La Barcelona de Colau nos está dejando muchas noticias. Y lo que nos queda. Todos nos sorprendimos la impunidad con que un santero casi mata a un turista norteamericano de ascendientes cubanos y españoles. Así describía el afectado lo ocurrido: “Creí que me mataban. En uno de los golpes con un cinturón me rasgaron una vena de la cabeza y empezó a brotar sangre como si fuera una fuente. Pero esos tipos me seguían golpeando”.

Todo se inició cuando vio que una mujer era agredida por los manteros: “Un grupo de negros la tenía rodeada y le estaba golpeando. Me extrañó que nadie saliera a ayudarla. Con mi hermano, nos metimos en medio para ayudarla y sacarla de allí”

Eso ya es para no volver, pero para colmo ha afirmado que: “Aún es hora que alguien del Ayuntamiento nos llame o pregunte cómo estamos”. Él y su familia se han sentido maltratados. “Los responsables de esta situación de descontrol están en el Ayuntamiento de Barcelona y aún es hora que alguien nos llame o se acerque para preguntar cómo estamos. Si los periodistas nos encontraron, los políticos también podrían haberlo hecho … nunca más volveré a Barcelona”. Sentencia el turista.

Gracias Colau

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