
César Félix Sánchez Martínez es doctor en humanidades por la Universidad de Piura (Perú). Ha sido director de estudios del Seminario Arquidiocesano de San Jerónimo de Arequipa, donde actualmente se desempeña como profesor de diversas materias filosóficas. Preside la filial arequipeña de la Sociedad Internacional Tomás de Aquino.
En esta entrevista analiza la figura de Joseph de Maistre, uno de los grandes pensadores reaccionarios, cuya memoria es injustamente olvidada. Hemos de aclarar que aunque en su juventud, en medio de la grandísima confusión de ideas y costumbres en los tiempos prerrevolucionarios, se unió a una logia de la masonería, alcanzada la madurez, y dándose cuenta de su gran error, abjuró solemnemente.
Este año se cumple el 200 aniversario de la muerte del conde saboyano Joseph de Maistre (1754-1821), uno de los grandes intelectuales contrarrevolucionarios, pero sin embargo su figura parece olvidada ¿Por qué es importante rescatarla?
Creo que es importante rescatarla, tanto por su estilo y altura literaria, llena de imágenes de una belleza desafiante, como por su visión profética. Respecto al primer aspecto, un pensador ateo, por lo general inmisericorde con toda banalidad, como es Emil Michel Cioran, en su curioso libro Anatemas y admiraciones, lo compara con Nietzsche y San Pablo por su genio y apetito por la provocación, y sostiene que «al elevar el más trivial de los problemas al nivel de paradoja y de dignidad del escándalo, imponiendo anatemas con crueldad entusiasta, creó una obra rica en enormidades, un sistema que infaliblemente seduce y exaspera». Otro personaje, poco sospechoso de beaterías, como el maudit Charles Baudelaire, decía que el conde de Maistre le «había enseñado a pensar».
Y es ahí donde podemos comprender cabalmente su profetismo. Joseph de Maistre nos enseña a mirar más allá de lo evidente, de la serie de efectos «esperables» de causas «comprensibles» por una conciencia vulgar (como la de tantos politólogos y analistas políticos actuales) y, con una mirada a la historia de la Salvación y en la realidad de la naturaleza humana caída, a poder encontrar el orden secreto del drama permanente de la lucha entre las dos Ciudades.
Me explico: para las conciencias vulgares de los politólogos laicistas, muy probablemente el año 2020 se parecería al 2019 y la humanidad avanzaba, lentamente y a pesar de populistas y otros «deplorables», a una ecumene pacífica e ilustrada. En cambio, Maistre, viendo el estado de anomia de la sociedad humana y los ocultos designios de Dios revelados en la Escritura, habría repetido un anuncio que hizo en las Soirées refiriéndose a circunstancias históricas y espirituales semejantes: «Debemos aprestarnos para un acontecimiento inmenso en el orden divino, hacia el cual marchamos con una tan acelerada velocidad que sorprenderá a todos los observadores. Temibles oráculos ya anuncian que los tiempos han llegado».
Se le considera uno de los máximos opositores intelectuales a la ilustración y a la Revolución francesa, por lo que su figura debiera ser destacada, aunque al parecer no interesa.
Más allá de la ignorancia generalizada y escandalosa de los intelectuales y opinadores de los medios globales de nuestros días, una de las grandes razones del olvido voluntario y, a veces, del rechazo infundado que surge de una mirada superficial es la beatería. ¿A qué nos referimos? A una especie de prejuicio farisaico por el cual todo aquel que haga afirmaciones fuertes, paradójicas, contraintuitivas a la sensibilidad ilustrada y de consecuencias esenciales –es decir, que nos lleven a pensar en el destino último del hombre–, es inmediatamente tachado de «fanático» o «extremo» y ni siquiera se le da el beneficio de una lectura más o menos sosegada. Más allá de la descalificación fácil, cualquier referencia más profunda a este tipo de pensadores provocaría una suerte de «impureza ritual» en todo opinador que quiera ser políticamente correcto. Esto es particularmente cierto en el mundo hispánico, cuyos vulgarizadores intelectuales son casi siempre repetidores de eslóganes y lugares comunes «prestigiosos» antes que pensadores reflexivos. Así, los pocos que mencionan tangencialmente al Conde, repiten de manera parcial los lugares comunes de Isaiah Berlin, donde se le juzga como una especie de profeta del fascismo, siendo que el Conde fue un enemigo explícito de todo despotismo ilegítimo y de toda utopía política revolucionaria.
Por otro lado, los ámbitos católicos no han dejado de estar sujetos a beaterías semejantes. Cabe señalar, sin embargo, que luego de la encíclica Aeterni Patris de León XIII (1879), que exhorta al retorno al pensamiento de santo Tomás, muchos consideraron que el pensamiento del Conde había quedado desfasado.
Para esto hay que comprender qué era exactamente Joseph de Maistre como pensador. No un metafísico ávido de crear un sistema original de pensamiento consolidado –como tantos pensadores modernos– sino un moralista. ¿Qué es un moralista? Es un tipo de pensador que se ocupa de lo contingente, de lo humano, un observador de las moeurs, de las costumbres; en este caso de la gran contingencia que supone la Revolución.
Eso no quiere decir que el Conde no haya tenido una metafísica y una epistemología. Su gran lucha fue contra el empirismo de Bacon, Locke y Condillac, en el que justamente veía una de las fuentes filosóficas de la Revolución. Y por eso es que defiende una suerte de platonismo innatista para explicar el fenómeno del conocimiento así como, en lo sociológico, una general constatación del fracaso histórico de la razón raciocinante moderna a la hora de ponderar lo humano y lo divino. Esta peculiar mezcla ha sido tachada de «tradicionalista», pero basta saber que, a diferencia de Lammenais o de Ventura de la Raúlica, la Sede Apostólica nunca condenó explícitamente el pensamiento maistreano como irracionalista, porque sabía que, en medio de las imágenes literarias y el ardor polémico, no se encerraba ninguna intención sistematizadora.
Habría sido maravilloso, claro está, que el Conde alcanzase a empaparse del tomismo (recordemos que en su época ni siquiera se enseñaba a Aristóteles en el Collegio Romano de los jesuitas y el estado de los estudios eclesiásticos era bastante inestable) y descubriese en su doctrina del intelecto potencial, del conocimiento habitual y por connaturalidad y de la abstracción las bases de una refutación más sistemática del empirismo y sensualismo. Pero recurrió, en ocasiones con éxito, a los argumentos que podía tener a mano en su contexto histórico.
¿Qué autores influyeron en el pensamiento de Joseph de Maistre?
Como ya dijimos, Platón. Pero no el Platón del Timeo, sino el más complejo de algunos pasajes de República, que dialoga con múltiples voces y que nos presenta a la política como un quehacer sapiencial, que puede ayudar a elevar al hombre a la virtud o degradarlo hasta el extremo de convertirlo en la peor clase de esclavo, el esclavo de sí mismo, de sus bajas pasiones, el alma tiránica. También está –y de manera fundamental- san Agustín, cuya teología de la historia, centrada en torno a la lucha perpetua entre la Ciudad de Dios y la Ciudad del Hombre, asume y aplica para estudiar su tiempo. Finalmente, una influencia pasada por alto pero muy importante es la del gran dramaturgo clásico francés Jean Racine, al que leyó desde su infancia, y que lo empapó, tanto en la forma como en el contenido, de un afán por buscar en todo el orden y la armonía.
Fue muy importante su combate contra la teofobia del pensamiento moderno y a la eliminación de toda referencia a la Divina Providencia para entender la historia.
Precisamente la obra de los grandes poetas cristianos como Racine, Shakespeare y Dante consiste en una vindicación de la Divina Providencia en medio de las tragedias aparentes de la historia humana y del desorden de las bajas pasiones de los hombres. Respecto de Shakespeare esto lo ha demostrado Martin Lings en un hermoso libro. El Conde comparte ese mismo horizonte espiritual y se puede decir que toda su obra no es más que una gran teodicea, más aguda que la de Leibniz, pues antes que ir hacia abstracciones, se centra en el campo de batalla de las dos ciudades: el corazón humano en su agere histórico y político. De ahí que el subtítulo de su obra más famosa, Las veladas de San Petersburgo, sea Diálogos sobre el gobierno temporal de la Providencia.
También es muy significativo que se opusiese a René Descartes sosteniendo que la razón humana no debe intentar entender el orden divino.
Joseph de Maistre es el profeta, el notario anticipado, del fracaso de la razón moderna a la hora, no solo de entender el orden divino en la historia, sino de entender al hombre y diseñar una sociedad humana «racional». Se anticipó al siglo XX y alertó contra los horrores del totalitarismo revolucionario.
Es muy interesante el hecho de que pusiese a Dios en el centro de todas sus doctrinas, afirmando que el Creador se manifiesta de forma misteriosa, especialmente a través de los milagros, a los cuales el hombre debe responder con la oración.
No solo Dios estaba en el centro de sus doctrinas, sino de su vida. No era un reaccionario de salón ni una figura ambigua o extravagante, como algunos de los que defienden causas políticamente incorrectas en nuestros días, sino un padre de familia cariñoso y preocupado, un esposo fiel y comprensivo en medio de situaciones de persecución y pobreza muy difíciles por causa de la revolución. Sus biógrafos son unánimes al señalar que, detrás de ese escritor de vuelos proféticos y de convicciones pétreas, se encontraba un hombre afable e íntegro, sin dobleces, un verdadero caballero cristiano. Los que lo conocieron personalmente, incluso sus enemigos doctrinales, no dudan en reconocer sus grandes cualidades humanas. Era, además, un hombre de oración profunda y de práctica religiosa intensa. Y eso es un gran mensaje para nuestros tiempos llenos de polémicas efímeras: ¿de qué sirve defender las mejores causas si uno no cumple con sus deberes de estado ni tiene una vida de piedad?
