
Carles Puigdemont sigue en Waterloo pergeñando delirios que le proporcionen pasta gansa. Su última iniciativa va, como tantas otras veces, destinada a buscar dinero y consiste en poner en circulación los «sellos de la República».
Puigdemont presentó su iniciativa filatélica a través de un vídeo publicado en las redes, en el que aparece remitiendo una carta a su hombre de confianza, Chis-Torra, en cuyo sobre aparece estampado uno de estos sellos.
Ello contradice la idea de «república digital y moderna» que los independentistas transmitieron a sus seguidores como mensaje de futuro, en el que remarcaban la connectividad como una de las características del proyecto de país. Ahora hemos vuelto al correo de toda la vida. Todo sea por la República.
Según el llamado Consell de la República, estos sellos se emitirán «dentro de poco» para llegar a los hogares de los catalanes. Este organismo, formado por participación popular poco después del 1 de octubre de 2017 y pretende ser un apoyo para Puigdemont en su intento de construir una Cataluña independiente. Un consuelo para uno que no podrá presentarse a las elecciones y que cada vez se halla más aislado en un país aburridísimo como Bélgica.
Categorías:POLÍTICA
De tontería a tomntería…Y tiro porque me toca!. Parece que al fugado Puigdemont no se le agotan las tonterías para hacer dinero y seguir engañando, incluso desde Waterloo. Hay que preguntarse si ese personaje es tonto de remate o qué.
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Esto parece una especie de bonos patrióticos con otro nombre (para engañar por segunda vez a los engañados por primera vez)
Después de todo, los bonos patrióticos son un préstamo que hay que devolver; y los sellos, no.
Y, además, entre tanto sello, pudiera aparecer un «black penny» que haga la fortuna a su feliz poseedor.
(pero en vez de con la cara de la Reina Victoria, Defensora de la Fe., con el careto del Mocho, Huído en Waterloo)
¿Pero no sería mejor y más barato en vez de sellos, cromos?
Así los niños, en un ataque de aparatitis, dejarían los móbiles y jugarían con los amiguetes a lo que han jugado toda la vida: cromos, chapas (toma nota, Mocho), al burro, una dola, tela, catola…
¿y una onza de chocolate para la merienda con la cara grabada de este mortadelo y filemón institucional?
No, si por decir estupideces, que no falte; a esto es lo que los creativos llaman «brainstorming».
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Desde luego es que no se puede ser más tonto, pero para muestra de la la imbecilidad extrema tenemos al chiflado de Waterloo, Mister Puchdemón, el presidente de la republiqueta imaginaria. Eso sí, sus seguidores tiene, tan idiotizados y aborregados, que son capaces de enviarle dinero a su querido líder sectario para que viva a cuerpo de rey, mientras que algunos de sus colegas de partido moran en prisión, donde tampoco viven nada mal, por mucho que digan.
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