Todo tiene su precio y llenar las playas de cruces amarillas, encontrarte plásticos amarillos por doquier, la sensación de que te miren como un ser inferior si hablas en castellano, digamos, no hace agradable una estancia vacacional.
Que un supremacista te esté mirando por encima del cogote y luzca un lazo amarillo hepatítico, la verdad es que asusta, al menos al turismo nacional. Por eso a nadie puede extrañar los datos del Instituto Nacional de Estadística recogidas por el Diario de Girona, y que detectan que las pernoctaciones de turistas españolas bajaron un 21% en los hoteles de Girona durante este pasado mes de mayo.
¿Mucho, poco? A los independentistas les da igual. Cuando se les acabe las fuentes de ingresos en Gerona, siempre tendrán plásticos amarillos para comer o realizar trueques con ellos.
Como los súbditos del que fuera alcalde no electo de Gerona, Puigdemont, son solidarios, siempre podrán agradecer a Puigdemont el nuevo modelo económico más próximo al primitivismo propugnado por la CUP que a otra cosa conocida.
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somatemps.me 
Es una noticia extraordinaria, sobre todo porque ocurre en Gerona, la provincia con más sepaRatas de toda la comunidad autónoma del nordeste de España. La descapitalización ya está en marcha.
A ver si aumentan las listas del paro y se dedican a recoger cartones por las calles y a rebuscar en los cubos de la basura.
Mola molt
Que es foti.
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Me enamoré de España viviendo en Cataluña, y resulta incomprensible el rechazo de los independentistas a su patria.
Hace cosa de un año empecé a elaborar un itinerario para visitar Cataluña en celebración de mi jubilación y de nuestro aniversario. Me hacía mucha ilusión volver al la comunidad donde pasé el mejor año de mi vida como estudiante en la UAB en una época (’80-’81) en la que uno podía caminar por las calles con perfecta tranquilidad por las calles de Barcelona lo mismo a las 2:00 de la tarde como a las 2:00 de la madrugada, y en la que no el movimiento independentista no era ni sombra del monstruo policefácetico que ha llegado a ser.
Por lo pronto, vamos a visitar Sevilla y la provincia de Cádiz pero no pierdo la esperanza de volver a una Cataluña más tranquila y segura, y libre de esos repugnantes lazos amarillos.
Viva España, y vivan los catalanes que reconozcan que catalanitat és hispanitat.
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Es lo que tiene sembrar división.
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