La filosofía política de Joseph de Maistre parte del principio de que la justicia no puede ser vencida, como prueba la muerte de Jesucristo, el justo por excelencia. Su principal obra política, Consideraciones sobre Francia (1797), presenta a la Revolución francesa (sujeto central de sus reflexiones) como un acontecimiento satánico y “radicalmente malo”, tanto por sus causas como por sus efectos.
Es interesante contrastar en este punto a Joseph de Maistre con Hegel. Ambos ven en la Revolución francesa la constatación más clara de que, contrariamente a lo que pensaban los ilustrados, la historia no se basta a sí misma. En Consideraciones sobre Francia, compara a la Revolución «con la fructificación instantánea de un árbol en enero» y profundiza en la manera cómo este acontecimiento desafía el sentido común político. Y es allí donde se revela su carácter satánico. Hegel sabe también que el sentido común y la misma historia no explican ese acontecimiento y recurre a un espíritu metahistórico y a la vez inmanente que, en el futuro, se revelará divinizando plenamente al hombre. La historia de los totalitarismos de signo hegeliano, su ascensión imparable y su caída súbita le dan la razón al Conde, a mi entender.
Es muy interesante que publicase una obra en defensa de la Inquisición española.
Mientras el clérigo español Llorente creaba el mito de la inquisición española, el laico saboyano Joseph de Maistre lo refutaba en sus Lettres à un gentilhomme russe sur l’Inquisition espagnole. Es una de las mayores manifestaciones de su ingenio y una verdadera joya retórica y literaria. Ahí, toma como base el decreto de abolición de la Inquisición por parte de las Cortes de Cádiz, «de filosófica memoria» como señala con ironía sutil, para llegar a la conclusión de que aún el más «filantrópico» de los ilustrados convendrá en que ante situaciones extraordinarias se requieren medidas extraordinarias. Lejos de exaltar incondicionalmente esta institución, realiza el primer intento serio por contextualizarla. Además reflexiona sobre las aporías de la «tolerancia», tema de mucha actualidad, pues vemos cómo en la «sociedad abierta» en la que vivimos, hay claramente una ortodoxia indiscutible que lleva a la «cancelación» de quienes piensan diferente.
Es el célebre creador de la frase «cada Nación tiene el gobierno que se merece», algo perfectamente aplicable hoy.
Muy aplicable en nuestros días. Pero esta frase no significa un llamado a una resignación pasiva ante los estropicios de los políticos, sino una constatación de que los malos políticos son un castigo divino para los pueblos.
Finalmente, ¿cuál es el mensaje del conde Joseph de Maistre en una época tan difícil como la nuestra?
Tiene mucho que decirnos en estos años donde la Revolución anticristiana se ha expandido tanto, incluso dentro de la Iglesia, y revela directamente y ya sin vergüenza sus rasgos demoníacos. Pero me quedaría con una idea suya, semejante al infirmior sed potens de su paisano saboyano Francisco de Sales: que cuando la Revolución y el desorden parezcan mayores, más está presente la Providencia, y que los momentos de crisis histórica suprema, donde parezca que toda esperanza naufraga, son las clarinadas que anuncian el renacer de lo Divino en la historia.
Por Javier Navascués
Categorías:ENTREVISTAS
!Pero bueno!
?Es que alguien va a leer a este De Maistre?
?O como vulgares marxistas culturales vamos a hablar sobre De Maistre sin haberlo leído?
?Tú que prefieres?
?Comerte una buena paella o leer sobre una buena paella?
!Pontificar sobre una buena paella sin haberla catado!
!Vale!. Para ti la perra gorda.
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¿Quién no ha leído a De Maistre? ¿Vos? La paella está exquisita, si bien cocinada.
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Estimado Don Javier :
Os ruego sustituyais uno de mis comentarios, por el mismo que sigue a continuación, retocado, corregido de erratas.
Miro el artículo Vuestro en Internet, y veo que no aparecen los tan instructivos comentarios Vuestros y las reflexiones que sus admiradores nos hemod tomado el esfuerzo y alegría de poner. Os ruego dispongais que salgan.
Comentario sobre Revolución etc a Javier
Yo, el Padre Ricardo de Perea y González, y pongo el apellido de mi madre, se puede uno suponer por qué, y no me pongo «Reverendo», porque, en este caso, el Padre habla él y de sí mismo, entiendo por diabólico lo que lo es, lo que un Sacerdote católico «instruido en su Ley» (P. Segneri, S. J.) debe saber y sabe.
En mis escritos casi siempre uso el término «Revolución», cuya génesis protoetimológica bien habeis Vos expuesto («ex geometria et physica»), como tecnicismo Realista, Carlista clásico, y Escolástico común, LA REVOLUCIÓN FRANCESA, pudiéndose usar el vocablo como concepto genérico, un género a que pertenecen todas «las revoluciones» «generice sumptæ». Revolución (término adoptado por los idiomas, dándole significado genérico), género lógico REVOLUCIÓN : Acción de genéricamente subvertir un orden. Acción normalmente subversiva, de cambio radical del sistema político gobernante.
Subversión en sentido genérico, «sub vertere», cambiar desde abajo, desde los sometidos.
No es diabólico todo terror político, entendido también genéricamente. Una fase de terror, así, en sí misma, y «simpliciter», no es éticamente ni buena, ni mala, pues su eticidad júzgase por la adecuación, o inadecuación, del empleo del terror, a la Ley Natural y la justicia, teniendo incluida la cuenta de la existencia y naturaleza concreta de los fines que dicho terror persigue. El Terror, como período específico de la Revolución Francesa, es asesino y diabólico.
Bien expuesta la génesis histórica fenomenológica del luciferismo que, en principio y al principio, excogitaron y adoptaron los masones. Pero ya dije que si se hubiesen quedado en el Lucifer antes de su rebelión, nada que reprochar. El caso es que, como bien decís, se trata del Lucifer en rebeldía contra el cumplimiento de un decreto divino, y, por tanto, en rebelión contra la Autoridad, en este caso la inmediata de Dios. Ese Lucifer, en el acto mismo de decisión de rebelarse contra Dios, al que ya odia, deviene diablo, y se le cambia el nombre, adecuado a la nueva cuasinaturaleza que adquiere, Beelzebú, el Diablo, aunque suele llamárselo así una vez derrotado y punido el rebelde, convertido en Principe del Infierno. Por tanto la masonería moderna no es simplemente luciferina, no es luciferina en absoluto, en estricta Ciencia nuestra, pues no se trata del Lucifer la más perfecta, grande, buena y bella Criatura natural de toda la Naturaleza creada por Dios. Es Satanás, en la acepción común actual del nombre, prescindiendo de su sentido etimológico «indoeuropeo».
Bien explicado el sentido libertario que los masones dan a pisar la Cruz, no en odio a ella, sino como signo de superar toda materialidad y toda materialización que impida guiarse por la significación puramente espiritual de los actos humanos libres. Pero, y «siempre hay un <>», la masonería va más allá, odia el Cristianismo dogmático, que juzga como excesiva materialización del Cristianismo espiritual, no lo entiende como intrínsecamente dogmático, de ahí la oposición a la Iglesia, custode y proclamadora del Dogma católico. Y va más allá, niega que haya materialidades intrínsecamente desviadas opuestas de por sí a la ética y moral cristiana, de modo que no hay materia de sacrilegio prohibida como tal materia, y, por tanto, pisar la Cruz, el Crucifijo, no está racional ni legítimamente, ni cristianamente, prohibido, de modo que, si la Iglesia prohibe esa materia, se excede, porque al objeto repugna natural y racionalmente tal prohibición, y la Iglesia carece de Autoridad para dogmatizar y regir suprema y universalmente a los cristianos. En la misma línea, dar por saco, o dejarse libre y deliberadamente dar por saco, no es en sí, materialabsolutamente y material y «formalmente» (espiritualmente) inmoral, de modo que si se hace para asentar y demostrar que se es capaz de un acto material para probar que se puede, con el espíritu e intención espiritual, superar la apariencia material, la repugnancia material, por acciones comúnmente tenidas y sentidas como espantosas, no se hace algo inmoral, sino intrépido, propio de un héroe, de gente superior, libre, espiritualista, valiente y selecta, digna de crédito y promoción en la jerarquía masónica. En este contexto ideológico y judicativo, erróneo y perverso, pisar el Crucifijo, es más que un signo inocente, y, en este caso, como en todos, es materia de Sacrilegio, lo sabemos los cristianos, y ella, como tal, está legítima y racionalmente prohibida. Ofende a Dios y a su Iglesia Santa quebrantar esa prohibición. Otra cosa es que alguien haya de pasar, por ejemplo, por un puente en forma de crucifijo, para salvar la vida inocente de alguien, al otro extremo, porque «no se quiere» pisar la Cruz, sino transitar por ella, se arrostra no poder tratar materialmente, con la normalmente más adecuada reverencia, la materialidad de lo sagrado.
Lo del ascenso por cooptación y demás, nos importa un bledo.
