A las 16.08 horas del 19 de junio de 1987, ETA colocaba un coche bomba en el aparcamiento subterráneo del centro comercial de la Meridiana, situado en el popular barrio Sant Andreu. El coche bomba estalló en el centro de la primera planta del parking, ubicada en el segundo sótano. La deflagración del Ford Sierra cargado con 200 kilos de amonal, gasolina, escamas de jabón y pegamento causó efectos similares al napalm y convirtió el aparcamiento en un horno de 3.000 grados de temperatura. La mezcla explosiva se pegaba a personas y coches quemándolos y consumió el oxigeno rápidamente. Los bomberos informaron que “Cuando llegamos ya no se oían gritos de auxilio ni lamentos. Sólo había humo y silencio”.
Quince personas fallecieron aquel día, quemadas o asfixiadas. Seis más en los días siguientes. Cuatro de los muertos eran niños. Hubo 45 heridos de diversa gravedad. Muchos, como han confesado a lo largo de estos veinticinco años, siguen sufriendo graves secuelas psicológicas. Hay otros afectados con igual o mayor dolor: los que perdieron a familiares directos –hijos, cónyuges o hermanos-, pero que al no ser víctimas directas, la ley no les reconoce como víctimas del terrorismo.
El 5 de septiembre, eran detenidos los tres miembros del comando ‘Barcelona’:Domingo Troitiño –el etarra que aparcó el coche en Hipercor-, Josefa Ernaga y José Luis Gallastegui, que había sustituido en julio al jefe del comando, Rafael Caride. Fue este quien propuso la acción terrorista creyendo que Hipercor estaba participado por capital francés. Santiago Arróspide, Santi Potros , jefe de los comandos ilegales aprobó el plan y proporcionó el Ford Sierra con el que se llevo a cabo el atentado. Potros, considerado uno de los dirigentes duros de la banda, fue detenido en Anglet, Francia, el 30 de septiembre del mismo año.
En octubre de 1989, Troitiño y Ernaga fueron juzgados por la Audiencia Nacional y condenados a 794 años de prisión cada uno. Simon Caride cayó en febrero de 1993 en Toulouse; en el año 2000 fue extraditado a España, y juzgado con Santi Potros por la Audiencia en el 2003. Potroscomo inductor y Caride como ejecutor fueron condenados a 790 años de cárcel. La sentencia introdujo una novedad jurídica: reconoció como víctima del atentado a la hija de una cajera de Hipercor que estaba embarazada el día del atentado. La niña nació sorda.

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