La Feria de Muestras de Barcelona siempre fue uno de los emblemas del desarrollo económico de España a partir de la década de los 60 y un gran escaparate al mundo para la ciudad condal, una metrópoli moderna y pujante, en pleno desarrollo.

Además de potenciar el comercio habitual, facilitó los intercambios comerciales con los países del telón de acero, con África y Asia. En pleno franquismo la Feria barcelonesa se consolidó durante 40 años como una de las más prestigiosas de Europa y abrió el camino a importantes ferias y congresos que tienen lugar en la capital catalana en nuestros días.

En junio de 1975, con motivo de su cuadragésima tercera edición, se desarrollaron importantes salones monográficos como Hogarhotel, Salón de Automóvil, Expoquímica etc. Es una muestra más, de lo que el Régimen anterior hizo por el desarrollo y prosperidad de Cataluña.

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