Ilustrado. Ilustrados habla católicos y no católicos, estaban Feyjoo y Voltaire, … había una Ilustración no «iluminista». No obstante nos solemos referir a «La Ilustración» como el fenómeno cultural propio del Racionalismo.
Que la Revolución tuvo acicates, intereses varios, también de política exterior, es cierto. Que la Revolución se produjese fundamentalmente para salvar a la familia real es para morirse de risa, reir para no llorar, aunque lloramos precisamente el asesinato de Rey y Reina y Delfin, «la familia que querían salvar la Revolución y los revolucionarios». No. La Revolución desembocó en Napoleón y se atrajo a Inglaterra a la guerra contra Francia. Por cierto ésa fue la primera guerra mundial, más mundial que ninguna, con los tres imperios intactos : el español, el ruso y el inglés, y con Francia metida como beligerante.
Cuando se quiere salvar a un país de un sistema deficiente, y se lo ha de cambiar, aunque sea por la fuerza, ello se hace. Habrá pronunciamiento, insurrección temporal, Alzamiento,… pero se conservará o instaurará un régimen salvífico, no la funestísima peste de La Revolución, no una dictadura de El Terror, no un sistema inspirado en la ideología masónica, no un régimen antinatural y diabólico, no un Estado perseguidor, a muerte y guillotina (bajo la que perecen más de 300 obispos residenciales católicos cultísimos, todo un convento de monjas de clausura, Mártires y Santas; innumerables Sacerdotes y seglares, etc.), de la Iglesia, no un Estado laicista filosofista, o dogmatista de su ideología fundamental política no católica y perversa o sea, anticristiana. Se hace «una revolución» (genérica) como en España, una revolución contra La Revolución (específica demoliberal, y contra la genérica leninista, institucionalizada), la «Revolución Nacionalsindicalista» y Carlista, la de El Movimiento Nacional, y se instaura un Régimen honesto, la Falange Española Tradicionalista y de las JONS. Los motivos más íntimos y causales de La Revolución, los más fundamentales, se hallan en el seguimiento – deliberado, consciente y suficientemente instruido – al Diablo y su inspiración subversiva (maligna), se hallan en la lucha del Mal metafísico contra el Bien de Dios y su Ley, y contra lo que se halle de más o menos adecuado al Régimen divino, el natural y el sobrenatural cristiano y eclesial.
En cuanto al Señor Conde, estamos en las mismas, «in dubio pro reo», lo presumimos perteneciente a dos Clubs internacionales de amigotes elegantes, selectos y recíprocamente simpáticos. Item más, de Ilustrado iluminista filosofista, nada de nada, al contrario : próximo al «Tradicionalismo filosófico» (tecnicismo teológico) del Padre Ventura, que, expurgado de ese error, es perfectamente ortodoxo, un gran orador sagrado.
Ricardo de Perea y González, Presbítero.
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Si usted es un «reverendo», ?por qué no va a utilizar el título?
Usted es una autoridad y líder natural de la comunidad católica.
Esto viene en primer lugar por su ordenación sacerdotal válida por un ministro cuya legitimidad viene directamente de los Apóstoles y por ende de Cristo mismo.
Y aunque eso basta, recuerde que un sacerdote ha estudiado por lo menos dos años de filosofía y tres de teología -a nivel profesional-
Por si eso no fuera poco, si usted está encardinado en alguna diócesis católica, su obispo es garante de su legitimidad apostólica y de su ortodoxia.
Los galones hay que ganarlos. Si los ha ganado usted limpiamente, hay que mostrarlos y ejercerlos.
Cuando tenga que pasar su juicio, usted tendrá que dar cuentas de los talentos recibidos.
Pero usted también es responsable de cómo usa el «reverendo», sabiendo que el título es un medio para un fin y no para alagar su ego narcisista pecador: «id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura» (San Marcos 16 15-18)
Por tanto, si su reverencia es «reverendo», uselo y cumpla como Dios manda con la otra parte del trato.
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Muy estimado Don Javier :
Un Sacerdote no usa su tratamiento de Reverendo. Lo usan otras personas, para dirigirse a él.
Mis título de Ordenación Presbiteral está publicado en uno de mis Blogs, así como las facultades canónicas válidas e «ipso jure» en vigor, otorgádasme por mi Obispo Propio, el Excelentísimo y Reverendísimo Señor Monseñor Doctor Don José Guerra y Campos, Obispo Residencial (Obispo Diocesano de Cuenca), qepd.. Desde mi ordenación diaconsl, de sus manos, estoy incatdinado en la Diócesis de Cuenca. Por lo demás baste decir que no se me ha aplicado pena canónica alguna, y ando ocupado en defenderme de desmanes que han proveído de Cuenca y el Vaticano, como parte de la persecución de que los Sacerdotes católicos, especialmente los Tradicionalistas, somos objeto desde hace muchas décadas, incluso padecemos embates desde nuestra existencia como seminaristas. Apenas quedan seminarios, por ser generosos en la suposición, que enseñen la Fe Católica auténtica. «Nihil Novum sub sole». No sólo he estudiado 2 años de filosofía, sino también un preiaratirio, y dos años más de Filosofía en los ciclos de Licenciatura y Doctorado en Filosofía por la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino en Roma, fibde6cursé además in semestre de Derecho Canónico, en que se incluía la asignatura de Derecho Penal.
Cumplir con nuestro deber de estado, crl mío es de Clérigo, y el Vuestro de Laico, es obligación moral que no es menester recordar, al menos que, por lo menos, se insinúe que no se cumple.
Me esfuerzo, con la gracia de Dios, en cumplir sus Mandamientos y los deberes de mi estado y ejercicio legítimo de mi Sagrado Ministerio.
Os prevengo no Os fieis de manifestaciones de clérigos, hechas sobre mí, si no son perfectamente canónicas, con cuantos requisitos para ello impone el CIC. Porque los clérigos demoliberales, antisyllabus y herejes, en la mayoría de la apariencia oficial de los cargos eclesiásticos, abundan y mienten habitualmente, sobre todo para calumniar y denigrar a los católicos de de Católica genuina. También contra los laicos contrarios al denocratismo liberal arremeten esos herejes bandidos, y no dudarán de abusar de cuanto poder material tengan, para depotenciar y desprestigiar a los católicos «reaccionarios», de modo que el pueblo, a quien quieren tener secuestrado, no nos den crédito cuando hablemos como Sacerdotes de nuestro Dios y Señor Jesucristo, y Ministros Públicos de su Santa Iglesia verdadera.
El obispo no es garante de la Fe Católica de nadie, ni siquiera de la propia. A lo más es una garantía presunta, en base al criterio de Autoridad, en este caso inferior a la de la Santa Sede. Pero desde el Vaticano, cen Infovaticana, etc. se afirman y difunden herejías como la de que un Presbítero secularizado, por dejar de ser Clérigo, es ex-sacerdote, no es ya Sacerdote, lo que niega el dogma declarado en el Concilio de Trento.
Os ruego deje al margen de nuestras conversaciones, a mi persona. Si estimais no acceder, no Os faltará cumplida respuesta, si bien juzgo mucho más útil y tranquilo limitarnos a lo que se dice y no extendernos mucho a tener en cuenta quién lo dice, qué es, o si es bueno o malo en otros ámbitos.
Agradecido por Vuestra exhortación, recibid un cordial Saludo
O. Ricardo.
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Corregido de erratas :
Muy estimado Don Javier :
Un Sacerdote no usa su tratamiento de Reverendo. Lo usan otras personas, para dirigirse a él.
Mi título de Ordenación Presbiteral está publicado en uno de mis Blogs, así como las facultades canónicas válidas e «ipso jure» en vigor, otorgádasme por mi Obispo Propio, el Excelentísimo y Reverendísimo Señor Monseñor Doctor Don José Guerra y Campos, Obispo Residencial (Obispo Diocesano) de Cuenca, q.e.p.d.. Desde mi ordenación diaconal, de sus manos, estoy incardinado en la Diócesis de Cuenca. Por lo demás baste decir que no se me ha aplicado pena canónica alguna, y ando ocupado en defenderme de desmanes que han prvenido de Cuenca y el Vaticano, como parte de la persecución de que los Sacerdotes católicos, especialmente los Tradicionalistas, somos objeto desde hace muchas décadas, incluso padecemos embates desde nuestra existencia como seminaristas. Apenas quedan seminarios, por ser generosos en la suposición, que enseñen la Fe Católica auténtica. «Nihil Novum sub sole». No sólo he estudiado 2 años de filosofía, sino también un preparatirio, y dos años más de Filosofía en los ciclos de Licenciatura y Doctorado en Filosofía, por la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino en Roma, y cursé además un semestre de Derecho Canónico, en que se incluía la asignatura de Derecho Penal.
Cumplir con nuestro deber de estado, el mío es de Clérigo, y el Vuestro de Laico, es obligación moral que no es menester recordar, a menos que, por lo menos, se insinúe que no se cumple.
Me esfuerzo, con la gracia de Dios, en cumplir sus Mandamientos y los deberes de mi estado y ejercicio legítimo de mi Sagrado Ministerio.
Os prevengo no Os fieis de manifestaciones de clérigos, hechas sobre mí, si no son perfectamente canónicas, con cuantos requisitos para ello impone el CIC. Porque los clérigos demoliberales, antisyllabus y herejes, en la mayoría de la apariencia oficial de los cargos eclesiásticos, abundan y mienten habitualmente, sobre todo para calumniar y denigrar a los católicos de Fe Católica genuina. También contra los laicos contrarios al denocratismo liberal arremeten esos herejes bandidos, y no dudarán de abusar de cuanto poder material tengan, para depotenciar y desprestigiar a los católicos «reaccionarios», de modo que el pueblo, a quien quieren tener secuestrado, no nos den crédito cuando hablemos como Sacerdotes de nuestro Dios y Señor Jesucristo, y Ministros Públicos de su Santa Iglesia verdadera.
