
Siendo francos, uno ya no sabe qué escribir sobre la Cataluña pospuigdemondiana. El otro día una alumna me pedía ayuda para un trabajo en el que quería comparar el “esperpento valleinclanesco” con la situación de Cataluña. La verdad sea dicha es que hemos superado y con mucho lo que la imaginación y el genio del autor de El ruedo ibérico. Contra todo lo que he escrito y lo que defienden la inmensa mayoría de agentes políticos, económicos y sociales, incluso los separatistas, creo que necesitamos urgentemente otras elecciones. No con la intención de remodelar el mapa político sino con la clara finalidad de provocar una catarsis que nos lleva a la muerte súbita. La lenta agonía de la estrategia interminable de Puigdemont ha conseguido desquiciar a propios y extraños.
Mucho se ha escrito de Quim Torra, ignífugo presidente de la Generalitat con permiso de Rajoy. De momento está haciendo bueno el dicho de que perro ladrador poco mordedor. Su govern de confrontación contra el Estado español, ha acabado rápidamente con el acatamiento de que ciertos personajes que había propuesto como consellers (Comín, Rull, Turull i Puig), no pueden serlo. Sus nombres ni siquiera han aparecido en el Boletín Oficial de la Generalitat de Cataluña. Y es que el Estado español sigue gozando de una “mala salud de hierro”. Sea por los mezquinos intereses que sean, ni Rajoy, ni Sánchez, ni Rivera quieren perderse el semillero de votos que implica atizar al nacionalismo catalán. Incluso Rivera se ha lanzado a una atrevida marca electoral “España Ciudadana”, con Marta Sánchez como banderín (algo avejentado) de enganche. Mira por donde, la España más cañí está saliendo de las entrañas de Cataluña.
Sea por los mezquinos intereses que sean, ni Rajoy, ni Sánchez, ni Rivera quieren perderse el semillero de votos que implica atizar al nacionalismo catalán. Incluso Rivera se ha lanzado a una atrevida marca electoral “España Ciudadana”, con Marta Sánchez como banderín (algo avejentado) de enganche.
Categorías:OPINIÓN, REVISTA DE PRENSA
Lo que está pasando en Cataluña es increíble. Bajo un 155 y los ayuntamientos catalanes ondeando la estelada en lugar de la senyera. DE PENA.
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