
En 408 municipios catalanes, un 43% del total, no se podrá votar para que entren en el Ayuntamiento ni al PSC, ni al PP, ni a Ciudadanos, ni a En Comú Podem ni a Vox. Se trata de pequeñas localidades, en las que reside el 5,3% de los habitantes de Cataluña.
Es precisamente en los municipios menos poblados donde las opciones secesionistas marcan la diferencia. El 30% de los catalanes residen en municipios de menos de 20.000 habitantes y en ellos vuelcan muchos esfuerzos los partidos independentistas. Los demás partidos renuncian a esa presencia, por dificultad o directamente por imposibilidad, y se centran en las poblaciones más grandes y en las ciudades.

En Lérida, la provincia con menos residentes, la proporción de quienes viven en los municipios donde no se podrá elegir a ningún partido no independentista asciende al 21%: uno de cada cinco leridanos. También en Gerona la proporción de lugares sin representación de ninguno de los cinco partidos supera con creces la media catalana. En el 47% de las localidades, donde figura cerca de un 15% de la población, no habrá rastro de ninguna de las papeletas de estos partidos.
Tarragona presenta más opciones para los constitucionalistas. Pese a que no serán elegibles en el 42% de los municipios, estos suponen poco más del 7% de los habitantes. Barcelona es la provincia donde más sufragios podrán cosechar, porque sólo el 2,5% de la población reside en lugares donde no encontrarán sus papeletas.
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¿No es una casualidad?
Esto son como los burgos podridos de la Inglaterra del siglo XIX.
Pero, claro, como somos una democracia de chichinabo, en la que todo sobre el papel está muy bien, pero todo en la realidad está muy mal, pues hacemos el paripé de la democracia.
Me imagino que es una manera de copar la Diputación con gente de la misma cuerda y con la misma obediencia; y de recaudar las subvenciones por voto (una manera inconstitucional de subvencionar con el dinero de todos ideologías privadas -y aun enemigas del trabajador-, y de favorecer la dictadura del jefe del partido político sobre sus bases, que ya no necesita por la financiación estatal)
El chiste está, claro, en que todos estos paletos resentidos, viven de las ayudas y gastos sociales de los señoritos de ciudad, que hablan castellano y crean la riqueza que estos malgastan atacandoles a ellos, sus familias, su medio de vida y la prosperidad de todos.
Pues como se acabaron los burgos podridos ingleses, los burgos podridos catalanes se tienen que terminar.
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