El obispo no es garante de la Fe Católica de nadie, ni siquiera de la propia. A lo más es una garantía presunta, en base al criterio de Autoridad, en este caso inferior a la de la Santa Sede. Pero desde el Vaticano, en Infovaticana, etc. se afirman y difunden herejías como la de que un Presbítero secularizado, por dejar de ser Clérigo, es ex-sacerdote, no es ya Sacerdote, lo que niega el dogma declarado en el Concilio de Trento.
Os ruego dejeis al margen de nuestras conversaciones, a mi persona. Si estimais no acceder, no Os faltará cumplida respuesta, si bien juzgo mucho más útil y tranquilo limitarnos a lo que se dice y no extendernos mucho a tener en cuenta quién lo dice, qué es, o si es bueno o malo en otros ámbitos.
Agradecido por Vuestra exhortación, recibid un cordial Saludo
P. Ricardo.
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a bocajarro, quise decir
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Todo esto está muy bien pero con el desmadre que tenemos en estos momentos en España no sé muy oportuno perdernos en divagaciones filosóficas.
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Sí es muy importante, porque ese «desmadre» que sufrimos está respaldado por unas construcciones filosóficas (ideologías). Construcciones filosóficas que vienen directamente desde la Ilustración, aunque con cada generación han ido a peor.
A la ideología hay que vencer con ideología. Pero no basta.
La única manera de saber si una ideología ( = cuaderno de ruta para lograr un fin) es verdadera o falsa es si está de acuerdo con la realidad y si funciona.
El comunismo se probó a sí mismo y a los demás como falso porque, después de 70 años de una horrible dictadura y miseria general, ninguno de sus fines se habían cumplido, que es exactamente el de los ilustrados: la felicidad general aquí y ahora.
Por eso hay que centrase en los problemas reales que tenemos y no perderse con juegos de prestidigitadores de estos trileros de políticos que votamos.
Y por eso mismo hay que EXIGIR a ideologos y políticos que no se vayan por las ramas y que solucionen los problemas reales que tenemos con soluciones reales y posibles. Aquí y ahora.
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Hombre, creo que reflexionar es importante, y comunicar nuestras reflexiones a los demás también. Y respetar las opiniones sinceras de los demás. En cambio la mentira y la insinceridad es muy nociva y hace daño.
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Siempre es importante contrastar las ideas y aclararlas.
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Vd. es tonto. El «desmadre» ese es la falta de ideas y, de esa falta, todas las consecuencias nefastas. Como dicen los rusos, el pez se pudre por la cabeza. Sin filosofía de verdad de la buena no hay orden jurídico ni orden político dignos de tal nombre.
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Es mejor no llamar, al menos tan a las claras y de bocajarro, tonto a un correligionario comentador de buena fe.
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Es muy interesante que el doctor D. César Félix Sánchez Martínez haya estudiado al personaje y pueda sacar una lectura útil para los que vivimos en el siglo XXI.
Seguro que si lo cita, no va a ser de oídas y será siempre algo útil para todos.
Pero no hay que olvidar una cosa:
Que si se pueden sacar ideas de él, no se puede caer en la trampa de las «izquierdas»:
Creer que lo que puede concebir la mente humana es real y que puede sustituir a la realidad.
Como hemos visto todos con la Unión Soviética, paraíso creado por los ilustrados con ayuda de la regla y el compás, su utopía no solo no ha funcionado nada, sino que ha causado el genocidio de una parte de su misma población, ha mantenido en la más abyecta miseria al Pueblo que decía de salvar y redimir y durante 70 años han sojuzgado a la población para que no se rebele contra los ilustrados de la paz y la felicidad perpetuas. En nombre de la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad.
Curiosamente como los revolucionarios ilustrados franceses. ?No es una casualidad?
Las casualidades no existen.
Vamos pues hacia la tercera, a ver si esta es la vencida.
(y veremos si salimos vivos de esa elucubracion ilustrada, porque los de siempre también dicen:
«A ver si la tercera es la vencida»)
Bienvenido, pues, De Maistre.
!A ver si aprendemos en cabeza ajena!
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Lo interesante de De Maistre es que, como tantos de su clase y época, era «ilustrado» y masón (logia La Parfeite Union y más tarde él funda la logia La Sincerite) y, como tantos de su clase y época, vivió los horrores a donde llegaba la los sinsentidos de los philosophes.
En particular él y su familia sufren personalmente la invasión republicana, la pérdida de su condición de senador, la confiscación de sus propiedades y tener que huir a Turin para salvar su vida.
Y es que, digan lo que digan los ilustrados, las ideas tienen consecuencias, especialmente las falsas.
Parece que no aprendemos (como Robespierre, siempre creemos que la guillotina es para los demás. Y como la cabeza de Robespierre, siempre acabamos probándola; con mucho éxito, hay que reconocer)
Por cierto que, como la mayoría de los de su clase y época, era católico devoto y en esa religión muere y está enterrado.
Una cosa curiosa de este personaje que tanta influencia ha tenido en la Historia:
Su estilo literario es muy admirado.
Entre sus fans se encontraron nada menos que Baudelaire y Cioran.
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Habrá que ver qué clase de logia, masonería típica no. Sociedad secreta sí, o no tan secreta. Masón y católico verdadero es cosa imposible, como no puede haber masón antiliberal.
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Y de «ilustrado», nada de nada, tradicionalista antirrevolucionario y antifilosofista.
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De Maistre fue de joven masón y evidentemente se creía «ilustrado», como tanta gente de su clase en su época.
Fue luego, con la Revolucion Francesa, cataclismo de sangre, fuego y destrucción, que fue la consecuencia lógica de esas ideologías de «ilustración», «filosofía» y «progreso y felicidad general» y que él y su familia tuvieron que sufrir muy duramente
(no solamente tienen que huir y sus bienes son incautados: su abuela materna, que se había quedado con su hija recién nacida, es encerrada en la cárcel por cuidar la hija de un «emigre» (exiliado político) y solo saldrá tras la ejecución de Robespierre),…
…cuando él se da cuenta, como se dieron cuenta tantísimos como él, de a donde llevaban esas estupideces sin sentido común y él se propone combatir. Con la pluma.
Lo que es cierto es que el clima intelectual que propició la Revolucion Francesa y todos sus desmanes no fue exactamente la masonería, que en esa época era más bien un club de socialización de clases altas urbanas, sino de las Sociedades de Pensamiento (muchos de sus miembros sí eran masones),
Sociedades que se dedicaban a criticar sistemáticamente a la sociedad, a la Iglesia Católica y al Gobierno, con lo que lo deslegitiman totalmente y dejan el camino libre de la revolución, como única salida natural. (y eso mismo es lo que hace la masonería hoy y con los mismos resultados, solo que para obtener el poder político.
Naturalmente no critican «filosóficamente», una vez en el Gobierno, sus acciones; porque el resultado ya se ha logrado y no van a tirar piedras a su propio tejado.
El objetivo es criticar por criticar para obtener el poder. De ahí que nada funcione una vez ellos en el poder y de que siempre haya conflictos porque persiguen a una parte de su población por el solo hecho de ser católica.
Eso sí, con la excusa de los conceptos abstractos y vacíos de «libertad», «igualdad» y «fraternidad» de alguien secreto con demasiado poder e influencia).
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Vale. Lo miro más detenidamente. Muchas gracias.
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El caso es que hay que saber qué era y qué pensaban las sociedades secretas a que perteneció De Maistre, si eran masonería a la antigua, antes de devenir anticatolica y exoterista diabólica y defensora del filosofismo para los no iniciados ni iniciables, o era masonería moderna, de suyo subversiva y demoníaca. La masonería antigua era cultivadora de la magia, símbologías tradicionales, y tenía su mística peculiar de conocedores de secretos del Arte o mester de Arquitectura y construcción edilicia, decía conservar secretos de arcana sabiduría templaria, pero no consta fueran duabólicos, no eran anticatólicos, sino catôlicos. La Masonería se dividió en dos facciones, la mala nueva, y la tradicional la cuál desapareció de la Historia, porque abandonó el nombre de masonería, pero tal abandono puede que no sucediese hasta el final del siglo XVIII. Queda por conocer ideario, filiación, logias concretas, sus ritos, fines, y demás actividad real e histórica de las dichas sociedades a que perteneció el Conde De Maistre. Francamente, con los datos que por ahora se me presentan, no es científicamente posible afirmar que el Conde fuera masón de la diabólica.
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A pesar de que hay escritores masones que afirman que la Revolucion Francesa la trajo la masonería (y de hecho la Revolucion Francesa es para los masones un mito fundacional del Estado político dominado por ellos en la sombra que aspiran a extender) hubo también masones que, espantados por el desastre humanitario dijeron que eso lo habían traído los «rosacruces» (sic)
De hecho se conserva una carta de !Maria Antonieta! (a su madre, creo) que ante la advertencia de lo peligrosos que son esos clubes responde más o menos: «pero si son reuniones de amigos donde se cena, se cantan canciones y se lo pasan bien».
