En seis meses, la Generalitat quiere tener todo listo para despegar de nuevo hacia Ítaca y celebrar un referéndum sobre la independencia. El principal problema para el presidente, Carles Puigdemont es encontrar una empresa que haga el recuento informático de los votos.

En el sector informático en Cataluña, se asegura que ningún proveedor de importancia quiere asumir el encargo, una vez que el Tribunal Constitucional (TC) ha advertido en repetidas ocasiones de la ilegalidad de la convocatoria. La multinacional alemana T-Systems, que colaboró con el 9-N, acabó teniendo que ir a declarar al juicio contra Artur Mas. Ahora, nadie quiere problemas. No hay ningún entusiasmo en el sector, al contrario mucho miedo.

La búsqueda de proveedores para celebrar el referéndum será ardua. Y no solo para el recuento de los votos. En buena parte, porque desde el Gobierno central se están enviando avisos más o menos velados a todas las industrias que podrían verse implicadas, desde proveedores de urnas hasta centrales de medios.

Lo más probable es que se acabe encargando del asunto algún chiringuito independentista de andar por casa, que asegure un recuento al gusto de la Generalidad.

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