump es un pragmático, no un idealista. No se aferra a una doctrina ideológica, hace lo que en cada momento beneficia más a su país, a sus trabajadores y a su industria. Es más, hace lo que sea necesario, sea liberal, intervencionista o cuarto de libra con queso, para mejorar su postura negociadora y que los EEUU prevalezcan. Pero en Europa no nos podemos quejar. Tenemos unos medios muy fiables. Y unas élites muy capaces. Gracias a ellos podemos ir a todas partes con un patinete eléctrico chino mientras bebemos agua de una botella. Si no nos sacamos un ojo con el puñetero tapón salvaclimas.



Categorías:BREVIARIO, TRIBUNA

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