Y recuerde que permite también que una persona vaya de un pais a otro y conozca en el acto gente con intereses comunes solo yendo a la logia. (Mozart lo usaría para conocer posibles clientes)
La masonería no tiene nada que ver ni con la edad media, ni con el Templo de Salomón o los egipcios (a lo Anastadio Kircher s.j., porque los conocimientos que tenemos de los egipcios son del siglo XX) ni con los constructores de catedrales, ni con el «arte» de los albañiles…
Todo eso son mentiras interesadas.
Tiene ver con una necesidad de socialización de miembros de diferentes sectas protestantes con intereses comunes, principalmente alquimicos y astrologicos, El principal impulsor de esto fue John Dee, el mago de Isabel I. Luego gente como Bacon, con el nuevo conocimiento basado en el estudio directo de la naturaleza y es posible que haya sido un club político de origen legitimista proestuardo/escocés en el Londres hannoveruano.
La referencia a los albañiles/constructores y el uso de la escuadra y el compás es porque son símbolos de un arte nuevo de pensar (más sencillo y práctico) que está sustituyendo al aristotelismo de las Universidades: el método «geométrico» (el que se utiliza en las matemáticas y se aprende con los razonamientos de Euclides en sus «Elementos») aplicados al conocimiento en general.
En la nueva economía ciudadana, que es dineraria, los nobles son iguales a los burgueses, pero todos viven en un regimen político originario en las tribus germánicas invasoras de Roma que ya no tiene ninguna razón de ser: de ahí que haya necesidad de clubes de socialización entre iguales con intereses comunes. Como otras asociaciones se convertirán en centros de crítica al poder puntuales.
Retenga: intereses comunes, critica política organizada y protestantismo.
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Si usted, Ricardo de Perea, entiende por «diabólico» el terror de la Revolución y los golpes de Estado y revoluciones y la persecución católica que han creado en occidente, tiene que saber que eso es el resultado de querer imponer a los demás algo para lo que no están legitimados ni tienen la fuerza real para imponerlo (de ahí la reacción).
No es en sí «diabólico», aunque la consecuencia es la misma: muerte y destrucción.
El objetivo es que una minoría secreta de «ilustrados» (sic) gobierne la nación en nombre de la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad para traer la filosofía, la felicidad y el progreso a todos y evitar lo que lo impide (la religión católica).
Los franceses en algún momento se dan cuenta del «progreso» de Inglaterra, donde ya había una poderosa ciase media nacida de la industria y el comercio, y de alguna manera intentan imitar eso que Voltaire ha divulgado con admiración en sus «Cartas Inglesas»:
En Inglaterra, los políticos (votados por las clases altas/medias altas) controlan al Rey y la Religión (fundamentalmente a través del dinero: ellos votan anualmente su mantenimiento, para lo que antes les han quitado sus propiedades. Los pastores anglicanos son funcionarios). Y si la religión nacional está controlada, se tolera cultos competidores (pero no el catolicismo)
Eso es realmente lo que tienen en la cabeza los que dan el golpe de Estado en Versalles (junto con intentar evitar la declaración de bancarrota del Estado).
El Terror fue consecuencia natural de eso, pero surgido en un momento de miedo general por una posible invasión de ejércitos extranjeros para salvar a la Familia Real (esto es, se produjo un movimiento de masas)
Si usted cuando dice «diabólico» se refiere a adoración de Satanás; en algún momento se crea en la masonería una teología (más propiamente «demonología «) de elevar a Satanás al rango de héroe, porque como Prometeo, trae la luz del «progreso» a los hombres; y el objetivo de los «ilustrados» es quitar lo que impide pensar (Satan, convertido en serpiente, tienta a Eva para que desobedezca a Dios y coma del árbol de la Ciencia, para que Eva sea como Dios; por lo que según ellos Satán es amigo de los hombres). La ceremonia que parece que se da en los grados superiores de pisar la cruz significa rechazar lo visible e ir más allá de lo importante (una cruz es un objeto de madera o metal; el significado es adquirido) y por tanto ir más allá de una religión dada para admitir cualquier religión. También: «todo está permitido; solo hay que atreverse»
Recuerde dos cosas:
1) que la masonería funciona en grados, dependiendo estos del compromiso y del tiempo del interesado. Nadie del grado inferior sabe lo que pasa en el superior. Además se asciende por
cooptacion. (es decir, que uno puede iniciarse y no seguir más y no saber más, como podía pasar a un joven caballero de la época. Y ascienden sólo los que son como los de arriba)
2) que al ser deista (hoy los de tradición francesa es agnostica o atea) pero no cristiana o católica, ingresan en esa organización protestantes y judíos (fuera de Europa musulmanes, hindúes…). Lo que significa que tarde o temprano gente no católica gobierne paises católicos en nombre de la tolerancia y el laicismo y se dediquen a perseguir, robar y asesinar a los católicos.
Es decir, que hay que fijarse no tanto en la propaganda interesada, sino en cómo funciona y en sus efectos.
Finalmente recuerde que desde el principio se sospechó que Inglaterra estaba detrás de la Revolucion porque se vio varias veces al Embajador de Inglaterra en el Palais Royal (a pesar de su nombre, propiedad del Duque de Orleans, lugar que tenía inmunidad policial por ser el Duque primo del Rey. Por ello fue foco constante de subversión. El Duque -«Felipe Igualdad»- fue Gran Maestro de la Masonería francesa, votó en la Asamblea la muerte de su primo el Rey y siempre se creyó que quería sustituir a su primo en el trono.
Cosa que sucederá con su hijo Luis Felipe en 1830)
Por cierto, que tanto Voltaire como De Maistre estudiaron en los jesuitas; garantía de muchas cosas, ninguna de ellas buena.
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Yo, el Padre Ricardo de Perea y González, y pongo el apellido de mi madre, se puede uno suponer por qué, y no me pongo «Reverendo», porque, en este caso, el Padre habla él y de sí mismo, entiendo por diabólico lo que lo es, lo que un Sacerdote católico «instruido en su Ley» (P. Segmento, S. J.) debe saber y sabe.
EN mis escritos casi siempre uso el término «Revolución», cuya génesis protoetoetimológica bien habeis Vos expuesto («ex geometria et physica»), como tecnicismo Realista, Carlista clásico, y Escolástico común, LA REVOLUCIÓN FRANCESA, pudiéndose usar el vocablo como concepto genérico un género a que pertenecen todas «las revoluciones» «generice sumptæ». Revolución (término adaptado por los idiomas, dándole significado genérico), Género lógico REVOLUCIÓN : Acción de genéricamente subvertir un orden. Acción normalmente subversiva, de cambio radical del sistema político gobernante.
Subversión en sentido genérico, «sub vertere», cambiar desde abajo, desde los sometidos.
No es diabólico todo terror político, entendido también genéricamente. Una fase de terror, así, en sí misma, y «simpliciter» no es éticamente ni buena, ni mala, pues su eticidad júzgase por la adecuación, o in adecuación, del empleo del terror, a la Ley Natural y la justicia, teniendo incluida la cuenta de la existencia y naturaleza concreta de los fines que dicho terror persigue. El Terror, como período específico de la Revolución Francesa, en asesino y diabólico.
Bien expuesta la génesis histórica fenomenológica del luciferismo que, en principio y al principio, excogitaron y adoptaron los masones. Pero ya dije que si se hubiesen quedado en el Lucifer antes de su rebelión, nada que reprochar. El caso es que, como bien decís, se trata del Lucifer en rebeldía contra el cumplimiento de un decreto divino, y, por tanto, en rebelión contra la Autoridad, en este caso la inmediata de Dios. Ese Lucifer, en el acto mismo de decisión de rebelarse contra Dios, al que ya odia, deviene diablo, y se le cambia el nombre, adecuado a la nueva cuasinaturaleza que adquiere, Beelzebú, el Diablo, aunque suele llamárselo así una vez derrotado y punido el rebelde, convertido el Principe del Infierno. Por tanto la masonería moderna no es simplemente luciferina, no es luciferina en absoluto, en estricta Ciencia nuestra, pues no se trata del Lucifer la más perfecta, grande, buena y bella Criatura natural de toda la Naturaleza creada por Dios. Es Satanás, en la acepción común actual del nombre, prescindiendo de su sentido etimológico «indoeuropeo».
Bien explicado el sentido libertario que los masones dan a pisar la Cruz, no en odio a ella, sino como signo de superar toda materialidad y toda materialización que impida guiarse por la significación puramente espiritual de las cosas. Pero, y «siempre hay un <>», la masonería va más allá, odia el Cristianismo dogmático, que juzga como excesiva materialización del Cristianismo espiritual, no lo entiende como intrínsecamente dogmático, de ahí la oposición a la Iglesia, custode y proclamadora del Dogma católico. Y va más allá, niega que haya materialidades intrínsecamente desviadas opuestas de por sí a la ética y moral cristiana, de modo que no hay materia de sacrilegio prohibida como tal materia, y, por tanto, pisar la Cruz, el Crucifijo, no está racional ni legítimamente, ni cristianamente, prohibido, de modo que, si la Iglesia prohibe esa materia, se excede, porque al objeto repugna natural y racionalmente tal prohibición, y la Iglesia carece de Autoridad para dogmatizar y regir suprema y universalmente a los cristianos. En la misma línea, dar por saco, o dejarse libre y deliberadamente dar por saco, no es en sí, materialabsolutamente y material y «formalmente» (espiritualmente) inmoral, de modo que si se hace para asentar y demostrar que se es capaz de un acto material para probar que se puede, con el espíritu e intención espiritual, superar la apariencia material, la repugnancia material, por acciones comúnmente tenidas y sentidas como espantosas, no se hace algo inmoral, sino intrépido, propio de un héroe, de gente superior, libre, espiritualista, valiente y selecta, digna de crédito y promoción en la jerarquía masónica. En este contexto ideológico y judicativo, erróneo y perverso, pisar el Crucifijo, es más que un signo inocente, y, en este caso, como en todos, es materia de Sacrilegio, lo sabemos los cristianos, y ella, como tal, está legítima y racionalmente prohibida. Ofende a Dios y a su Iglesia Santa. Otra cosa es que alguien haya de pasar, por ejemplo, por un puente en forma de crucifijo, para salvar la vida inocente de alguien, al otro extremo, porque «no se quiere» pisar la Cruz, sino transitar por ella, se arrostra no poder tratar materialmente, con la normalmente debida reverencia, la materialidad de lo sagrado.
