Santi Vila, el que fuera alcalde de Figueras entre 2007 y 2012 y consejero de la Generalidad de Cataluña en los departamentos de Cultura (2016-2017) y Empresa (2017) con Artur Mas y Puigdemont, vive como un rey mientras que el resto de líderes del procés, esperan en prisión su sentencia.

Además, cuenta con una buena inyección de dinero extra después de haber pedido al tribunal que enjuicia la causa del procés la devolución de la fianza de 50.000 euros que entregó para eludir la prisión. Alegó que los gastos derivados de su asistencia a las sesiones del juicio oral le ha provocado una situación económica de «extrema necesidad». Aunque el que sufre extrema necesidad es el pato de goma gigante con el que han estado jugando él y sus amigos en la costa brava.

Pero viendo que alquila barcos para navegar con sus amigos, que va a conciertos, y que disfruta de jornadas playeras en la Costa Brava, no parece que esté pasando hambre. Para colmo, es el propio político quien cuelga en sus redes sociales las imágenes que ilustran sus envidiables y lujosas vacaciones.

Santi Vila es una rara avis que ha hecho declaraciones del estilo: «Tengo más en común con un gay del PP que con un catalanista extremo del Pirineo». Eso no gustó en su entorno político. Después de «casarse» en segundas nupcias, El ex conseller ya disfrutó del verano pasado a bordo de un velero con amigos, lo cual enfadó a los catalanistas, que le descalificaron en las redes.

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