No todos somos Artur Mas, ni las petardas que van detrás


 

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El estallido de la “bomba Vidal”, -el exmártir, exjuez y exsenador que en sus ratos libres confeccionaba listas negras de jueces adictos al Règim o redactaba constituciones de la futurible Catadisney-, ha puesto en evidencia el escaso rigor democrático de aquellos que lideran el proceso secesionista desde su bunker de la Generalitat. Digo bunker, porque como bien señalaba Francisco Caja, el separatismo se ha inmunizado contra todo argumento y documento que se oponga al relato mágico que nos está conduciendo a un golpe de Estado por capítulos. La misma casta que durante décadas lo ha cuestionado todo, muestran escasa cintura ante las autocagadas propias y las citaciones judiciales que en próximos meses le lloverán como chuzos. Manolete, Manolete, si no sabes torear, pa’ que te metes.

A escasos días de que Artur Mas, Ortega y Rigau se presenten ante el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya, las muestras de solidaridad con los encausados están alcanzando un tono tan empalagoso, que lejos de provocar empatía, destilan vergüenza ajena entre los que nunca fuimos capaces de creernos El Cuento de la Lechera de esta troupe de gandhis dandies y pasturets 2.0.

Para más choteo, los guionistas de La, La Mas, han rogado al pueblo recortado y a los funcionarios que acudan a las puertas del juzgado para apoyar a los Tres Mosqueteros, asumiendo de su bolsillo el coste de la solidaridad patriótica. Lo imploran aquellos que para evitar la bancarrota de la Generalitat, birlan a los funcionariosla la paga extra de Navidad y, al resto, nos crujen a impuestos revolucionarios.

Evitaré reproducir las muestras de “solidaridad proletaria” con el Jubilado de Oro y las dos tontas del bote que le acompañarán el próximo 6F. Pero para resumir: la culpa siempre es de los pérfidos españoles, que cuando no amenazan con la fuerza descomunal de un Estado poderoso, a renglón seguido, argumentan para marcharse de España, que es un Estado fallido. Como Libia.

Menuda empanada.

Sandra Ventura

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Categorías:POLÍTICA

1 respuesta

  1. Joana Ortega ya tocó el cielo.

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