Lo del ascenso por cooptación y demás, nos importa un bledo.
Ilustrado. Ilustrados habla católicos y no católicos, estaban Feyjoo y Voltaire, … había una Ilustración no «iluminista». No obstante nos solemos referir a «La Ilustración» como el fenómeno cultural propio del Racionalismo.
Que la Revolución tuvo acicates, intereses varios, también de política exterior, es cierto. Que la Revolución se produjese fundamentalmente para salvar a la familia real es para morirse de risa, reír para no llorar, aunque lloramos precisamente el asesinato de Rey y Reina y Delfin, «la familia que querían salvar la Revolución y los revolucionarios». No. La Revolución desembocó en Napoleón y se atrajo a Inglaterra a la guerra contra Francia. Por cierto esa fue la primera guerra mundial, más mundial que ninguna, con los tres imperios intactos : el español, el ruso y el inglés, y con Francia metida como beligerante.
Cuando se quiere salvar a un país de un sistema deficiente, y se lo ha de cambiar, aunque sea por la fuerza, ello se hace. Habrá pronunciamiento, insurrección temporal, Alzamiento,… pero se conservará o instaurará un régimen salvífico, no la funestísima peste de La Revolución, no una dictadura de El Terror, no un sistema inspirado en la ideología masónica, no un régimen antinatural y diabólico, no un Estado perseguidor, a muerte y guillotina (bajo la que perecen más de 300 obispos residenciales católicos cultísimos, todo un convento de monjas de clausura, Mártires y Santas; innumerables Sacerdotes y seglares, etc.), de la Iglesia, no un Estado laicista filosofista, o dogmatista de su ideología fundamental política no católica y perversa o sea, anticristiana. Se hace «una revolución» (genérica) como en España, una revolución contra La Revolución (específica demoliberal, vy la genérica leninista, institucionalizada), la «Revolución Nacionalsindicalista» y Carlista, la de El Movimiento Nacional, y se instaura un Régimen honesto, la Falange Española Tradicionalista y de las JONS. Los motivos más íntimos y causales de La Revolución, los más fundamentales, se hallan en el seguimiento – deliberado, consciente y suficientemente instruido – al Diablo y su inspiración subversiva (maligna), se hallan en la lucha del Mal metafísico contra el Bien de Dios y su Ley, y contra lo que se halle de más o menos adecuado al Régimen divino, el natural y el sobrenatural cristiano y eclesial.
En cuanto al Señor Conde, estamos en las mismas, «in dubio pro reo», lo presumimos perteneciente a dos Clubs internacionales de amigotes elegantes, selectos y recíprocamente simpáticos. Item más, de Ilustrado iluminista filosofista, nada de nada, al contrario : próximo al «Tradicionalismo filosófico» (tecnicismo teológico) del Padre Ventura, que, expurgado de ese error, es perfectamente ortodoxo, un gran orador sagrado.
Ricardo de Perea y González, Presbítero.
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Pisar la cruz no es solo ir más allá de la materia, sino superar las convenciones religiosas (en el sentido de de superar los prejuicios humanos -los idola tribu/specus/fori/theatri de Sir Francis Bacon, al que siempre se ha visto como uno de los fundadores de la masonería -) para poder pensar mejor y ser más racional (recuerde la religión oficial de la Revolucion Francesa: el culto a la Razón).
En este sentido pisar la cruz es superar la última y principal de las convenciones Y convicciones.
El problema es que buena parte de nuestras creencias vienen justamente de la tribu, la caverna, la plaza del mercado y del teatro.
(y muchos podrán alegar que la religión católica es el idolus theatri)
Eliminar eso tal vez no te haga muy filósofo, pero sí te desarraiga de tu cultura. Y el hombre, que es un animal grupal o social, es exclusivamente producto de su cultura, no (o por lo menos no exclusivamente) de su filosofía.
Además en el catolicismo (pero no en el islamismo shiita, que tienen la «tagia») existe la tradición, sellada por muchos mártires, de que pisar la cruz significa abjurar de la fe. Porque la cruz, al ser el símbolo del cristianismo, es tabú.
Por tanto, el masón que pisa la cruz está en el fondo renunciando a su fe (puede ser deista: los musulmanes, los judíos, los animistas creen en Dios o dioses y no necesitan cruces). Recuerde que esto se hace voluntariamente en una ceremonia publica.
Pero recuerde también que esto se hace en el grado más alto, después de años de inculturacion deista o agnostica a través de una liturgia pseudosagrada, con sus dogmas pseudoreligiosos y su comunidad pseudoreligiosa de «elegidos» poseedores del «conocimiento» o gnosis. Además no ascienden a cualquiera, sino al que es como ellos, por lo que a esas alturas pisar la cruz es para el gnóstico una ceremonia más que cierra, si, su camino de iniciación a la superioridad de la raza humana:
«ser como Dios» (grado 33: la edad de Cristo). Ha comido del árbol de la Ciencia del bien y del mal, por lo que no necesita los mandamientos de la Ley de Dios (ni mucho menos los mandamientos humanos)
En este sistema agnóstico, no es solo que la masonería es una religión laica (como por otra parte el budismo, que es ateo) y por tantocompite con otras, sino que el «enemigo» es lo que impide ser más racional, esto es, la creencia.
En un pais católico, el enemigo que impide que los hombres sean más racionales y por tanto que puedan «progresar» (sic) es la Religión Católica.
La única consecuencia posible es clara: La Iglesia Católica debe desaparecer.
Nunca hay que olvidar que la Iglesia Católica tiene el sacramento de la confesión, esto es, cultiva la CONCIENCIA como no lo hace ningún otro grupo social. Y ahí está el otro problema: un hombre con conciencia no obedece a Satanás ni a sus ministros ni acepta sus obras.
Un hombre con conciencia no sirve a la masonería, aunque sea masón. El hombre con conciencia es un peligro.
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Muy bien expuesto, es verdad, y obvio, que pisar crucifijo, porque no es una cruz sin más – si lo fuera, se podría hacer restricción mental y pisar un objeto de signo aritmético como otro cualquiera – es algo que hace presumir que quien pisa, no es cristiano, aunque podría tratarse del acto sacrilegio de un criptocristiano, pero esa posibilidad vese como remota. El caso es que un cristiano puede pisar la cruz, u otro objeto sagrado, y pensar y querer pisar una materia no necesariamente si significado comúnmente aceptado, puede pisar un crucifijo muy feo, por ser feo, no por ser crucifijo. Puede pisarlo dando un significado y poniendo una intención completamente distintas a las sacrílegas formales, por ejemplo queriendo significar que se apoya en la cruz y en Cristo crucificado, que Cristo y su Cruz sostiene el pie del cristiano, que está de pié porque tiene el suelo, el fundamento, la base del crucifijo. Pisar, en signo de desprecio, hodiernamente no es habitual, es convencional, algo menos, pero análogamente, que el color del luto, que en Europa es negro, y en Japón blanco. Es materia canónicamente prohibida dicho pisar sin intención sacrílega, hacerlo en público o ante personas que puedan interpretar que se pisa con indiferencia desprecio hacia el crucifijo, y hacia su religión, Cristo y Dios. Porque no es lícito dar a entender que se abjura o no se es cristiano, cuando ello no es verdad, y porque se da escándalo a los cristianos que lo sepan y tengan al menos como sacrilegio el acto. Principalmente la prohibición tiene el fundamento de trato inadecuado, indigno, no materia necesariamente de odio o desprecio a lo sagrado o a algo sagrado. No obstante, quien, sin esa instrucción, o no creyendo en ella, que no es dogma de Fe, ni de Moral estricta esencial cristiana como tal solemnemente declarada por la Autoridad de la Iglesia, pise el crucifijo, con intención de significar que se apoya en el crucifijo y en Cristo, no peca, porque el pecado requiere materia y forma, requiere intención de pecar, en este caso odio, desprecio o voluntad de ofensa a algo sagrado, a Dios. De ahí que esa ceremonia masónica no tenga por finalidad principal, tampoco necesariamente como secundaria, el testimonio de no tener religión cristiana, o de despreciarla, ni el de no profesar religión convencional o concreta fuera de la ideología masónica que los masones no consideran religión sino filosofía y razón pura y libre. El rito y el acto de pisar tiene por objeto la superación de toda materia instrumental externa con significado en sí misma, o con requerimiento ético de una forma determinada, de actos mentales, espirituales, intelectivo, volitivo y decidional. Se pretende negar toda necesidad de una materia concreta convencional, toda exigencia ética de esa materia, cde modo que se entienda que no es la materia la que origina, ni condiciona al espíritu humano y a la ética, sino al revés : Es el espíritu, su ética, quienes eligen una u otra materia, según su razón y arbitrio, cen plena libertad, sin dogmas establecidos por una Autoridad, una competente y superior al individuo puramente humano.
La masinería no tiene inconveniente en aceptar a que crea Cristo y en lo que dice el Evangelio, aunque se trate de creencia no católica. Lo único que exige es que lo que cree por creencia de ese tipo, no lo crea merced a autoridad alguna fuera del creyente individual de que se trata. Lo que no acepta es que haya una Autoridad religiosa, que pueda enseñar y enseñe y pueda mandar y preceptúe, que se crea en algo no demostrado por la Razón, o no creído soberana y libremente por cualquier otra persona, por las razones subjetivas que ésta estime suficientes para dicha convicción personal e individual de esa persona privada.
La Iglesia católica no es odiada y combatida por la masonería principalmente por enseñar que Dios se encarnó y que Santa Maria es virgen y madre, y cosas así, sino por erigirse en Autoridad religiosa, con credibilidad y Autoridad por encima de la Razón y de la libertad libertaria de cada individuo humano.
La creencia como tal no es necesariamente destructiva del poder y derecho íntegros de la Razón, no necesariamente una creencia, por ser creencia, se opone a la Razón. De hecho los masones pueden tener creencias de distinto tipo, o creer en lo afirmado por hipótesis científicas, como si fuesen las acertadas lo que no admiten es el criterio de autoridad en Religión, no considerando ellos religión la suya, sino razón contrapuesta a religión, no indispensablemente contraria a Religión, si es Religión sin Autoridad externa, «material», de un hombre (ven al Papa como mero hombre, nada de Vicario de Jesucristo Dios) sobre otro hombre.
Al aprobarse el «derecho a la libertad religiosa» por el Vaticano II, algunas logias y masones, han solicitado del Papado, que se levante toda condena a la Masonería. El Gran Maestre de la Logia… italiana dice que no hay obstáculo por parte de ella, sino por la del Papado que no la acepta como legítima y conciliable con el Catolicismo.
EL HOMBRE NO ES UN ANIMAL GRUPAL EXCLUSIVAMENTE PRODUCTO DE SU CULTURA.
En primer lugar es un individuo producto de sus padres, y es criatura individual de Dios.
En segundo lugar no es grupal en cuanto necesariamente dependiente, en espíritu, de un grupo. Puede uno detestar u odiar a todo grupo. Puede incluso suicidarse, para no estar entre los miembros viadores, de un grupo humano vivo.
Puede tener cultura diferente a la de cualquier grupo, puede oponerse a ella. Tenerla no es ser producto de ella, ella es producto de los individuos y de las acciones de los individuos, solos, y de las hechas entre más de una persona, o por individuos en interacción organizada en un grupo. El grupo es un ente de razón. La cultura es un ente de razón. No son individuos físicos, no piensan, no quieren, no sienten, piensan … los individuos, solos, o agrupados, pero actúan como individuos, influidos o no los, por esto o aquello.
Mi cultura, hoy por hoy, no es la de grupo alguno. No soy producto de ella. Mi mente, con la ayuda de Dios, produce mi cultura, y para ello me sirvo de lo que de culturas comprendo. Mi religión no es producto de una cultura. Soy también producto de Religión, no de una Cultura. Soy miembro de la Iglesia que me sentencia lo que por Fe he de creer firmemente con certeza. Mi Fe no es producto de un grupo, no de una Cultura, sino de Dios mismo, que me hsbla a través de los Lugares Theologicos y la Autoridad Eclesial, que es jerarquía, no simplemente un grupo. Dios es quien revela, no el grupo de católicos viadores, no el cuerpo místico de Cristo, sino su Cabeza. La iglesia no es el Revelador, sino instrumento del Revelador, no revela, custodia y transmite el depósito de la Revelación, lo escruta, explica, descubre progresivamente en él que hay verdades que llega a saber que pertenecen al dogma. De las culturas que conozco cojo lo que aprecio y debo, y lo que se me antoja, sin que un grupo me dicte algo a lo que me pliegue, o sin que asuma como cultura mía lo que se me imponga externamente o desde otro ser humano.
Como sé que sois católico, entiendo que la frase literal que confuto no es de Vuestro pensamiento literal, y habeis emitido un juicio con palabras en sentido figurado.
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Muy por Vuestra lealtad a la Patria y Vuestra labor filosófica tradicional la, a la que dedicais no mucho tiempo, como me pasa a mí, que en Filosofía pura hice la gran mayor parte de mis estudios universitarios Pontificios :
La masonería primitiva era el mismo gremio de los Arquitectos, aparejadores, y subalternos del mismo mester, pero en cuanto grupo de idóneos a conocer los secretos del Arte, yendo a reflexiones y pensamientos de tipo metafísico, unos de orden filosófico, otros de mística común, otros de mística extraordinaria o parapsicológica, que los neopaganos llaman exoterismo, o ciencias ocultas, mística dividida (en parte figuradamente) en pasiva y activa, perteneciendo, a ésta última, la magia.
La masonería primitiva era una más de las sociedades, secretas en cuanto de miembros capaces, y por ello selectos, de formar parte, con adláteres profesionales, de un grupo conocedor de los fundamentos de su oficio la o Arte, fundamentos de todo orden, también religiosos, grupo que no podía identificarse con todo el gremio, donde había rústicos peones, de ahí que se reunieran en secreto, y porque eran un grupo de actividad especial de unión profesional y social privada, distinta de la de otros grupos.
No importa lo más mínimo si fulano o mengano pertenece a un grupo secreto, o reservado y discreto,… un «club» selecto, y de reuniones privadas y exclusivas para miembros, de las que no den o tengan autoprohibida divulgación. No importa mucho, pero sí algo, como demostraré algo más, que el grupo se llame masonería, o adopte otro nombre. Lo que interesa es saber qué es, que Estatuto tiene, por qué es, por qué se reúne, qué hace en las reuniones, y qué, en coherencia con dicho Estatuto y compromisos pertinentes, hace fuera de ellas.
Masonería específica, desde su inicio de existencia histórica de gran fama, o sea, desde que hay una sociedad secreta con estatutos, rituales, filosofía, y convicciones de fraternidad universal, religión natural, organización política de extensión mundial de dominio por encima de iglesias y credos religiosos distintos (algo así como un teosofismo, doctrina teosófica destilada, adoptada como verdad absoluta y superior a los dogmas, los de la Iglesia católica y los de cualquier otra religión no masónica), no es un club de amigotes, no es un club internacional, ni algo semejante a una asociación privada de tertulias secretas, viajes, hospitalidad, mutua ayuda, y excursiones por el mundo, hallando en «todos» los países, confráteres simpáticos miembros del mismo club. Y mucho menos LA masonería proterva y anticatolica histórica, con sus principios filosofistas, sus juramentos de iniciación y secreto, normas fundamentales de constitución y pseudoética particular, y su cin ello coherente actividad política liberal, revolucionaria sin duda, no es PRINCIPALMENTE una asociación, secreta o discreta, de amigos selectos y de charlas y seguro de cooperación fraternal filantrópica, elitista, mutua ayuda, y viajes y encuentros Internacionales. Es eso también, pero el grupo se conforma PRINCIPALMENTE, fundamental y primeramente, de modo, pués, radical, estable y contínuo, por razón de principios mucho más elevados en la escala del ser, o sea, metafísicos, doctrinales, de filosofía incluida pseudoética, de política, y, para los grados superiores de la jerarquía interna de tal, o tales (hay varias) sociedades, POR por ellos secretamente aseverada ADHESIÓN E ILUMINACIÓN LUCIFERINA, que si se quedase en la figura de Lucifer o sea antes de su rebelión o caída, estupendo, pero es que se trata del Lucifer que sigue rebelde en su voluntad más íntima, que odia a Dios, sus Leyes, e inspira toda Revolución, e ideología de Revolución, contra el Creador y Soberano Universal, y procura así conformar un nuevo desorden y un nuevo orden funesto, de desorden social, y confusión y miseria religiosas, para extravío de la humanidad y su eterna perdición espiritual e integral.
Si se trata de clubes de amigos, los de DE Maistre, y el nombre de masonería se lo puso de adorno m, no pasa nada. Si no fue adorno, sino propio del que se apropió la SECTA «secreta» MASONICA, entonces se trata de mucho más, y algo sinientro, que una peña internacional de refinados y elegantes socios de recíproca fraternidad y comunidad de intereses ordinarios, los que sirvan eficazmente a tertulias de entretenimiento entre los miembros.
No, las de la masonería pervertida no eran reuniones tertulianas de cháchara, eran reuniones conspirativas y subversivas, no eran encuentros informales y de algazara, sino actos de reunion rituales, con ceremonial estricto, y hay un grado, para el acceso al cuál el postulante y candidato se tiene que dejar, en ceremonia dar por saco, delante de los «hermanos» asistentes.
Basta de bobadas, a estas alturas de «la película mundial».
Me consta la existencia de sociedades secretas iniciáticas no masónicas, sino católicas integristas y antimasónicas, con enseñanzas secretas sapienciales, con objetos extraordinarios y fenómenos paranormales no diabólicos, antiDiablo, con propósito antirrevolucionario, monarquista, y de política católicaNe consta la existencia de sociedades secretas de Alquimistas, algunos muy hideputas.
Estamos en las mismas, apórtese pruebas históricas de identidad y fines específicos estatutarios y programática CONCRETOS, de las suciedades SECRETAS a que perteneció el Excelentísimo e Ilustrísimo Señor Conde católico, apostólico y Romano Monseigneur Monsieur le Compte Joseph De Maistre, ni burgués, ni igualitarista JAMÁS DE LOS JAMASES . De lo contrario, teneis razón, Don Javier, «in dubio pro reo», se trataba de dos clubs de tertulia y confraternización y mutua ayuda, de amigos selectos.
Ricardo de Perea y Glez., Pbr°. .
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Muchas gracias Javier, por su información que me ha parecido muy interesante y esclarecedora.
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Muy interesante aunque difícil de leer y entender para alguien no docto en Filosofía. Las Revoluciones no son la solución óptima de las crisis porque creo que destruyen más de lo que crean, lo pienso de la Francesa y aún mas clara y totalmente de la Rusa.
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Las revoluciones no intentan solucionar ninguna crisis, aunque es cierto que son las crisis las que invitan las revoluciones (porque las crisis crean perjudicados y descontentos: una oportunidad para los ambiciosos que sepan aprovechar la ocasión)
Las revoluciones son cambios radicales de gobierno, en el que alguien sin legitimación se hace con el poder.
La revolución francesa la hicieron las clases altas urbanas (para evitar que el Rey les arruinase al declarase en bancarrota, ya que sus fortunas estaban invertidas en bonos del Estado). Pero eran pocos para hacerlo. Tenían que hacerlo en nombre de la nación y a través del «Pueblo». la ideología la pudieron los ilustrados.
La revolución masonica rusa la hicieron los mismos; y la revolución soviética que la siguió no fue más que la evolución natural de las mismas ideas en beneficio de la pequeña burguesía rusa y judía.
El único objetivo de estas revoluciones y otras (la alemana, las americanas, las coloniales, las españolas ) no son otra cosa que hacerse con el poder legítimo no importa la excusa.
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No es ese el único objetivo, sino un medio para un objetivo mayor, trascendente. La palabra»Revolución» no tiene, en el artículo, un significado genérico, de uso común en el léxico hodierno, sino específico, es un nombre propio, un tecnicismo exclusivo para nominar a la llamada «Revolución Francesa». La Revolución es un fenómeno histórico e ideológico único, no es una de las revoluciones genéricas, sino una subversión determinada, específica. La Revolución marxista leninista es una revolución genérica, pero comparte con la Francesa, esencia, subversión de inversión de jerarquía natural política, destrucción del orden político cristiano, insurrección contra la realidad de la Iglesia, y lucha por destruirla, o neutralizarla, y reemplazarla.
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La palabra «revolución» viene de la astronomía y designa el movimiento completo de los cuerpos celestes.
Se utilizó para designar a la revolución francesa porque hasta entonces nunca había pasado nada similar tan radical.
Como la revolución francesa crea escuela, todos los movimientos con el objetivo de dar un cambio radical al poder político reciben el nombre de «Revolución».
Naturalmente todos los que participan en una revolución lo hacen por algo (principalmente «todos contra X»). Más allá de eso, cada uno entiende el cambio de regimen político a su modo.
Por eso solo triunfan en la revolución los grupos jerárquicos y organizados; y como es algo ilegal y violento, cuanto más osado y sanguinario sea el grupo, más probabilidades tiene de tener éxito y de asesinar a sus compañeros de «revolución». De ahí que las revoluciones tiendan a ser sangrientas.
Siempre los jacobinos acabarán guillotinando a los girondinos; no importa el pais ni la excusa.
Han habido muchas más revoluciones que la Francesa, la revolución republicana masonica rusa y la revolución bolchevique soviética.
Lo que pasa es que no todas han sido tan sanguinarias. Ni los regímenes políticos que salen de la revolución suelen traer su legitimidad de la revolución (normalmente se pone en otra cosa, como restaurar algo (la religión verdadera), salvar la nación (contra los invasores extranjeros)…etc.
Además el mito de la revolución francesa lo promueven los masones (porque buscan hacer lo mismo); y el mito de la revolución soviética lo promueven los marxistas (socialistas y comunistas) (porque intentan hacer lo mismo), de ahí que sean los únicos que tengamos en la cabeza.
Usted dice que las revoluciones son «un medio para un objetivo mayor, trascendente». Sí, el PODER, con una muy buena excusa. Siempre falsa.
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No, Don Javier, sois filósofo, de carrera, y sabeis que las cosas van mucho más lejos. «Trascendente» … es decir : El objeto, Y OBJETIVOS tanto GENÉRICOS Y ESPECÍFICOS, cuanto CONCRETISIMOS, del Poder. El Poder es un medio para obtener fines y cosas, para imponer un orden, crear un ordenamiento, un sistema, causar determinados resultados, cojurando otros.
Fin transcendente es el de la salvación, o perdición de los espíritus. Para eso quieren y queremos el poder, nuestros enemigos y nosotros : Ellos para lo segundo (que pintan fantástico y paradisíaco), nosotros para lo primero.
Todo poder y objeto de deseo, tienen causas eficientes, causas finales y CAUSA INTENCIONAL, más allá de El Poder, es decir, causa intencional o intención de usar el Poder : PARA HACER ALGO GENÉRICO, y ALGO DELIBERADO CONCRETO.
R. d. P. y Glez. .
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Ciertamente.
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Gracias por su respuesta y por su explicación sobre la razón económica de la Revolución Francesa.
En lo de la Rusa no lo veo claro. Puede que con Lenin hubiera sido así a la larga, pero con Stalin no lo fue.
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Las revoluciones francesa, rusa y otras son unos procesos en el que unas personas determinadas intentan hacerse con el poder político para gobernar en su beneficio.
Para ello hay que tener una muy buena excusa que legitime el querer quitar a unos del Poder para ponerse ellos y, especialmente, para poder atraer a la población en su causa, porque son muy pocos y necesitan número.
Ambas revoluciones y otras, como los Khemeres Rojos, arrancan de los escritos de Rousseau para eliminar el hombre viejo y poner al hombre nuevo, libre de vicios, que traiga una sociedad virtuosa.
Esa excusa, para los ilustrados franceses, era, en nombre del Pueblo (del «ciudadano»), imponer la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad, así como la filosofía (creencia) que permita prosperar y ser libre utilizando la «razón».
La excusa de los marxistas (socialistas y diversas ramas comunistas, porque no son solo bolcheviques) es que como la propiedad privada crea desigualdad y la desigualdad, conflicto y explotación, si se abole la propiedad privada, se permitirá al obrero ser libre, ser próspero y ser feliz.
Como se ve es siempre lo mismo: alguien piensa una presunta solución a un presunto problema («ideología») y luego lo intenta imponer a sangre y fuego a toda la población (en «beneficio» de ella).
La diferencia es que si la Revolucion Francesa la trajeron las clases altas urbanas, la Revolucion Soviética la trajeron las clases medias burguesas (no fue casi ninguno «proletario» ni campesino) usando los mismos principios, la misma justificación y la misma técnica.
Porque estudian cómo triunfó la Revolución francesa y sobre todo la Comuna de París y de ahí sacan las líneas racionales para copiar el proceso (lo que los marxistas llaman «praxis revolucionaria») y que funcione con éxito.
Como esto solo funciona dando un golpe de Estado e imponer una dictadura, esto acaba atrayendo a gente que solo busca el poder y la sangre (de hecho en Rusia contratan a criminales. En Paris son la canalla la que se impone a diputados y ciudadanos en beneficio de quienes la manipulan)
Como por mucha lógica y razón que pongan, la realidad siempre se impone, es necesario que siempre el gobierno controle la información (para evitar criticas y controlar a la población ) y que siempre sojuzgue a la población (para evitar que se oponga y se rebele).
El control absoluto de la información y los gulags y KGB hacen que cada vez el sueño de sociedad ideal y feliz sea más lejano y que se impida salir del error. Eso es lo que explica que la Unión Soviética durase tanto tiempo (70 años), que nada funcionase y que se derrumbase sola en cuanto la población y sus líderes se dieron cuenta de la realidad.
Algo muy parecido a lo que pasó con la Revolucion Francesa, que después del necesario terror, acabó en la monarquía del dictador Napoleón. Olvidamos que durante 20 años la Revolucion Francesa arruinó la economía, que es de donde comen todos. Y los «ciudadanos» acabaron hartos de filosofías que no funcionaban nada. La economía, para que funcione, necesita estabilidad económica y social; nunca revoluciones.
Sin embargo, como vemos con el marxismo cultural, no hemos aprendido la lección; y hay por ahí unos «ilustrados» emperrados en hacer la vida imposible a la población. La excusa es lo de menos.
Eso sí, todo en beneficio de la «ciudadanía», de las focas del ártico o de los musulmanes oprimidos…
Sólo hace falta encontrar la ideología adecuada y que haya descontento (para atraer «numero»)
Lo asombroso es que no hayamos aprendido la lección; sobre todo porque la «Revolucion» no es la única solución: Ahí están Inglaterra y Estados Unidos, que no las sufrieron. Pero es que los sajones son prácticos, no «filosofos».
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Efectivamente.
Tropezamos treinta veces en la misma piedra.
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Al contrario, la solución a la crisis (juicio en griego) es el cambio revolucionario de paradigma. Las algaradas no son revolucionarias.
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